Introducción

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-¿Y mi almuerzo?-Pregunté amenazante.

-S-se me olvidó hoy...-Dijo el chico asustado.

-¡Yo lo traje!-Una chica me entregó una bolsa con, supuestamente, mi almuerzo.

-Menos mal que se lo dije a ella también, por si las moscas.-Miré al chico con asco.-Que no vuelva a ocurrir.

El chico asintió y se fue. Yo soy Shy Lemon, una chica rubia, de ojos verdes y de 17 años. Se puede decir que todos me adoran o, más bien, que me tienen miedo. Me gusta eso de que la gente me tenga miedo. Todos hacen lo que tú digas.

Abrí la bolsa que la chica me había dado anteriormente. En ella se encontraban un zumo de piña, una manzana y un sandwich.

-¿Un sandwich?-Saqué el sandwich de la bolsa, lo miré con asco, me dirigí hacia la papelera y tiré el sandwich.

-L-lo siento, no sabía que no te gustaban...-Dijo la chica tímidamente mirando al suelo.

-Los detesto.-Le dije. Iba a seguir hablando, pero una masculina voz me interrumpió:

-La comida no se tira a la basura.

-Lo sé, pero me dan asco los sandwiches.-Me giré para ver de donde provenía la voz. Había un chico musculoso enfrente mía, con el cabello castaño, los ojos marrones, la piel morena y bastante guapo.-Pero espera, ¿tú quién eres? ¿El nuevo?

-Sí, Mason Noil, un gusto señorita.

-Shy Lemon. Ni gusto ni nada, tú no eres nadie para decirme que la comida no se tira a la basura.

-Ah, ¿no? Podría ir a la papelera, coger el sandwich y...

-¿Comértelo? No eres capaz.

-No iba a decir eso. Iba a decir que podría ir hacia la papelera, coger el sandwich y tirártelo en toda esa cara de mierda que tienes para que te enteres que la comida es para comérsela, no para tirarla a la basura.-Alzó un poco la voz.

Yo le miré con odio, al igual que él estaba haciendo conmigo y añadí:

-Atrévete.

AtréveteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora