Comienzo

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Pasados unos dos años, Argentina continuó con su vida cotidiana.

Se despertó con sierto pesar se sentó en la cama y estiró su brazo para tocar al otro lado de la cama, vacío como siempre exceptuando una camisa que su esposo antes usaba, la agarró y la abrazó, sintiendo su aroma de la colonia masculina tan agradable que esta emanaba.

__Buenos días cariño...¿dormiste bien?__preguntó con una sonrisa, por supuesto no recibió respuesta__me alegro por vos...

Dio un beso a la camisa y la dejó a un lado, se sentó en la cama y se estiró, se rascó y finalmente se levantó.
Se preparó unos mates, era viernes así que se encontraba bastante más relajado que de costumbre, la casa estaba en un silencio demasiado calmo que le incomodaba un poco y hace semanas había perdido el control remoto, así que prender la tele no era opción. Así que desidió hablar.

__¿sabes, Briti? La terapeuta me dijo que debo salir más a hacer ejercicio o que se yo, no tengo muchas ganas la verdad, ¿recuerdas lo activo que era antes? Cada mañana saliamos a caminar juntos, antes de...__se quedó en silencio un momento, de repente su expresión se volvió más seria__eso...

Otro silencio, nadie le respondía nunca, eso lo incomodaba mucho pero finalmente largó un suspiro y se paró de la mesa.

__no tengo hambre.

Se levantó de la silla y acarició un par de muebles antes de cruzar por la puerta para poder hacer sus actividades acostumbradas.

Desde que Reino Unido había fallecido, la mayoria de sus pertenencias seguían intactas, eso le generaba cierta paz a Argentina, lo hacía volver a años anteriores.

A cuando era feliz.

Por que su recuperación nunca fue facil, el amor que le tenía a su esposo trasendia las barreras de la muerte y eso lo estaba afectando, las cosas habían mejorado un poco pero aun lo extrañaba un monton y luchaba cada dia con la idea de que él no estaba ahí, a principios el argentino siempre tenía reproducidos videos donde salía su amado, ya sea antes o después de empezar su relación, tenía un miedo gigantesco de olvidar su voz.

Nunca se sacaba el anillo, nunca paraba de llorar en angustia deseando tenerlo ahí durante la noche, nunca dejó de autoconvencerse que estaba en una pesadilla.

¿Al final se recupero? La respuesta es si, pero le llevó bastante tiempo.

¿Que ocurrió mientras se recuperaba? Pues la llegada de nuestro segundo protagonistas en esta historia, una amistad del pasado que fortaleció incluso aunque ambos no se veían hace años, una que por primera vez le dio esperanzas a Argentina de mejorar.

Brasil.

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