La tarde transcurría con tranquilidad, debido a todo lo que pasaba con el embarazo había tenido que quedarse en casa durante un tiempo aunque realmente era más porque Sergio era sobre protector que por las indicaciones del médico, pero finalmente la excusa de un nuevo disfraz era la excusa perfecta para salir.
Max no lo hablaba pero había partes en el, que aún se sentían inseguros y fuera de su aspecto físico que tenía ahora, era más sobre el amor que sentía por su novio.
Le aterraba la idea que su padre pudiera regresar, toda su vida había estado a su merced, y el jamás sintió una buena espina en que solamente se haya ido aquel día.
Pero al menos por el día de hoy se encargaría de solo buscar un buen disfraz y regresar a casa para arreglarse aunque la idea de perder a Sergio lo atormentara.
—¿Max? ¿Estas bien?—Sergio trataba de llamar su atención y sujeto su rostro entre sus manos.
—..¿Qué?— No tenía idea de que estaba pasando.
—Que si estás listo amor, de repente es como si hubieras estado en otro lado, ¿Quieres que nos vayamos ahora? ¿Estas cansado?
—Si.. Si—Dijo en un tono más seguro—Es solo eso, estoy un poco cansado.
Después de haber pasado todo el día en tiendas y haber comido una deliciosa pizza, tomaba un relajante baño.
Deseaba con el alma que Sergio estuviera acompañándolo pero lamentablemente este tenía reuniones que atender.
Al salir Max se veía en el espejo, pero más allá de ver la bonita barriga que se formaba en el, veía el cómo se retrataba a sí mismo, o como su padre siempre lo hacía ver.
Muchas veces se sentía inmaduro, el podía hablar y hablar con sus amigos sobre cosas banales y actuar como adolescentes y después pensaba en que debería estar haciendo algo más productivo porque era lo que su padre le impuso.
Para el no existía la diversión, todo era trabajo y complacer a los demás, en el pasar de los años se había convertido en un experto en ello, complacer a los demás siempre era su objetivo.
Lo hacían sentir que el carácter llevaba consigo, era de una persona "difícil", su padre constantemente hacía que viera todos los defectos que tenía en el, y no podía dejar de preguntarse si realmente Sergio se había enamorado de la fachada que había construido durante tantos años o realmente amaba al Max que era.
Su mente se hacía trizas, tomó su bata y se hizo rollito en su cobija y comenzó a sollozar, al principio eran pequeños hipidos y lágrimas pero después todo comenzó a derrumbarse dentro de él.
¿Realmente era suficiente para Sergio, para el mismo era suficiente?
¿De quién se había enamorado, del Max que había construido su padre o del verdadero Max?
La respuesta no dejaba de resonar en su cabeza y le daba miedo la respuesta a ello.
El realmente lo amaba, con cada parte de él, lo amaba, lo hacía feliz la idea de formar una familia, un poco diferente a lo que siempre soñó, pero con la persona que amaba.
Sabía que podía muchas veces ser un manojo de emociones, pero Max estaría siempre dispuesto a construirle inclusive si lo necesitaba una fogata en medio de una nevada solo para mantenerlo calientito.
Daría lo que fuera de él, para que su novio jamás sintiera que no lo amaba y esto no lo hacía desde su lado complaciente, si no porque realmente estaba enamorado de él.
Pero no podía evitar pensar que algo estaba mal en el, que estaba roto, y nadie ama a una persona rota.
Y el era una de ellas, ¿Cómo podrían amarlo? Tal vez su padre tenía razón, el no era merecedor.
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Mi lindo secretario
FanfictionUna noche Max se queda hasta tarde trabajando con su jefe.