24.

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— ¿Terminaste?

De alguna forma, la pregunta de Wooyoung pareció ir en doble sentido. El menor no le estaba viendo, sino que tenía la vista aún fija en su pantalla, pero parecía saber lo que estaba haciendo.

San parpadeó bastantes veces antes de llevar su mirada de vuelta a sus apuntes.

— Sí.

Aunque quisiera bromear al respecto, la mirada de San era demasiado para él. Se trataba de ese tipo de mirada que podías sentir a kilómetros, o de la que te costaba mantener cuando hacían contacto visual. Tan atractiva como intimidante.

En el caso de Wooyoung, peligrosamente adictiva.

Terminó por apagar su laptop y se pasó las manos por el rostro en un suspiro. Jung había olvidado sus gafas en el dormitorio, así que sus ojos pesaban bastante y el dolor de cabeza empezaba a asomarse.

— Estoy cansado. — Murmuró. San hizo un sonido gutural para decirle que lo entendía. — ¿Qué te parece si hablamos de otra cosa?

— Solo si revisas los ejercicios más tarde.

Wooyoung soltó una risita.

— Está bien. — Accedió. — Pero tendrás que pasarme tu número si quieres saber los resultados.

El pelirosa asintió y esperó a que Wooyoung le diera su celular con la mano extendida. Comenzó a escribir.

— Así que... basketball. — El menor recibió el aparato de vuelta.

— Sí.

— Nunca había visto un partido antes, pero fue divertido. — Wooyoung hizo una pequeña pausa. — ¿Tú también te diviertes jugando?

— ¿Eh?

No era su intención original, pero la pregunta pareció tomar a San desprevenido: sus labios se sellaron ante la falta de una respuesta sencilla.

¿Por qué dudaba?

— Fue bastante obvio que era tu primera vez. — Terminó por decir. Fue un cambio brusco, pero Wooyoung decidió que no debía insistir. — Dije que te explicaría el juego, así que ¿quieres escuchar lo básico?

"¡Sí! Dios, ¡por favor!"

— Sí.

Wooyoung intentó mantener su rostro lo más sereno posible, pero era un trabajo difícil cuando internamente quería saltar de la emoción. El pelirosa asintió, y empezó a buscar algo por la mesa: tras unos segundos sin encontrarlo, se levantó.

— Espera aquí.

El menor asintió sumisamente y le vio salir de la cafetería a paso rápido. Por un momento creyó que podría estar huyendo de él de nuevo, pero había dejado todas sus cosas esparcidas por la mesa, y sabía que no había forma de que se hubiera ido sin ellas, así que acató su orden y se sumió en redes sociales por un momento.

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E. N.   -   woosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora