7 - Namjoon

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KAREN

Desde el momento en que comencé a salir con Nam y Yoon, las cosas iban más que perfectas, el sexo con ambos era perfecto, nuestras citas eran las mejores, me encantaba que se quedaran en mi casa o quedarme en las suyas, de vez en cuando ellos tenían discusiones tontas, pero que se solucionaban con un chiste tonto y seguían tan bien como cuando llegaron a proponerme un noviazgo con los dos.

Había pasado poco más de un mes desde que todo eso había comenzado y ya que era martes, tocaba estar con Namjoon, habíamos acordado que pasaría la noche en su casa, así que cuando salí del trabajo me fui directamente a ese lugar, donde seguramente mi novio ya me estaba esperando.

Al llegar encontré a Nam recostado en el sillón, con la corbata aún sobre el cuello de su camisa, pero con el nudo flojo y eso sólo me indicaba que había sido un día difícil en el trabajo, así que me acerqué despacio para no despertarlo si es que estaba dormido.

- Puedes hacer ruido, no estoy dormido - levantó el brazo que había estado cubriendo sus ojos y luego se sentó.

- ¿Cómo te fue? - me iba a sentar junto a él, pero me tomó de la cintura para sentarme en una de sus piernas.

- Bien... Fue un día difícil como cualquier otro, ser abogado no es la mejor profesión que pude elegir, pero me gusta, además ya que estás aquí me siento mucho mejor - hundió su rostro en mi cuello y me dio un beso que me desconcentró un momento.

- Me alegro entonces de haber venido, prepararé la cena y luego haremos lo que quieras cariño - tomé su rostro entre mis manos para darle un beso antes de dirigirme a la cocina.

Estaba cortando algunas verduras cuando sentí sus brazos rodear mi cintura y luego sus labios en mi cuello, de milagro seguía teniendo todos los dedos porque Nam tenía la costumbre de llegar a distraerme cuando cocinaba y aunque era algo sexy, era arriesgado.

- Además de ser la mejor estilista, maquillista y novia de todo el mundo, eres una excelente cocinera mi amor, eres la mujer perfecta - no me soltó y su voz grave contra mi oído me hizo estremecer.

- Lo soy - reí al sentir cómo pasaba su nariz por mi cuello haciéndome cosquillas.

- ¿Cómo estuvo tu día?, ¿No estás cansada? - preguntó y ahora me daba un masaje en los hombros.

- Estuvo bien, aunque tuve mucho que hacer, demasiadas clientas que atender y ahora los pies me están matando, pero tenemos que cenar, así que retrocede un poco - me giré para verlo y alejarlo un poco para poder centrarme en la actividad que tenía que terminar.

- Podemos cenar más tarde, creo que en este momento hay que pensar en qué necesidades fisiológicas necesitamos saciar, la alimentación o... - ni siquiera terminó de hablar porque me besó tomándome por sorpresa.

Con cuidado dejé el cuchillo lejos de nosotros antes de tener un accidente y me dejé llevar, definitivamente alimentarnos era algo que podía esperar, pero saciar el deseo era algo que requería atención inmediata, quizá con eso los dos podríamos relajarnos lo suficiente y olvidar el cansancio que el trabajo nos generaba, porque aunque nuestros trabajos eran totalmente distintos, al final del día el cansancio era el mismo y lo mejor era olvidarlo con un poco de sexo.

- ¿Te he dicho lo mucho que me gustas? - me preguntó en cuanto se separó de mis labios y me dirigió hasta su habitación.

- Sí, tantas veces como yo te he dicho que me encantas - en cuanto estuvimos cerca de la cama se alejó unos pasos.

- Eso es perfecto entonces, porque justo en este momento quiero verte desnuda, quiero disfrutar de ver ese cuerpo que me pertenece y que tanto me encanta - mordió su labio y me sonrojé.

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