Capitulo 13

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Cuanto más se acercaba a la habitación de Izuku y Ochako, más pesaba su estómago y más miedo sentía. En el mejor de los casos, la rechazarían amablemente y la dejarían salir de la habitación para que se quedara por ahí haciendo pucheros; en el peor, su relación con Izuku podría volverse tan incómoda que se pelearían y Ochako querría echarla. En el fondo sabía que Izuku y Ochako no le harían eso, pero el miedo que latía en su corazón le impedía pensar con claridad.

Pronto estuvo frente a la puerta y su cerebro prácticamente le gritaba que huyera, que volviera a su habitación, que se tumbara y muriera, cualquier cosa menos llamar a la puerta. Pero Melissa se armó de valor, sabiendo que no podía irse así como así y que tenía que quitarse esto de encima. Respiró hondo, levantó la mano y llamó a la puerta dos veces.

Se le ocurrió que ya era de noche y que probablemente ambos estuvieran durmiendo cuando la puerta se abrió, dejando ver a Izuku en pantalones cortos y camiseta. Detrás de él estaba Ochako, vestida de forma similar, como si estuviera a punto de irse a la cama. Ambos parpadearon sorprendidos al ver a Melissa, que les dedicó una sonrisa congelada mientras, internamente, gritaba en el vacío que era su cerebro.

"¿Melissa?" Preguntó Izuku, pasándose una mano por el pelo mojado -obviamente acababan de salir de la ducha-. "¿Qué pasa? Es tarde". Tras una pausa, se lo repensó. "Eh... temprano".

La forma tonta en que lo dijo distrajo a Melissa de su grito interno, y la alejó del repentino impulso de quitarse los tacones y volver a su habitación. Sintiéndose más asustada que la vez que fue secuestrada por Re-Destro -y eso sí que fue terrorífico-, Melissa exhaló un poco y dijo: "Hola, Izuku. ¿Puedo pasar? Hay algo... algo de lo que necesito contarles".

Izuku y Ochako compartieron una mirada, como inseguros. Melissa sintió que empezaba a temblar por el pequeño silencio, pero antes de que pudiera disculparse y tomar camino hacia el pasillo, Ochako le sonrió. "Sí, Melissa. Pasa".

Melissa asintió, con todos sus instintos gritándole que se largara ya, y entró lentamente en la habitación, tragando saliva cuando Izuku cerró la puerta tras ella, encerrándolos a todos. Ahora que estaba aquí, sabía que estaba perdiendo rápidamente el valor, pero sacudió la cabeza, rechazando el miedo y decidida a seguir adelante. Izuku y Ochako sacaron una silla y ella se sentó en ella, mordiéndose el labio y mirándose las rodillas mientras Izuku y Ochako se sentaban en el borde de la cama.

"Así que..." Ochako se aclaró la garganta, "¿De qué querías hablar?".

"Yo ..." Melissa tragó saliva y respiró hondo. "Yo...um"

Izuku miró a su novia con preocupación, y luego extendió la mano y puso una mano en la rodilla de Melissa, haciendo que ella levantara la vista, sorprendida. "No pasa nada", le dijo amablemente, "Tómate tu tiempo. Te esperaremos".

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