-¡¡¡¡¡¡¡ANTHONY!!!!!!-fue lo último que escuché con vida. Unos brazos grandes y fuertes cubrieron mi cuerpo, protegiéndolo, sentía lágrimas caer en mi hombro y como mi cuerpo se agitaba levemente.
Le había fallado, a él, a la única persona que de verdad me importaba. Lo había dejado solo. Ahora, solamente nos separaría la muerte. Dentro de mí estaba llorando, quería reaccionar, quería despertar de esa pesadilla. Quería levantarme y estar en la cama tumbado junto a él, pero no era un sueño, no era mentira, era todo real.
Me sentía cansado, quería dormir. Con mi última fuerza y aliento apreté su mano con la fuerza que pude.
-Te amo...-salió inconscientemente de mis labios antes de que sintiera un frío abrumador por todo el cuerpo. Ya no sentía esas manos del hombre que me enamoró. No sentía el calor de su cuerpo, solamente frío. Mi cuerpo dejó de moverse, mi mano cayó por el pecho de quien me sujetaba hasta descansar en mi propio regazo. No escuchaba mi respiración, no escuchaba mi pulso, no sentía nada. Nada.
Fue entonces cuando escuché muchos gritos a lo lejos. Pensé que había sido todo una pesadilla, que nada de lo que había pasado era real. Me incorporé con cautela y miré a mi alrededor. Mi vista todavía estaba borrosa, pero conseguí enfocarla en el cielo.
Era rojo.
Entré en pánico, empecé a tocarme todo el cuerpo en busca de él, pero nada, estaba solo.
A lo lejos pude distinguir lo que parecía un sol completamente blanco, con rayos dorados a su alrededor.
Había calles, tiendas, casas, sangre, mucha sangre. Fui corriendo al escaparate de una tienda y me miré a mí mismo.
Mi pelo, usualmente rubio, ahora conectaba con mi cabeza, era blanco, pálido, tenía algunas manchas rosas. Mis ojos, de diferente color, uno amarillo y otro negro, el iris rojo. Abrí la boca para gritar, cuando observé el peculiar diente de oro que tenía. Bajo los ojos, tenía pequeñas manchas rosas pálido alineadas en contorno. Y estaba maquillado como de costumbre.
Tenía un cuerpo muy alto y delgado, con un interesante traje blanco y rosa, tenía 6 brazos.
"Pero que-?"
Caí de rodillas, con lágrimas en los ojos, ese no era yo. Quería irme de allí, quería volver con mi amor...pero no cabía duda.
Me encontraba en el infierno.
1 año antes...
Me encontraba saliendo de una discoteca como de costumbre. Sostuve entre mis finas manos el dinero que me había dado ese tío por pasar la noche con él.
Suspiré. Ya estaba bastante acostumbrado a tener ese tipo de trabajos cada día de mi vida sobre todo gracias a mi padre pero yo nunca había querido ser así. Siempre me imaginé de pequeño con un futuro brillante en el que no tenía que preocuparme por nada y poder ser yo mismo osea, ser actor, pero desde que murió mi madre no he tenido la oportunidad de intentar convencer a mi padre para poder hacer un casting para cualquier obra.
Padre también era actriz y era una de las mejores que he visto jamás. Siempre me contaba como actuaba ella y me enseñó a hacerlo yo mismo. Mi madre era una de las mejores personas que jamás había tenido, aparte de mi hermana pequeña, Molly.
Mi familia nunca fue una de las mejores que ha habido, mi padre siempre estaba ocupado con temas de su trabajo, osea, la mafia, mi madre casi siempre tenía que estar de viaje para grabar en diferentes países del mundo, pero cuando estaba con nosotros siempre era muy buena y cariñosa. Mi hermano mayor, Tom, siempre fue un idiota, lo único que intentaba hacer era impresionar a papá, para que cuando él se muriera le diera la herencia y él pudiera estar a cargo de todo. Se metía conmigo y me decía que yo nunca iba a ser nadie, ni para papá, ni para mamá, ni para el mundo.