Capitulo 13

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Peter Wayne tenía solo seis años, pero su vida ya parecía más complicada que la de cualquier adulto. Las semanas que habían pasado desde su rescate tras el secuestro no habían hecho nada por aliviar su constante sensación de estar atrapado entre mundos. Bruce, su padre, había hecho todo lo posible por mantenerlo a salvo, pero incluso él no podía protegerlo de los susurros en los pasillos de la escuela, ni de las miradas llenas de curiosidad morbosa.

La historia era conocida por todos: Peter había sido secuestrado por una banda de criminales que buscaban vengarse de su padre. Pero lo que nadie sabía, lo que Bruce evitaba mencionar incluso en privado, era que durante el secuestro, la madre de Peter, May, había muerto. No en un intento por protegerlo, sino porque la mato. Para su suerte esto no era de conocimiento público. Y aunque Bruce había logrado rescatar a Peter, no había llegado a tiempo para evitar esto.

Peter caminaba por los pasillos con la cabeza gacha, sus pequeños pasos apenas audibles sobre el suelo de baldosas. Cada vez que alguien lo miraba, sentía que una corriente de electricidad le recorría la espalda.

-¿Qué se siente que tu mamá halla muerto?-

La pregunta llegó como un disparo, directa y sin filtros. Era un niño pelirrojo, probablemente de seis o ocho años, que lo miraba con una mezcla de inocencia y curiosidad cruel. Peter sintió cómo su pecho se apretaba, su respiración se volvía errática.

La pregunta lo llevó de vuelta al sótano donde había estado encerrado durante días. Las paredes de concreto estaban cubiertas de humedad, y el olor a moho lo envolvía. Su madre estaba ahí con el, gritándole cada vez que lloraba o golpeándolo.

Luego todo fue oscuro, solo eran gritos, o golpes de su mamá o su esposo, hasta que finalmente explotó y había tanta sangre, tanto peso en sus manos.

Peter retrocedió un paso, su visión comenzó a nublarse. La pregunta del niño se repetía en su cabeza como un eco. Miro sus manos, de repente no estaba en la biblioteca, no , de repente estaba enfrente del cuerpo de su madre, de repente tenía esa sangre en sus manos. Sentía que el aire le faltaba. Quería correr, pero sus piernas no respondían.

Fue entonces cuando salió corriendo en el baño, haciéndose bolita, entonces apareció un niño que estaba lavando sus manos, era rubio de ojos celeste.

-¿Qué haces en mi baño secreto? -preguntó el niño rubio, inclinando la cabeza como si Peter fuera una aparición sobrenatural, como si el baño en realidad sea un super secreto aunque en realidad era un baño normal.

Peter no respondió. Se abrazó las piernas con más fuerza, cerrando los ojos, esperando que todo desapareciera.

-Ah, entiendo, crisis existencial. Bueno, yo también las tengo. Pero suelo resolverlas con comida chatarra. -El niño se sentó en el suelo frente a Peter, cruzando las piernas como si estuviera a punto de contar un cuento. -Soy Wade, por cierto. Wade Wilson. Y antes de que preguntes, sí, ese es mi verdadero nombre. Ya sé, suena a un villano de película de bajo presupuesto, pero créeme, soy el protagonista.

Peter abrió los ojos lentamente, confundido por las palabras de Wade.

-No estoy seguro de que... entiendas lo que está pasando -murmuró.

-¿Qué no entiendo? -Wade levantó una ceja dramáticamente. -Oh, claro, ¡tú eres el hijo del millonario triste! Lo siento, Peter Wayne, el niño medio huerfano en proceso. ¡Dios mío, qué cliché tan brutal! Aunque, por suerte, tienes a Wade Wilson, tu increíble nuevo mejor amigo, para balancear el guion.

Peter parpadeó, desconcertado.
-¿Qué?

-No importa. -Wade agitó la mano como si estuviera espantando una mosca. -El punto es que estabas teniendo un momento de "no puedo con mi vida" y yo estoy aquí para salvar el día. ¿O acaso no ves que este capítulo necesita algo de comedia? Todo está demasiado oscuro. La gente que lee esto probablemente está pensando: "¿Por qué estoy llorando otra vez?"

Peter lo miró en completo silencio. Algo en la forma en que Wade hablaba era diferente, como si estuviera conversando con alguien invisible que solo él podía ver. Pero a pesar de su confusión, había algo reconfortante en su tono despreocupado.

-¿Por qué hablas... así? -preguntó finalmente.

-¿Así cómo? ¿Como un genio que sabe exactamente lo que está pasando? Oh, espera. -Wade se inclinó hacia adelante, cubriéndose la boca con las manos como si fuera un secreto. -No deberías hacer muchas preguntas, o podrías volverte igual de raro que yo.

Peter no pudo evitar que una pequeña sonrisa asomara en su rostro. Wade se percató de esto y sonrió ampliamente.

-¡Eso es! ¡Una sonrisa! Mi trabajo aquí está casi hecho. Ahora, levántate, pequeño emo millonario, y vayamos a hacer algo increíble.

Peter frunció el ceño.
-¿Como qué?

-Como ir a la cafetería, sentarnos juntos y contarle a todos que tú y yo somos ahora los chicos más geniales de la escuela. Bueno, yo soy genial. Tú todavía estás en entrenamiento. -Wade se puso de pie y extendió la mano hacia Peter.

Por un momento, Peter dudó. Pero algo en la confianza desbordante de Wade le hizo tomar su mano.

Mientras salían del baño, Wade comenzó a hablar sin parar sobre las cosas más absurdas, desde teorías sobre extraterrestres hasta ideas para una secuela de "lo que sea que esto sea".

-Y claro, para el próximo capítulo, deberíamos tener una pelea épica. Tú contra un grupo de matones, y yo apareciendo de la nada para salvarte con mi increíble destreza. Oh, y tal vez una explosión. Sí, definitivamente una explosión.

Peter lo miró de reojo.
-¿Qué es un capítulo?

Wade se detuvo en seco, llevándose una mano a la frente.
-Olvídalo, niño Wayne. No estás listo para la verdad.

Un momento de calma

A pesar de lo extraño que era Wade, Peter no podía negar que su presencia lo hacía sentir un poco menos solo. Por primera vez desde que regresó a la escuela, no sentía que todos los ojos estuvieran sobre él.

Sin embargo, en el fondo, los recuerdos seguían acechándolo. La sangre en sus manos, los gritos, la mirada de su madre antes de que todo se desmoronara. Se preguntó si alguna vez sería capaz de escapar de eso.

-¿Estás pensando en cosas tristes otra vez? -preguntó Wade, interrumpiendo sus pensamientos.

Peter asintió en silencio.

Wade se inclinó hacia él, sonriendo con malicia.
-No te preocupes, amigo. Aquí estoy yo para distraerte. ¡Y recuerda! Cada héroe necesita un amigo raro que hable con el aire y rompa la cuarta pared. ¡Ese soy yo! Cada Peter tiene un Wade

Peter no entendió a qué se refería, pero por primera vez en mucho tiempo, no importaba. Wade Wilson, con toda su rareza, era exactamente lo que necesitaba, una distracción de todo esto.

Una arañita con murciélagosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora