“Solo lo deseo ¿Verdad?”
El día había sido agotador. ¿Por qué no había elegido una carrera más fácil? Tal vez estudiando gastronomía no estaría tan estresado como lo está por haber decidido estudiar derecho. Se lamenta mucho, pero no había demasiado por hacer al respecto, así que solo se resignó y, por el momento, se planteó a sí mismo llegar a casa, comer algo y dormir el resto de lo que quedaba de la tarde. La idea de hundirse en su cama y dejar que el cansancio lo consumiera era, en cierta forma, reconfortante.
Rin llegó al departamento que comparte con su hermano, con dolor en cada fibra de sus músculos inserto la llave en la cerradura, dio las vueltas necesarias y la puerta se abrió con un crujido familiar. El azabache entró añorando que las sábanas de su cama lo acurruquen, pero, inesperadamente, su nariz se vio domada por un exquisito aroma que llegó a ella. Era algo salteado con una sazón excelente y provocativa que, con un llamativo sonido de aceite caliente, lo llama. ¿Quién podría estar preparando tal delicia? ¿Su hermano? Lo duda. Sae nunca en su vida ha tocado una olla, por algo cuando se trata de la cocina, solo él es el responsable de todo lo relacionado.
Ansioso, se quita los zapatos y los cambia por pantuflas. Luego, entra a la casa curioso por saber qué era la exquisitez que se preparaba. El azabache caminó rápido por el pasillo, pero cuando logró ver la cocina por fin,se quedó atónito por lo que vio.
El menor de los Itoshi se quedó helado y su boca formó una “o” perfecta al ver a su hermano sentado sobre la barra central de la cocina. El pelirrojo solo tenía puesto shorts y una camisa sin mangas,pero aquello no era lo sorprendente. Lo que dejó sin palabras al menor fueron las marcas violáceas en su cuello.Al parecer, el responsable de aquello era el desconocido degenerado que estaba sazonando un filete de salmón en su estufa;Aquel sujeto de tez morena y cabello semejante a antenas era el culpable sin duda.
—¿Qué mierd4? —pensó en voz alta, su sorpresa atrajo la atención de los otros dos, quienes voltearon a verlo.
—Vaya, regresaste temprano. —Sae habló tan tranquilo como siempre, como si lo que estaba pasando fuera algo común, su tono despreocupado solo aumentó la rabia de Rin.
El menor frunció el ceño, enojado, señaló al desconocido y lo fulminó con la mirada. Cuando estaba por reclamar, notó algo más en la cocina: al lado de su hermano yacía un trapero acompañado de un balde, y además las toallas de cocina estaban a escasos centímetros de Sae. El menor de los Itoshi dibujó demasiadas escenas en su mente, cada una más escandalosa que la anterior.
—¡¿Quién put4s es él?!.—reclamó por fin, la indignación resonó en su voz. Sae suspiró fastidiado.
—Un amigo. —respondió cortante mientras soltaba un suspiro, y esa actitud hizo aparecer canas verdes en el cabello del menor, quien estaba a punto de estallar.
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Más que deseo ||Ryusae||
أدب الهواةLos polos opuestos se atraen; clara evidencia de eso son Shidou Ryusei y Sae Itoshi, dos personas que son completamente distintas pero que, de alguna forma, congeniaron de una manera única. Todo comenzó como un "posible capricho", pero terminarían s...