Debió Ser Amor...「Madara×Mito」

• Holidays With♡

Título: Día de San Valentín de Febrero

— Sabes qué día es hoy, ¿verdad?

Madara bostezó, sintiendo la necesidad de frotarse los ojos para quitarse el sueño. "Izuna, ¿cuánto tiempo hace que me conoces?", preguntó con calma, con los ojos todavía medio cerrados.

"...Toda mi vida", respondió Izuna inseguro.

"Entonces ya sabes que no debes hacerme preguntas tan pronto."

Los dos estaban sentados en la oficina de Madara tomando té, la misma rutina que tenían desde que se convirtieron en líderes del clan.

— Bien, no hay preguntas antes de las 7 am — tarareó Izuna mientras sobria su té.

Madara nunca entendió cómo podía tener tanta energía en su tiempo libre, tan temprano en la mañana.

"Todo lo que digo es", comenzó Izuna, dejando su taza de té, "es el día de San Valentín, espero que tengas algo planeado".

Madara se quedó mirando fijamente a la nada, sintiéndose aún privado de sueño. "¿Y entonces?", finalmente habló.
Izuna sacudió la cabeza, queriendo reír. "Está bien".

"¿Quién presta atención a estupideces como esa? Son solo una excusa para que los chicos con hormonas intenten ligar con chicas". El mayor de los Uchiha le hizo un gesto con la mano.

La puerta se abrió y entró la esposa del líder, que lucía diferente a lo habitual.

— Oh, Dios mío, Mito–chan, ¿estás usando rulos para el cabello? ¿Algo especial hoy? — Izuna le sonrió a su cuñada — ¿Cuál es la ocasión especial?

Mito sonrió y le hizo un gesto con la mano. "Oh, nada, de verdad, nada en absoluto". Se agachó, sirvió otra tetera humeante de té a los dos hermanos y salió de la habitación con una sonrisa en la cara.

Izuna miró a su hermano, sonriendo ampliamente con esa dulce e inocente sonrisa que era más malvada que el propio Madara.

"¿Qué? ¡Dijo que no era nada!", se defendió.

Izuna levantó una ceja.

Madara dejó escapar un suspiro lento y pesado. "Mierda".

¿Qué una a hacer? ¿De verdad quería hacer algo por San Valentín? Qué fiesta tan estúpida para los niños. Sacudió la cabeza, mejor no lo llamaría así delante de ella. Ella podría... no, ella se pondría furiosa con él. Tenía la costumbre de arruinar esas pequeñas cosas tontas que las esposas esperaban en un matrimonio.

No tenía ningún don, ¿dónde iba a conseguir uno? No tenía tiempo para fabricarlo. No sabía que hacer cosas de niña, lo que fuera que les gusta a las mujeres...

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— Yo... necesito tu ayuda — Madara se hundió en su asiento.

"Líder Madara–Sama, ¿Qué es lo que me pide?"

Hika era la hermana de uno de sus mejores hombres, Hikaru, y parecía incluso más masculina que él. Probablemente era la peor chica a la que acudir en busca de consejos sobre chicas. Pero Madara no lo sabía.

— Eres una chica...— comenzó Madara incómodamente.

Hika miro a su líder sin comprender. "Sí, lo soy, Madara–sama".

— Entonces, ¿sabes cosas que les gustan a las chicas, verdad? — La miró fijamente sin comprender.

— Yo... Madara–sama. — Lo miró confundida.