Capítulo 4

38 5 0
                                    

Con un taxi llegaron a un restaurante maravilloso, a decir verdad ella estaba impresionada al mirar su interior. Lleno de candelabros costosos y platos colocados perfectamente sobre la mesa redonda con un mantel elegante color crema.

-Buenas noches, ¿identificación por favor?- requirió el señor.

-Familia Smith- respondió el padre de Noelle.

-Bienvenidos, su mesa está ubicada en el segundo piso, síganme por favor- anunció él.

Impresionados, la familia siguió gustosamente al guía. Subieron por unas cuantas escaleras y pasaron por una enorme puerta de madera hasta quedar frente a una mesa que avisaba que pertenecía a la familia Smith.

El señor se retiró de manera formal y los Smith se acomodaron en sus asientos con una sonrisa plasmada en sus caras.

Un escenario se mostraba frente a ellos, en él se encontraba un gran piano, junto a una gran pianista y un micrófono colocado en el centro. Al parecer el anfitrión no se ha presentado.

Los camareros aparecieron en el Salón con grandes bandejas. Empezaron a repartir desde los más cercanos al escenario hasta los más lejanos. Tomaría un largo tiempo hasta llegar a su mesa.

Noelle se disculpó y se dirigió hacia el baño que estaba ubicado en el primer piso. Bajó las escaleras con cuidado y en ese transcurso de tiempo, distinguió a Justin Bieber. Ella intentó saludarlo, incluso gritó su nombre sin embargo él la ignoró olímpicamente. Sí, sé que piensan que tal vez no la vió porque estuvo rodeado de guardaespaldas, pero ese no fue el caso. Estuvo sólo y era obvio que se dirigía a aquella sala en donde su familia estaría comiendo pues estaba subiendo las escaleras. No había razón para que la tratara de aquella manera. Pero decidió dejar de pensar en eso y hacer lo que tenía en mente desde que salió; ir al baño a hacer sus necesidades y claro, como toda mujer, tendría que mirarse unas cuantas, es decir muchas veces su reflejo, odiando y recordando sus defectos. Que si le salió un grano, que si debería ser más alta, que si debió maquillarse de tal forma o aún mejor, que si tuvo que colocarse pestañas postizas. Ya saben lo normal. Unos quince minutos después, salió del baño y volvió dispuesta a comer.

Las escaleras pasó y en el umbral de la puerta se encontró, siguió su camino hasta llegar a su destino.

-¿Tanto duraste? La comida ya llegó- avisó la pequeña con la boca llena de pan.

Noelle sonrió en respuesta y empezó a comer lo mismo, pan con ajo es decir, la entrada. Estuvo delicioso, sin embargo no la dejó satisfecha, seguía con hambre y al parecer comer aquella entrada no logró satisfacerla.

No pudo evitar alegrarse al ver que nuevamente, aquellas personas que servían el alimento, volvieron a cruzar el umbral de la puerta con más bandejas y esta vez se notaba que la cantidad de comida aumentó.

Se le hacía eterno, aquellas personas trabajaban más lentos que una tortuga y para Noelle era una tortura esperar tanto. Se cansó de esperar y se enfrentó al primer camarero que cruzó su camino, criticó el lento servicio delante de todos los empresarios y artistas. Al darse cuenta de la auto humillación a la que se sometió, volvió a su asiento arrepentida de su repentino cambio de humor. Sentía sus mejillas enrojecer e intentó cubrirlo bajando su mirada. Sabía que todos tenían la mirada en ella. Fue muy estúpido e impulsivo actuar de tal manera. Qué estúpida se sentía.

Alzó su cabeza y se sentó derecha, enfrentándose a la mirada de todos. Al menos no perdería su dignidad. La persona a la que Noelle vociferó se encontraba distribuyendo la comida a través de la mesa. Con la mirada intentó disculparse y él respondió con un leve asentimiento. Un repiqueteo interrumpió las miradas dirigidas hacia Noelle. Buscó con la mirada la procedencia de aquel sonido.

Una típica historia romántica. Jos CanelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora