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La noche caía lentamente sobre el pueblo, y la oscuridad se asentaba con la serenidad de una manta negra que cubre todo a su paso. Narinder, con el corazón latiendo a un ritmo frenético, caminaba de regreso a su habitación. Sabía que había desobedecido a Shamura, quien le había prohibido salir del cuarto bajo cualquier circunstancia. Pero la insistente punzada de hambre en su estómago había sido más fuerte que su miedo, ganando la batalla interna que se había librado dentro de él. A medida que avanzaba por las calles desiertas, el silencio se hacía más pesado, envolviendo el ambiente como una neblina impenetrable. Las linternas y las luces que salían de las ventanas de las casas iluminaban tenuemente el pueblo, proyectando sombras alargadas y fantasmales que se movían con el viento. A pesar de la calma que se respiraba en el ambiente, Narinder no podía sacudirse una sensación de inquietud que lo atormentaba desde lo más profundo de su ser. Cada paso que daba lo acercaba más a la puerta de su cuarto, y con cada paso, el miedo se intensificaba.

Finalmente, se encontró frente a la puerta de la habitación. Sus manos temblaban de miedo, y un sudor frío le recorrió la frente. Sabía que detrás de esa puerta podía esperarle algo mucho peor que el hambre que lo había impulsado a salir: una paliza de Shamura. Respiró hondo, tratando de calmarse, y extendió la mano hacia la manija. Con sumo cuidado, intentando no hacer el más mínimo ruido, giró la manija y abrió la puerta, temeroso de lo que podría encontrar al otro lado.

"Buenas noches, Narinder." La voz que lo recibió no fue la de Shamura, sino la de Leshy, su hermano mayor. Leshy estaba recostado en su cama, con el rostro iluminado por la luz azulada de su teléfono. A un lado, en una esquina de la habitación, estaba Kallamar, sentado en silencio, con sus audífonos puestos. Ninguno de los dos parecía enfadado o siquiera interesado en su presencia, lo cual le resultó extraño. Narinder había esperado una reprimenda inmediata, algún signo de enojo, pero lo que encontró fue una calma tensa que no hacía más que aumentar su nerviosismo.

Reuniendo todo el valor que le quedaba, Narinder decidió decir la verdad. Sabía que mentir solo le traería más dolor. "Lo siento... Salí de la habitación", confesó, con la voz temblorosa. Su cuerpo estaba marcado por innumerables cicatrices, dolorosos recordatorios de lo que ocurría cada vez que intentaba ocultar la verdad.

"¿En serio?" respondió Leshy, sin levantar la vista del teléfono. Su tono no era enojado, sino que reflejaba una extraña mezcla de cansancio y desinterés. No era la respuesta que Narinder había esperado de su normalmente franco y directo hermano. "Escucha, en estos momentos no estoy de humor para castigarte o golpearte. Que Shamura se encargue de eso. Ya tuve suficiente con todo el circo que armó nuestra hermana hoy." Mientras hablaba, señaló con un gesto hacia la cama que estaba al lado de la suya.

Narinder miró hacia donde Leshy había señalado y se dio cuenta de que Hecket estaba allí, durmiendo profundamente. No la había notado antes. Su rostro estaba surcado por enormes ojeras, su piel pálida y demacrada, como si llevara días sin descansar. Parecía que la vida le había pasado por encima como un camión, dejándola agotada y sin fuerzas. Narinder no podía evitar comparar su estado con aquel examen de la universidad donde Hecket había pasado tres días sin dormir, sobreviviendo solo a base de café y bebidas energéticas.

"¿Qué le pasó...?" intentó preguntar Narinder, pero Leshy no respondió. Simplemente siguió absorto en su teléfono, ignorando la pregunta de su hermano. Kallamar, por su parte, seguía sentado en la esquina, inmóvil, como si la presencia de Narinder no significara nada para él. El silencio volvió a caer sobre la habitación, más pesado que nunca, y Narinder sintió que el mal presentimiento que lo había acompañado hasta allí no había hecho más que confirmarse.

"No es asunto tuyo." Ya cansado de todo, Leshy se recostó mas sobre su cama, dándole la espalda a Narinder. "Ve a dormir, ya me duele la cabeza."

El menor simplemente asintió, acomodándose en su cama, no sin antes notar lo extraño que estaba Kallamar.

Esperando Por Ti || Lamb X Narinder Donde viven las historias. Descúbrelo ahora