NADIA
En mi pecho yace una sensación que no sabría cómo describir. Es un torbellino de emociones contradictorias: angustia, confusión y una rabia latente que burbujea bajo la superficie, lista para estallar. Son más de las tres de la mañana y, sin embargo, el sueño no se asoma. Las horas se deslizan como sombras en la oscuridad de mi habitación, donde las luces parpadeantes de los dispositivos médicos son lo único que rompe el silencio. Cada crujido de las paredes y cada susurro del viento me recuerdan que estoy atrapada en un lugar del que no puedo escapar.
Me encuentro al sur de España, en una clínica psiquiátrica, pero no estoy aquí por problemas mentales, o bueno, sí. Estoy aquí por un trastorno que ha fragmentado mi vida: el Trastorno de Identidad Disociativo (TID). Esta condición implica la presencia de dos o más identidades o estados de personalidad diferentes, cada uno con su propio patrón de percepción y relación con el entorno. Es como si varias personas habitaran mi cuerpo, luchando por el control. Para el mundo, soy una locura; para mí, soy una prisionera.
El diagnóstico llegó a mis oídos a los ocho años, cuando mi verdadero infierno comenzó. Antes de eso, aunque no estaba en el cielo, al menos vivía “tranquila”. Mis días se llenaban de juegos y risas, los momentos sencillos que solía compartir con mi familia. Pero todo eso cambió cuando mi padre, Santiago James, decidió que era más fácil deshacerse de mí que enfrentar la realidad. Me envió lejos de mi hogar, de mis recuerdos y de las personas que alguna vez amé. Según él, yo era un peso, un estorbo, un lastre que mantenía a nuestra familia atada a la mediocridad. Desde aquel momento, mis días se convirtieron en una pesadilla interminable, y mi hogar se transformó en este puto hospital.
Aquí, soy tratada como una imbécil. Siempre estoy sujeta a un bozal, como si fuera un perro, y vestida con una camisa de fuerza que restringe mis movimientos, convirtiéndome en una sombra de lo que solía ser. No puedo comer por mí misma, no puedo ir al baño sola, no puedo hacer nada sin la constante supervisión de los enfermeros. Cada día es una lucha por la dignidad, por recordar que soy más que un simple paciente. Este lugar, que debería ser un refugio, se siente más como una prisión, un laberinto de paredes blancas y pasillos interminables que susurran secretos que nunca conoceré.
Mi mente se convierte en mi peor enemiga en este lugar. Las voces de mis distintas identidades luchan por salir a la superficie, por ser escuchadas, y a menudo me encuentro atrapada en una batalla interna. A veces, una de ellas toma el control, y yo simplemente observo, impotente, como si estuviera mirando a través de una ventana empañada. Es aterrador, porque cada una de ellas tiene sus propios recuerdos, sus propios miedos y sus propios deseos. A menudo, me pregunto si alguna vez podré reunificarme, si hay alguna esperanza de que mi vida vuelva a ser normal.
A menudo me encuentro sola, y aunque eso me gusta, la soledad también es un veneno que corroe mi alma. La ironía es que, mientras más sola me siento, más anhelo la compañía. La única luz en este oscuro túnel es Bryan, mi mejor amigo, plebeyo y confidente. Su lealtad es una rareza en este lugar; él es mi salvación, el único que ve más allá de mis etiquetas y me acepta tal como soy. Bryan no tiene miedo de mi locura; en cambio, se sienta a mi lado, comparte historias y me recuerda lo que es reír. Es un ancla en este mar de locura, una conexión con un mundo que parece tan extraño, vacío y lejano.
Forma parte del ejército donde mi padre es ministro internacional, lo que añade una capa de complicación a nuestra amistad. Mientras él lucha por proteger a otros, yo me encuentro atrapada en un laberinto de mi propia creación. Sin embargo, a pesar de la distancia que nos separa en términos de estatus, Bryan siempre ha estado a mi lado, incluso cuando todos los demás se han dado la vuelta. Su presencia me recuerda que hay esperanza, que no estoy sola en esta lucha.
Mi hermano, en cambio, es el orgullo de nuestra familia: Ryan James Santos, el reconocido coronel que todos admiran. Su historial es impecable, su vida un ejemplo de lo que se espera de nosotros. Él representa todo lo que mi padre siempre ha querido: disciplina, éxito, y una imagen pulcra que se ajusta a las expectativas sociales. Mientras yo me hundía en el estigma de mi condición, él ascendía, acumulando logros y reconocimiento. Esa comparación ha sido un peso que he llevado durante años, como una losa sobre mi pecho. La sombra de su éxito me persigue, recordándome constantemente que soy el eslabón débil de nuestra familia.
Toda mi vida me han hecho sentir que no valgo nada, que soy un parásito para la sociedad, una sombra que no debería existir. La gente me mira con desdén, como si fuera una carga que arrastran. En este lugar, la compasión es escasa y la crueldad se encuentra en cada rincón. Pero eso pronto cambiará, porque yo, Nadia James Santos, tengo un plan. No me quedaré de brazos cruzados mientras me joden la vida. La ira que he sentido durante años se transformará en acción. He decidido que es hora de actuar.
El deseo de venganza arde dentro de mí como una llama, y he decidido que no permitiré que este sufrimiento continúe. He pasado demasiado tiempo siendo una víctima, y ahora es mi turno de tomar el control. He imaginado los rostros de aquellos que me hicieron daño, de aquellos que se rieron de mi sufrimiento y me despojaron de mi dignidad. A todos ellos les devolveré el dolor que me infligieron, les enseñaré que no soy la debilidad que creen que soy.
El mundo exterior puede pensar que estoy atrapada en esta clínica, pero en realidad, estoy forjando un plan. Seré capaz de atraer a aquellos que me hicieron daño a mi mundo, un mundo donde yo dictaré las reglas. Este lugar, que se ha convertido en mi prisión, también será el escenario de mi venganza. No permitiré que discutan, que griten, que me culpen o me juzguen. Sé quiénes son y tengo claro lo que tengo que hacer.
Esta historia, mi historia, apenas comienza. He trazado un mapa en mi mente, un camino hacia la redención y la venganza. Y el primero en mi lista será él, el hombre que me despojó de mi familia y de mi identidad, el que me convirtió en esta sombra que ahora soy. Con cada paso, con cada pensamiento, me acerco más a lo que he deseado durante tanto tiempo: el poder de cambiar mi destino. No voy a dejar que esta historia termine en tragedia. Seré yo quien la escriba, y cada palabra será un acto de liberación.
El momento de la verdad se acerca, y cuando llegue, el mundo sabrá quién soy realmente. Estoy lista para dejar de ser una víctima. Estoy lista para luchar.
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Holis, bueno no sé que decir o escribir JAJAJJA, esto es solo un borrador por si ven faltas de ortografía.
creo que muchas personas odiaran a Nadia pero quiero decirles que no justifico a mi personaje pero la entiendo, poco a poco ustedes también lo harán.
Y no se olviden de comentar y votar, no sean tacaños plss. Lxs amo mil.
Att: Sofi 🤍
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PAUSADA || VENGANZA DESEADA [#1 MUJERES INFERNALES: SAGA]
RomanceNadia James es una mujer cuya valentía no se puede encasillar en simples palabras. Es vengativa, egocéntrica, narcisista, malcriada y caprichosa, sí, pero ¿quién no lo sería después de todo lo que ha soportado? Las cicatrices invisibles de su pasado...