El comienzo de una amistad

90 9 0
                                    

La fiesta en casa de Briggitte seguía en pleno apogeo. La música resonaba por los pasillos, y la risa de los invitados llenaba el aire. Gala y Karime, ahora más cómodas entre sí, se encontraban en la barra, charlando animadamente sobre sus vidas y sueños. El ambiente cálido y acogedor las envolvía, y la chispa de la conexión que habían establecido era palpable.

Mientras se servían bebidas, Gala no podía dejar de observar a Karime. Su risa era contagiosa, y había una luz en sus ojos que la hacía sentir como si cada palabra compartida fuera un secreto. Era difícil de creer que solo se conocían desde hacía unas horas; la sensación de haber estado en la misma longitud de onda desde siempre era intensa.

—¿Te gusta el cine? —preguntó Karime, inclinándose un poco hacia adelante.

—Sí, mucho. Siempre me ha encantado. De hecho, mi hermana Beba y yo solíamos ver películas juntas cada fin de semana —respondió Gala, sintiéndose nostálgica al pensar en sus momentos con su hermana.

—¿Beba? —preguntó Karime con curiosidad—. ¿Es una buena influencia en tu vida?

—Totalmente. Ella es madre soltera de Alabama, mi sobrina. La admiro mucho; ha hecho un trabajo increíble criando a Bama sola —dijo Gala, su voz llena de calidez al mencionar a su hermana.

Karime sonrió. —Se nota que eres cercana a ellas. ¿Y cómo es Alabama?

Gala se iluminó al hablar de su sobrina. —Es una niña muy curiosa y creativa. Le encanta dibujar y siempre está haciendo algo nuevo. A veces siento que ella es la que me enseña a ver el mundo de manera diferente.

Karime asintió, intrigada. —Eso es maravilloso. Creo que los niños tienen esa magia.

Mientras conversaban, la música cambió a una melodía más suave, y varias parejas comenzaron a bailar en la sala. Gala sintió una punzada de nerviosismo. ¿Sería correcto acercarse a Karime de una manera más personal? Antes de poder procesar sus pensamientos, Karime la miró fijamente, como si pudiera leer su mente.

—¿Quieres bailar? —sugirió Karime, extendiendo su mano.

Gala, sintiendo que su corazón latía más rápido, asintió y tomó la mano de Karime. Ambas se dirigieron a la pista de baile, donde el mundo exterior se desvaneció. En ese espacio, solo existían ellas dos, moviéndose al ritmo de la música. Los ojos de Karime brillaban bajo las luces tenues, y Gala se sintió atrapada en una burbuja de felicidad.

Mientras bailaban, la cercanía provocó una corriente eléctrica entre ellas. Gala sintió cómo su mano se deslizaba por la espalda de Karime, y un escalofrío recorrió su cuerpo. Sin embargo, había una inseguridad que burbujeaba en su interior. La atracción era innegable, pero Gala no quería arriesgarse a arruinar lo que ya habían construido.

—Me alegra que vinieras esta noche —dijo Karime, inclinándose hacia Gala para que pudiera escucharla sobre la música.

—A mí también. Realmente necesitaba un escape de todo lo que ha estado pasando en mi vida —respondió Gala, sus ojos fijos en los de Karime.

—A veces es necesario. Me gusta rodearme de personas que me hacen sentir bien. —Karime sonrió y Gala sintió que su corazón se derretía.

A medida que la noche avanzaba, las dos se encontraron en conversaciones profundas sobre sus metas y aspiraciones. Karime compartió su sueño de ser una productora exitosa en el mundo del cine, mientras que Gala hablaba sobre su deseo de crecer en su carrera como diseñadora gráfica. Era inspirador ver cómo sus pasiones las unían, a pesar de sus diferentes edades y experiencias.

Sin embargo, Gala no pudo evitar comparar su situación con la de Karime. Mientras Karime tenía una carrera sólida y un círculo social vibrante, Gala se sentía atrapada en una rutina monótona. Su madre constantemente le recordaba que debía encontrar a alguien especial, lo que la presionaba aún más. En contraste, Karime parecía ser el epítome de la confianza y la independencia.

—A veces, siento que mi vida es un caos —confesó Gala, tratando de ser honesta. —Mis padres tienen muchas expectativas sobre mí. Especialmente mi madre, siempre preguntando sobre mi vida amorosa, y mi sexualidad .

Karime la miró con comprensión. —La presión familiar puede ser abrumadora. Creo que todos enfrentamos eso de alguna manera. Pero al final, lo importante es que seas fiel a ti misma y a lo que deseas.

Gala sonrió, sintiendo que Karime la entendía como nadie más. Sin embargo, una sombra de inseguridad se apoderó de ella nuevamente. —Lo sé, pero a veces me pregunto si estoy perdiendo el tiempo, si debería estar buscando a alguien especial.

Karime frunció el ceño. —No deberías sentirte así. La vida es un viaje, y no hay un camino correcto. Disfruta cada momento.

Gala asintió, agradecida por las palabras de aliento. Mientras seguían bailando, Gala decidió dejar de lado sus inseguridades por un momento y concentrarse en el presente. El brillo en los ojos de Karime la hacía sentir viva, y era esa conexión la que realmente importaba.

De repente, la música cambió a una canción más animada, y Karime la tomó de la mano, llevándola a un lado de la pista de baile. Ambas comenzaron a moverse al ritmo, riendo y disfrutando del momento. Gala sintió que las preocupaciones se desvanecían, reemplazadas por la alegría de estar en compañía de alguien tan especial.

Poco después, Karime sugirió un brindis. Ambas se acercaron a la barra, donde Briggitte les sirvió un cóctel especial que había preparado. Mientras levantaban sus vasos, Gala se sintió agradecida por haber conocido a Karime esa noche.

—Por nuevas amistades y momentos inolvidables —brindó Karime.

—Y por el comienzo de algo especial —añadió Gala, sintiendo que sus palabras llevaban un significado más profundo.

El resto de la noche transcurrió entre risas, bailes y conversaciones sinceras. A medida que la fiesta avanzaba, Gala y Karime se convirtieron en el centro de atención, llenando el espacio con su energía positiva. Las horas parecían minutos, y el tiempo se esfumaba mientras ambas disfrutaban de la compañía mutua.

A medida que la fiesta llegaba a su punto culminante, Gala se sintió más conectada a Karime que nunca. La tensión entre ellas era evidente, pero lo que más la emocionaba era la posibilidad de que su amistad pudiera evolucionar hacia algo más. En el fondo de su corazón, Gala sabía que estaba dispuesta a explorar esa posibilidad, aunque el miedo a lo desconocido persistía.

Mientras la noche se acercaba a su fin, y las luces de la fiesta comenzaron a desvanecerse, Gala sintió que su vida había dado un giro inesperado. La conexión con Karime la había transformado, y aunque el futuro era incierto, estaba emocionada por lo que estaba por venir.

Siempre fuiste tú. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora