Capitulo 1

7.3K 706 35
                                    


Después de que Doctor Strange lanzara su hechizo, Peter no esperaba despertar en lo que parecía una jaula. Lo primero que notó fue lo difícil que era moverse, como si su cuerpo estuviera luchando contra él mismo. Y su visión… estaba borrosa, tan mal que le recordó los días antes de obtener sus poderes. Peter parpadeó varias veces, tratando de aclarar su vista. Algo andaba mal, muy mal.

Cuando intentó incorporarse, notó algo aún más extraño: sus manos eran diminutas. Miró hacia abajo, con el corazón acelerado, y vio que su cuerpo entero era pequeño, como el de un bebé. Estaba envuelto en un body diminuto, lo que lo hizo entrar en pánico. Trató de hablar, pero todo lo que salió de su boca fue un balbuceo incoherente.

La desesperación lo invadió, y antes de darse cuenta, estaba llorando. No era un llanto adulto, fuerte y profundo, sino el sollozo agudo de un bebé. La realización golpeó con fuerza: de alguna manera, él, Peter Parker, había sido transformado en un bebé.

Los minutos pasaron, y sus intentos de calmarse no funcionaron. Entonces, escuchó pasos suaves y un hombre mayor, vestido con un elegante uniforme de mayordomo, entró en la habitación. Con una amabilidad y destreza sorprendentes, el hombre lo levantó de la cuna y lo meció suavemente.

—Tranquilo, joven señor —dijo el hombre con voz calmada—. Todo está bien.

---

Dos semanas después, Peter finalmente había aceptado su nueva y extraña realidad. De alguna manera, ahora era un bebé, pero no solo eso. Ya no vivía con la tía May en Queens, ni siquiera estaba en Nueva York. Estaba en una enorme mansión, rodeado de lujos que nunca había conocido. Lo más impactante de todo era que tenía una nueva familia. No solo había un padre que apenas aparecía, sino tres hermanos mayores.

El mayor, Dick, era una presencia cálida y reconfortante. Siempre estaba allí para levantar a Peter, jugar con él, o simplemente hablarle con una sonrisa animada en el rostro. Era imposible sentirse mal cuando Dick estaba cerca. Constantemente lo mimaba, acunándolo y asegurándose de que siempre estuviera feliz.

—Vamos, pequeño Pete —solía decirle—, vamos a ver qué está haciendo Alfred, ¿de acuerdo?

Cada gesto de Dick estaba lleno de amor y energía, como si realmente disfrutara tener a Peter como su hermano menor.

Tim, por otro lado, era mucho más reservado. Pasaba la mayoría de su tiempo solo, trabajando en algún proyecto misterioso o leyendo en silencio. A veces, Peter lo veía mirando desde la distancia, como si quisiera acercarse pero no supiera cómo. Tim nunca parecía estar completamente cómodo, pero cuando se sentaba junto a Peter, se las arreglaba para darle pequeños momentos de atención, aunque tímidamente.

—Eres muy curioso —le decía en voz baja, mientras Peter lo observaba arreglar dispositivos.

Sin embargo, rara vez se quedaba mucho tiempo.

Damian, el más joven de los tres hermanos, era diferente. Aunque apenas era unos años mayor que Peter en términos de edad mental, su actitud era mucho más agresiva. Siempre estaba impaciente, con una mirada dura, como si considerara a Peter una molestia más que un hermano.

—No tiene sentido que esté aquí —le había dicho una vez a Dick en tono de queja—. No necesitamos un bebé más en la familia. Es inútil.

Damian evitaba a Peter la mayor parte del tiempo, y cuando estaba cerca, lo hacía con evidente desdén. Cada vez que Peter intentaba gatear hacia él, Damian rodaba los ojos o simplemente se iba de la habitación, como si no pudiera molestarse en interactuar.

Lo más extraño de todo, sin embargo, era Bruce Wayne, su supuesto nuevo "padre". A pesar de ser el dueño de la mansión y cabeza de la familia, apenas lo había visto desde que llegó. Bruce se mantenía distante, observando a Peter desde lejos pero sin involucrarse nunca. Siempre había una sensación de frialdad en su actitud, como si quisiera ignorar el hecho de que Peter estaba allí.

Una tarde, mientras Dick cuidaba de Peter y jugaban en la sala, Peter decidió que era hora de descubrir más sobre su situación. Aprovechando la oportunidad, intentó captar más de la conversación casual que Dick sostenía con Alfred.

—Es curioso, ¿no? —comentó Dick, lanzando una pelota suave hacia Peter, que la atrapó torpemente—. Que Bruce no quiera involucrarse mucho con el pequeño.

Alfred, que siempre mantenía una postura neutral, hizo una pausa antes de responder.

—El señor Wayne tiene sus razones. No es fácil para él, dadas las circunstancias.

Peter observaba a Dick con curiosidad, esperando más respuestas.

—Sí, lo sé —suspiró Dick—. Pero no es culpa de Peter. Es solo un bebé. ¿Cómo iba a saber que su madre lo dejaría aquí y desaparecería?

Peter dejó caer la pelota. Su madre lo había dejado… ¿dónde? ¿Aquí? Los recuerdos de su vida anterior eran confusos, pero no recordaba que su madre estuviera presente cuando todo esto sucedió. ¿Qué había pasado realmente?

—Bruce no confía en eso —continuó Dick con tono serio—. Es como si simplemente apareciera en la puerta, lo dejara y se fuera sin más explicaciones. No sabemos quién es realmente ni por qué lo trajo aquí. Y Bruce, bueno… no quiere involucrarse hasta que lo entienda.

—Pero eso no justifica alejarse completamente del niño —dijo Alfred con un suspiro—. Es solo un bebé.

Peter dejó de jugar por completo. Cada vez que escuchaba más, sentía una mezcla de tristeza y confusión. No solo había sido abandonado en una nueva familia, sino que ni siquiera sabía el motivo. Y Bruce, quien debía ser su nuevo padre, lo estaba rechazando por razones que él no entendía. Todo era un rompecabezas demasiado complicado para su mente de bebé.

Dick, siempre el hermano cariñoso, lo levantó en brazos y le sonrió.

—No te preocupes, pequeño Pete. No importa lo que Bruce piense, siempre te cuidaré.

Aunque Peter no podía expresar su gratitud en palabras, se sintió un poco más tranquilo al escuchar la calidez en la voz de Dick. Pero mientras descansaba en los brazos de su hermano mayor, no podía dejar de preguntarse qué había pasado con su madre y por qué lo había dejado en este lugar extraño.

Una arañita con murciélagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora