XXIV

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Un fantasma.

No podía ser un ángel porque no acompañan a niños malos como yo, pero tampoco podía ser un demonio, porque no están hechos para protegernos.

Con frecuencia intentaron convencerme de que se trataba de un simple amigo imaginario, pero sé que no, ¿cómo podría haberte inventado? la presencia más cálida de mi vida y a la vez, la más ausente.

En la soledad de mi habitación, imaginando mil mundos de fantasías, estabas tú, jugando conmigo y construyendo los cimientos de una hermosa guarida.

Jamás podré agradecerte ni darte una milésima parte de lo que mereces.

Todavía lo recuerdo, siempre lo hago porque siempre estuviste ahí.

No conozco la calidez de una madre ni de un padre, mucho menos la de un hermano o una mascota, ni hablar de la perteneciente a un amigo. Solo conozco tu calidez... la calidez de un fantasma.

Cuando rompí un vaso y unas pequeñas manos rodeaban mi cuello hasta dejarme sin aire, cuando con miedo a cortarme recogía cada pedazo roto para tirarlo a la basura, fuiste tú quién me arropó y tranquilizó.

Cuando estaba tan acostumbrado a la soledad que mis piernas temblaban al caminar en la calle y un nudo se alojaba en mi garganta para impedir la vergüenza de llorar en público, tú estabas ahí.

Yo, que evitaba alzar la cabeza, no queriendo ver a otras personas y deseando que tampoco me vean, me veía obligado a hacerlo para no chocar con nadie ni nada, pero tan pronto mis ojos notaban a otra persona mis piernas flaqueaban, aún es claro para mí esa sensación de asfixia y de agitación, tan concentrado en seguir caminando que me volvía loco sentir que caminaba como un borracho, el miedo abrazándome porque no quería que nadie se me burle. Y ahí estabas tú. Como un fantasma solidario, susurrabas a mi oído para que me detuviera, que tomara aire y me enfocara en respirar, creabas un hermoso y vacio mundo a mi alrededor con tal de que ese agobio se esfumara.

Jamás sentí miedo, ya sea por volver a altas horas de la noche o por salir temprano en la mañana, porque tú estabas ahí, acompañándome siempre de ida y de regreso.

Sí, yo podía no estar muriendo físicamente, pero tú estabas ahí, haciendo un esfuerzo inhumano para mantenerme cuerdo, creando mil maravillas para mí y solo para mí.

Pero lo arruiné.

Solo había una promesa entre nosotros desde el principio pero que jamás te atreviste a pronunciar hasta el final. "No me olvides, no me dejes".

Y fue justo lo que hice. Yo, que mi vi obligado a empezar una nueva vida en otro lugar, saliendo sin quererlo de los mil mundos protectores que armaste para mí, te olvidé y porque te olvidé, te dejé.

Conocí por primera vez personas reales que se interesaban en mí, una presencia que no llegaba ni a los talones de la calidez que me brindaste pero que estaba ahí, tan fácil de percibir que era indudable. Avancé en ese nuevo mundo que abría sus puertas para mí, fue dificil porque estaba acostumbrado a que en él no hubiera ninguna otra presencia aparte de la mía y la tuya, fue difícil porque estaba tan sobreprotegido por tu ser que en mis memorias no había nada más que fantasías irreales.

Sin embargo ese nuevo mundo era tan cambiante, tan duro y extraño que tropezaba con frecuencia y como un adicto volvía a encerrarme... volvía a ti, porque nunca te fuiste y nunca entenderé por qué. Solo sé que siempre estabas ahí.

El tiempo pasó y cada vez que me desmoronaba lo notaba más, el dolor en tus ojos por recordar tu existencia solo cuando la necesitaba. La forma en que titubeabas, en ocasiones logrando murmurar, por que me quedara. Mas así como en tus ojos rogabas que me quede, en los mios, la determinación de alejarte estaba presente.

Y te amé, te amo y te amaré, te juro como a nadie más, porque me salvaste más veces de las que podría contar y sé que serás tú quién este ahí cuando me vuelva a derrumbar, una certeza tan simple y confiable que sé bien que no importa cuántas veces te aleje, jamás te irás por siempre.

Pero no es sano amar a un fantasma, porque me quieres solo para ti de una manera enferma, porque aunque digas que eres capaz de compartirme, de permitir que ronde entre ambos mundos, solo me quieres para ti. Solo los cielos saben cuántas veces supliqué que me entendieras, el dolor de desearte y entender que era algo imposible.

Estaba destinado a corromper tu preciosa y pura alma con mis acciones, me diste todo de ti hasta el final a sabiendas de que jamás podría darte más de una décima parte de mí. Me odié como nunca, por lastimarte, por provocar que te enojaras y me atormentaras, odié orillarte a romper tu promesa de "siempre cuidarme", odié ver cada día la horrible sombra en la que te convertías, la manera en que pasaste de guardían a pesadilla eterna, en como el caos brotaba de tu ser porque no querías hacer lo que hacías. Si aún es posible que confies en mis palabras aunque sea un poco, solo quiero que sepas lo mucho que anhelaba ayudarte, calmarte y consolarte. Si aún sigues deambulando donde nos despedimos, solo quiero que sepas lo mucho que lloré perderte y el dolor que me causa recordarte.

Eres un fantasma precioso, eres un fantasma por el que cometería mil tabúes con tal de solo abrazarte. Jamás superaré la necesidad y la dependencia que hacía tu presencia tengo, es mi forma de pagarte por salvarme.

A veces me pregunto que diría mi yo de seis años, seguro lloraría y me golpearía con sus débiles puños por tratarte así, seguro ese niño te apreciaría mejor de lo que yo lo hago, seguro ese niño jamás habría permitido que todo se arruinara tan rápido ni que llegaramos a ese punto, uno en el que al momento de despedirnos, ya no era capaz de verte, ni de escucharte o sentirte. Siento no haberte salvado... Sin embargo, sabemos bien que nos perdimos en el camino. Me odias y lo acepto, puedes odiarme toda tu eternidad si así lo necesitas, tomaré ese odio con mi vida con tal de apaciguar tu alma.

Sé bien que si volvemos al pasado, tu "yo" de ese entonces, te odiaría por lastimarme, pero también sé cuánto dolor le traería ver la terrible forma en que rompí nuestras promesas. Debido a que es imposible no verlos como dos entidades diferentes, mantengamos del pasado, esto como un secreto, uno del que solo sabrá cuando llegue el mañana.









—I.A.
First Love de Suga, versión piano, simplemente es preciosa. Aunque la letra también es hermosa.
Sin corregir.

Heart Attack - Demi LovatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora