Capítulo 16: Saber y no saber.

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Disfruten:)

***

El castillo en el que viven es tan grande como ningún otro, con torres altas, extensiones de jardines, dos patios para que los caballos hagan ejercicios, e incluso un patio trasero para las prácticas de los caballeros... O la misma princesa, todo varía. Hay cientos de habitaciones, salones de bailes, y dos cocinas lo suficientemente grandes para que al menos cien cocineros esten allí cómodamente.

No es de sorprender que existan tantos sirvientes moviéndose de aquí para allá, manteniendo la limpieza y la pulcritud, pues al ser tan extenso el lugar, y pocos habitantes en las habitaciones, es comun que el polvo se acumule.

Por lo general, el rey no suele recibir visitas con más de cinco personas, pero cuando eso ocurre, a los sirvientes se le da las órdenes de que deben mantener cada habitación del castillo limpia, incluso las que no se usan. Ya que el rey da completa libertad a los invitados para que exploren.

El castillo incluso sin visitas, está en constante movimiento, los sirvientes están de aquí para allá, los caballeros montan guardia, los maestros de la princesa le dan sus clases y la princesa... Ella es quien más libertad tiene.

Por ahora, aquellas torres son llenas por una melodía agradable que resuena alrededor, se pensaría que existen altavoces que conectan con cada esquina, pero considerando la epoca en la que estan, quizá aquellos artefactos ni siquiera están por crearse.

La pelinegra pasa sus dedos por las cuerdas de aquel instrumento que en su momento solo investigo y leyó, pero ahora, es como si su cuerpo y cerebro recordarán como es tocarlo, y como es escucharlo; como si tocara su guitarra, Freen se permite cerrar sus ojos y disfrutar de la melodía, se deja llevar por las notas que tocan sus dedos y se deja envolver por lo que suena en sus oidos.

Recuerda la paz que le genera la música.

Perdida en su propio mundo, ni siquiera escucha cuando alguien entra al enorme salón, dando pasos tan lentos que ni siquiera el tacón de la bota suena, la sonrisa en su rostro es enorme, y la nostalgia aparece en su pecho; observa a la princesa tocar aquel instrumento como toda una experta, y piensa por un instante en que ha pasado un largo tiempo desde la última vez que la escucho crear música.

Y cuando todo se detiene, Freen abre sus ojos, encuentrandose con los de su madre.

- Siempre es encantador escucharte. -La voz de Elodie es tranquila, mientras se acerca a su hija, quien está sentada en el suelo de aquel salón.- Pero... Algo me dice que estás mucho más inquieta. -Menciona, sentándose en una banca de madera.- ¿Intentas distraer tu mente?

- ¿Cómo lo sabes? -Elodie sonríe, cruzando sus piernas, manteniendo sus ojos en aquella joven.-

- Porque conozco a mis hijos. Y tú, querida, eres mi hija. -Freen baja su cabeza, sonriendo y sintiendo sus mejillas calientes.- ¿Que pasa por esa cabeza tuya?

- Muchas cosas. -Deja el laúd* a un lado.- Mi cabeza es un lío. -Se ríe sin ánimos, sintiendo la mirada de su madre.-

- Soy buena resolviendo problemas. -Susurra Elodie, sonriendo a su hija.-

- Siento que la canción no nacerá tan pronto. -Freen tamborilea sus dedos en sus piernas, soltando un largo suspiro.- Becky... Me confunde en todos los sentidos. No sé que es lo que quiere. Y yo... Estoy disfrutando tanto el estar aquí que... No lo sé.

- De acuerdo. Empecemos primero por un tema. -Elodie se coloca de pie, acercándose hasta donde está su hija para sentarse en el suelo, nadie pensaría que una reina tan elegante como ella estaría en aquella posición.- ¿Que te confunde de la princesa?

Love Song. (FreenBecky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora