Capítulo 3

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Después de lo que paso me vine a casa de mi amiga a pensar en lo que voy a hacer.
Carlos no ha parado de llamarme estos días, y no quise responder.

Todo esto me ha desestabilizado, pero con los días voy estando mejor.
La verdad es que echo mucho de menos a Carlos.
Lo primero que quería hacer era romper con él, pero pensándolo bien, ahora estoy viéndolo de otra forma. Quizás podría aceptarlo.
Se que suena descabellado, pero me pone mucho imaginarme a Carlos con otra mujer, y a la vez me da celos.

No quiero perderle.
Quiero volver con él pero con una condición,
él deberá aceptar que yo también haga lo mismo y me acueste con otro u otros hombres.

Llamé a Carlos para vernos, quedamos en una cafetería del barrio a tomar un café.
Me dijo que me echaba mucho de menos, y le dije que yo también. Le dije que lo pase mal los primeros días pero que luego lo asimilé.
Le dije que estaba dispuesta a seguir con él, pero con una condición.
Cuándo le dije que yo quería hacer lo mismo para conseguir más dinero aceptó. Le pareció justo, no podía decir que no, a demás se moría de ganas de estar conmigo.

Así que si, seguiré por ahora siendo enfermera e iré probando esto a ver que tal.

Al día siguiente volví a casa de Carlos. Volvíamos a estar bien cómo antes, pero esta vez sin secretos.
Decidimos que íbamos a contárnoslo todo. Todo, todo.

Me metí en una app para ligar, y allí conocía un hombre atractivo con dinero, decidimos quedar en un hotel el jueves por la tarde.

Se lo conté a Carlos obviamente.
Llegué al hotel, me traje un vestido rojo sexy para la ocasión. Y entró por la puerto, un hombre con traje azul marino, muy sexy.
Nos dimos dos besos, charlamos un rato, nos tomamos un par de copas.

Y nos tumbamos a la cama a charlar, al principio me sentí rara, pero,
¡Obviamente me ponía a mil ese hombre!
Me fui relajando, nos empezamos a besar, se empezó a quitar el traje.
Yo me puse mi vestido rojo corto, me empezó a tocar abajo suavemente mientras nos besábamos.

La tenía bien tiesa, se la empecé a tocar.
Madre mia como estaba disfrutando, tenía unas ganas de comérsela increíble.
Cómo me pone esto de tirarme a otro que no fuera Carlos.

Besos de diamantes, un placer irresistible Donde viven las historias. Descúbrelo ahora