Capítulo I

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El Regreso a Eldermoor

La carretera serpenteaba a través de densos bosques y colinas cubiertas de niebla, cada curva revelando fragmentos de mi infancia en Eldermoor. Sentada en el autobús, observaba cómo el paisaje familiar se desdibujaba en mi mente, envuelto en una nostalgia dulce y amarga. Había pasado demasiado tiempo desde que dejé este pueblo, y mientras más me acercaba, más me preguntaba si había tomado la decisión correcta al regresar.

El murmullo de las conversaciones a mi alrededor se desvaneció cuando el conductor anunció que habíamos llegado. Con un nudo en el estómago, me levanté y recogí mi maleta, sintiendo cómo la ansiedad se intensificaba con cada paso hacia la salida. El aire fresco y húmedo me golpeó con un abrazo familiar. La niebla se cernía sobre el pueblo, envolviendo las luces titilantes de las casas en un halo de misterio. Con mi maleta en la mano y una mochila cargada de recuerdos, me dirigí a mi antigua casa.

Al llegar a la puerta, la nostalgia se intensificó. La vieja estructura de piedra, aunque un poco desgastada, seguía siendo un refugio para mis recuerdos. Antes de que pudiera tocar el timbre, la puerta se abrió y Kelsie, mi mejor amiga, me recibió con los brazos abiertos.

—¡Leyla! —exclamó, su sonrisa iluminando el vestíbulo—. No puedo creer que estés de vuelta. Eldermoor no ha sido lo mismo sin ti.

—Yo tampoco puedo creerlo. —La abracé con fuerza, sintiendo su calidez reconfortante—. Es bueno estar en casa.

Kelsie me guió a la cocina, donde el aroma del café recién hecho inundaba el aire. Me senté en la mesa, mirando cómo su rostro se iluminaba mientras hablaba.

—Cuéntame todo. ¿Cómo te ha ido en la universidad? —preguntó, sirviéndome una taza de café.

—Ha sido intenso. Entre clases y trabajos, apenas he tenido tiempo para mí. Pero he aprendido mucho. —Bebí un sorbo, sintiendo cómo la calidez del café se esparcía por mi interior—. Y tú, ¿qué hay de nuevo?

Kelsie hizo una pausa, su sonrisa desvaneciéndose un poco.

—Han pasado muchas cosas desde que te fuiste. Desapariciones, rumores extraños... —dijo, su voz baja—. Eldermoor está más inquietante que nunca.

Mis cejas se levantaron en sorpresa.

—¿Desapariciones? ¿De quiénes?

—No lo sé con certeza. Algunas personas simplemente han desaparecido. Al principio, pensábamos que era solo un cuento, algo para asustar a los niños, pero... —hizo una pausa, mirando hacia la ventana como si esperara ver algo—. La gente habla, y el ambiente es raro.

Sentí un escalofrío recorrerme. Eldermoor siempre había tenido su lado oscuro, pero esto era diferente. Era como si una sombra hubiera caído sobre el pueblo.

—¿Y tú? ¿No tienes miedo? —pregunté, buscando su mirada.

—Un poco, pero estoy más preocupada por ti. Te he extrañado mucho, Leyla. —Kelsie sonrió, pero su mirada mostraba una profunda inquietud.

Mientras hablábamos, una sensación de inquietud se asentaba en mi pecho. Sabía que no podía quedarme de brazos cruzados, y la curiosidad sobre lo que estaba sucediendo me quemaba por dentro.

La noche se instaló rápidamente, y después de un par de horas de ponernos al día, decidí que necesitaba un poco de aire.

—Voy a dar un paseo —anuncié.

—Ten cuidado, ¿vale? Recuerda lo que te dije sobre las desapariciones. —Kelsie me miró con preocupación, pero sabía que tenía que salir.

Al salir, la luna llena brillaba intensamente en el cielo, proyectando sombras largas y espectrales sobre las calles adoquinadas. Caminé sin rumbo, dejando que la familiaridad del lugar me guiara. Las casas, las luces parpadeantes, incluso el silencio profundo de la noche, todo me resultaba tan conocido y extraño al mismo tiempo.

DESTINOS ENTRELAZADOS "El lado oscuro del amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora