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La noche finalmente cayó sobre la aldea, envolviendo todo en un manto de sombras que solo parecía intensificar el silencio que los rodeaba. El festival que se preparaba en el centro del pueblo había logrado distraer a todos, lo que dio a Kallamar, Hecket y Leshy la oportunidad perfecta para llevar a cabo su plan sin llamar la atención. Estaban en la periferia, lejos del bullicio, preparando sus mochilas, linternas y demás equipo con el sigilo de quienes saben que están a punto de cruzar un umbral del que quizá no haya regreso.

El aire nocturno estaba cargado de incertidumbre, y aunque la oscuridad era casi total, sus linternas cortaban el negro como cuchillas, proyectando sombras inquietantes a su alrededor. Kallamar iba al frente, guiándolos con pasos rápidos pero inseguros, pues aunque decía recordar el camino, la opresiva negrura del bosque no hacía más que borrar las pocas huellas de claridad en su memoria. Leshy, quien caminaba unos pasos detrás, lanzó una última mirada hacia la aldea, observando cómo la luz se desvanecía poco a poco entre los árboles hasta quedar completamente absorbida por lo desconocido.

"¿Coronas, dijiste?" preguntó Leshy, rompiendo el silencio con su voz que resonó en la vasta penumbra, como si el bosque mismo hubiera estado esperando a que alguien hablara.

"Sí," respondió Kallamar, sin girarse, su linterna iluminando fragmentos del camino frente a él. "Tengo el presentimiento de que son importantes... ¿y si son alguna especie de relicario?"

"¿Relicario?" repitió Leshy, frunciendo el ceño.

"Cualquier cosa que conserve poder o energía, perteneciente a algún dios," respondió Hecket, quien caminaba más atrás, su mirada perdida entre las sombras que parecían moverse a su alrededor. Llevaba consigo varias cámaras, pero aún no había decidido usarlas. Algo en el aire la hacía dudar de capturar lo que estaba por venir.

"No son solo cualquier reliquia," añadió Kallamar con un tono más sombrío. "Cuando la usé, mis ojos, mi nariz... ¡Joder! Mi boca entera estaba sangrando. No sé qué demonios son esas coronas, pero no son algo común."

Leshy soltó una risa sarcástica. "No creo que eso vuelva a pasar, Kallamar." Sin embargo, cuando su hermano calamar le dirigió una mirada de advertencia, las palabras murieron en su garganta.

Siguieron caminando en silencio, mientras la oscuridad del bosque se cernía sobre ellos, cada vez más densa y palpable. Las ramas crujían bajo sus pies, pero el sonido parecía ahogado por una presencia desconocida. Era como si el propio bosque los vigilara. Hecket, más sensible a los cambios en el ambiente, comenzó a sentir cómo el aire se volvía más espeso, cargado de algo que no sabía identificar, pero que la hacía sentirse inquieta. Algo en las sombras parecía pulsar, moverse, como si estuvieran siendo observados por ojos invisibles.

"¡Es por aquí!" exclamó Kallamar con un destello de euforia, sus pasos acelerándose de repente, mientras corría hacia lo profundo del bosque.

Leshy y Hecket intercambiaron miradas, llenas de incertidumbre. Sabían que lo que estaban haciendo era una locura, adentrarse en lo desconocido sin más que un presentimiento. Pero también sabían que quedarse sin respuestas era peor. Finalmente, con resignación, corrieron tras Kallamar, sus linternas danzando frenéticamente en la oscuridad mientras avanzaban.

Al llegar, Kallamar se había detenido frente a una pendiente abrupta, señalando hacia abajo. "Es ahí..." murmuró, su voz teñida de temor.

Si lo que los rodeaba ya parecía oscuro y opresivo, el lugar que Kallamar señalaba era aún peor. Era como la boca del lobo, una grieta en la tierra donde las sombras parecían arremolinarse, vivas, atrayendo todo lo que se acercaba hacia su abismo. Hecket, lejos de asustarse, sintió una ola de emoción recorrer su cuerpo, mientras Leshy, con el ceño fruncido, observaba el lugar con recelo.

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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Esperando Por Ti || Lamb X Narinder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora