Mason se estaba acercando lentamente a la papelera mientras me seguía mirando con una sonrisa amenazante. Yo me limitaba a mirarle con odio. Ya en la papelera, se quedó quieto y levantó su mano derecha poco a poco y la metió en la papelera. Qué asco. Tocó el sandwich y lo sacó.
-¿Te lo tiro ya? Puedes cubrirte si quieres.-Me dijo.
-No creo que te atrevas y si lo haces, créeme, no acabarás bien.-Contesté. Él trago saliva. Yo esperaba a que hiciera algo, y cuando menos me lo esperé un sandwich aterrizó en mi cara.
-¡¡¡Hijo de tu madre!!!-Le grité mientras me quitaba el sandwich y lo tiraba al suelo.
-Menos mal que no me iba a atrever.-Mason me miraba satisfecho con el sandwich en la cara.
Fui a buscar en la bolsa el zumo, lo abrí, le puse la cañita y se lo eché por todo el cuerpo a Mason.
-Asquerosa.-Susurró.
-¡¡¡GUERRA DE COMIDA!!!-Cientos de adolescentes de todo el instituto vinieron con sus almuerzos y se lo empezaron a tirar. Yo me escondía para que no me dieran, pero no podía resistirme a devolver algún que otro alimento a la cara de la persona que me lo había tirado. Me divertía ver a Mason lleno de comida, se lo merecía. Me acerqué a él y le pregunté:
-¿Divirtiéndote?
-Todo esto es por tu culpa.-Me dijo.
-¿¡Por mi culpa!? Eres tú el que empezas...-Una hamburguesa se estrelló en mi mejilla izquierda.
-OUUUHHHH.-Mason estalló en carcajadas.
Yo cogí la hamburguesa y se la restregué por toda la cara. Esto me estaba empezando a gustar. Debería de haber una guerra de estas por semana. El pasillo estaba súper manchado, al igual que las paredes y cada uno de los estudiantes.
-¿¡PERO ESTO QUÉ ES!?-El director salió de la nada con el pelo lleno de patatas fritas y la camisa manchada de algún líquido.-¿¡QUIÉN ES EL RESPONSABLE DE ESTO!?
Se supone que el responsable de esto debería ser el chico que gritó "¡¡¡GUERRA DE COMIDA!!!". Pero él, como un maldito acusica, dijo:
-Ellos dos empezaron.
Mason y yo tragamos saliva.
-No me extraña verte en esto, Shy. Y tú, Mason, empiezas mal en este instituto.-Dijo el director.
Mason miraba al suelo.
-No le sienta muy bien ese peinado.-Dije, y se escucharon montones de risas detrás de mí. No me importaba nada, seguro que ya estaba castigada por la guerra de comida. El director me miró con odio.
-Bueno, venid conmigo a mi despacho.-Añadió.
Mason y yo asentimos y los tres empezamos a andar hacia el despacho.
-Todo esto es por tu culpa.-Me susurraba Mason.
-Tú empezaste. Me tiraste el sandwich primero.-Le respondí en un susurro.
-Y tú seguiste.-Le miré con odios.
-Pasad.-Dijo el director. Nos sentamos enfrente de él, con su mesa en medio.
-A ver, ¿qué nos va a pasar?-Pregunté queriendo acabar ya con todo.
-Puedo llamar a vuestros padres, e informarlos de todo o...
-¡NO! No llame a mis padres por favor.-Rogó Mason.
-Pues, tendréis una semana de castigo.-Eligió el director.
-Eh, yo no he podido decir que quiero.-Me quejé.
-Me da igual. Estaréis los dos una semana castigados juntos. Limpiando todas las aulas cuando acaben las clases.
Suspiré. El timbre sonó y volvimos a clase.
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Di las clases que me quedaban. Recogí mis cosas y salí de allí corriendo. No quería estar en aquel espantoso lugar más tiempo. Los estudios me iban bien, sacaba notables, sobresalientes y algún que otro bien, pero no suspendía. Estaba en 1 de bachillerato.
-Oye.-Escuché la voz de Mason detrás de mí.
-Pfff ¿qué quieres ahora?-Contesté.
-Todo es por tu culpa. Si no hubieras seguido con la pelea no tendríamos que estar una semana castigados. Eres inútil.
-Mira, -me acerqué más a él- ya tengo suficiente con una semana de castigo contigo. Así que déjame ya o la consecuencia para ti será peor.
-¿Qué me harías?
-Todos aquí hacen lo que yo quieras. Podría ponerlos a todos en tu contra, buscar más matones o, no sé, tú sólo piensa cualquier cosa mala.-Él me miraba con odio.
-Mira, Shy. Sé que aquí todos hacen lo que tú digas, todos te tienen miedo y que te lo tienes muy creído. Pero a mí no me das miedo.-Me miraba a los ojos.
-Tranquilo, ya me tendrás miedo.-Me giré y me dirigí hacia la puerta para salir.
-Adiós eh.-Se despidió molesto, al no oir despido de mi parte. Pensé si contestarle o no pero, ¿por qué no? No perdía nada.
-Hasta luego.-Respondí sin mirarle.
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Atrévete
Teen FictionShy Lemon es una chica de 17 años, todo lo contrario a lo que su nombre respecta. Es atrevida, prepotente y arrogante. Llevaba una increíble vida plantando miedo por donde pasaba por su instituto, hasta que llegó Mason Noil. Pelo castaño, ojos marro...