No sé cuanto tiempo me quedé en el bar, observándolo, pero creo que me quedé dormido. Husk...quería tatuarme ese maldito nombre en el cerebro, era precioso, casi tanto como el propio hombre. Quería siempre recordar ese nombre, y poder llamarlo así en cualquier momento. No quería ser muy obvio, pero eso habría sido amor a primera vista, solamente le había visto durante unas pocas horas y ya estaba completamente a sus pies. No sé que me trajo de él en cualquier momento, pero ahora sentía que mi mirada no se despegaba de él.Desperté en la barra del bar y miré a mi alrededor, todavía era de noche, pero se podía ver al sol acerárse al cielo, todo estaba vacío, solamente encontré a Husk, limpiando una botella mientras me sonreía.
-Por fin despiertas, crack-dice él, con una risa".
Al principio no reaccione, ni siquiera le estaba escuchando, me perdía en esa risa. tan grave y a la vez profunda que tenía. No fue hasta unos segundos después que me di cuenta de lo sonrojado que estaba y de cómo Husk me miraba desde el otro lado de la barra, divertido.
-Oh! ehm...-aparté la mirada, avergonzado, me reí nerviosamente-jeje, sí, parece que me quedé dormido.
Husk sonrió.
-Sí, son las 5 de la mañana, ¿no tienes ningún lado a dónde ir?
Mierda
MIERDA
Se me había olvidado que tenía que pasar la noche con otro tío y darle el dinero a mi padre! Estaba muerto.
Husk notó como empecé a ponerme muy nervioso.
-Oye, tranquilo, eh, ¿quieres que te lleve a algún sitio?-preguntó.
Me quedé helado. ¿De verdad se estaba ofreciendo a llevarme? Parece que sí, ya que 2 minutos después me encontraba en el asiento del copiloto de su coche. Él me miró, expectante.
-¿A dónde vamos?
"A mi habitación, monada"
-Eh, eh, al casino del centro, por favor, voy a llegar tarde.
Él asintió y puso el coche en marcha. En medio del camino, yo le miraba muy de vez en cuando, él se centraba más en la carretera, pero de vez en cuando me miraba curioso.
-¿Puedo preguntar qué haces tú en un casino? ¿Trabajas ahí?-preguntó, poniéndose unas gafas de sol que parecía de la FBI para tapar el sol, lo cual me hizo observarlo más aún si era posible. Aunque ya lo hacía lo suficiente, siendo sinceros.
"No, trabajo pasando la noche con tipos y llevándole dinero a mi padre para que deje a mi hermana menor en paz"
Negué con la cabeza- que va, solo voy allí por que he quedado con un compañero de negocios-dije, claramente mintiendo.Estuvimos el resto del camino en silencio, yo mirándole y él con sus gafas de la FBI concentrado en la carretera, me impresionaba su capacidad para todo tipo de cosas. Barman, prepara las mejores bebidas alcohólicas que he probado , gracioso y coqueto. Era perfecto.
¿Espera, qué?
¡Despierta, Anthony! no puedes enamorarte de un desconocido.
Cuando llegamos a mi destino, Husk aparcó con cuidado en la puerta y se giró hacia mí.
-Bien, es aquí, ¿no?
Yo asentí, saliendo del coche.
-Bueno, ehm....esto, gracias por...venir, y traérme, Husk-dije yo, con un hilo en la voz.
Husk asintió y se despidió de mí, yo me di da vuelta y suspiré para quedarme en la puerta del casino dándole explicaciones a mi cliente, me inventé una movida y él me retuvo allí, obligándome a pasar el tiempo perdido con él.
Pero yo solo pensaba en una persona concreta
Husk Pov:
Noté como el chico salía de mi coche.Algo nervioso, y Escondiendo las manos.Contra su espalda. Yo sabía que algo no estaba bien con ese chico y que él realmente no quería allí.Con un suspiro, me planteé la idea de seguirle, pero rápidamente me la quité de la cabeza, tenía cosas más importantes que hacer que ocuparme de un chico.
Arranqué el coche y le miré una última vez antes de salir del aparcamiento.
Anthony Pov:
Salí del casino agotado, de nuevo, sujeté el fajo de billetes en mis manos y gruñí para mí mismo. ¿Qué estaba haciéndo? ¿Por qué hacía caso al que algún día llamaba "papá"?. Deseché esos pensamientos. Hacía esto para proteger a mi hermana.
Me dirigí sin pensarlo dos veces hacia el bar de Husk, esperándo verle de nuevo y que él me alegrara aunque fuera un poco. Caminé no sé cuánto tiempo hasta que entré al bar.
Me sorprendió que no había literalente nadie, aparte de que el estado del bar era despreciable. Había sillas tiradas por los rincones, alguna que otra mesa volcada, ventanas rotas, algo rojo en el suelo que por el amor de dios esperaba que fuese ketchup...
Miré desconcertado todo el bar, ¿qué cñ había pasado?
Fue cuando sentí una pistola acariciar mi cabeza y oí una voz conocida cuando sentí ganas de tirarme y romper la última ventana que aún estaba bien.
-¿Me has hechado de menos...hermanito?