Piedra de las Runas - Capítulo 5

649 133 54
                                    

Rhaenyra se sentia libre, el cielo y el viento era una combinación perfecta, ella se acostumbro al pensamiento que no volvería a surcar los cielos jamás, pero ahora estaba ahí, Syrax rugía y maniobraba a sus comandos mientras ambas disfrutaban de la compañía de la otra, el sentimiento único que era conocido sólo por aquellos con sangre de dragón y que los que eran jinetes de uno.

Muy pronto llegaron a un claro, donde decidieron parar, principalmente para que Syrax descansara y ella pudiera estirar sus piernas, preparó una fogata para pasar la noche ahí, tenia una mochila con algunos artículos necesarios que había preparado para poder pasar la noche en campo abierto si asi la situacion lo ameritaba. Saco una pequeña olla donde puso a calentar agua y comenzó a caminar buscando que podría usar para una cena esa noche, el camino al Valle estaba lleno de bosques y la vegetación silvestre era abundante, rapidamente encontró algunas setas comestibles que recogió en un pequeño cuenco, en su espalda estaba su arco y su mochila con flechas, mando a Syrax para que casara algún animal salvaje, aunque su dragona era mimada, eso ya no podía ser, haría que su bella dama dorada se volviera tan o más fiera que Vhagar.

— Veamos...  setas de cardo, comestibles, níscalos! — miro algunos otros que estaban en una árbol lejano y sonrió divertida —  Amanita virosa y amanita muscaria, parecen salidos de Mario bien puedo hacer veneno con esto. Hum? — camino y vio algunas plantas a la lejanía — Artemisa! le dará un sabor delicioso 

Mientras caminaba se dio cuenta de la demás variedad de hierbas que habían, estaba tentada a recogerlas todas pero no tenía nada en que llevárselas, así que solo suspiro, pero lo que si se llevó fue un pequeño y hermoso ramo de una preciosa flor morada.

— Acónito, tal vez le haga un delicioso té de estas flores al buen Otto... — mientras se levantaba y caminaba de vuelta a su pequeño sitio de acampar improvisado mejo las cosas que usaría esa noche, sacando un pedazo de pan de sus provisiones se acercó al claro y dejo caer algunas, pronto algunos peces se acercaron a comer y con unas flechas Rhaenyra consiguió su comida.

— Son pequeños... estaría bien si solo los salara y ya... — con eso en mente la princesa empezó a lavar y los pescados y luego los sazono con sal y un poco de limón, los pincho en una varillas de madera de los árboles y fueron al fuego para cocinares, lavo las plantas y las setas para también cocinarlas, solo uso sal y también las pincho para cocinarlas en el fuego, pronto su comida estuvo lista y ella se relajaba tomando un poco de te, del pudo que había preparado con el limón y una hojas de cedrón que había logrado encontrar.

Después que terminara su comida, Syrax también había llegado, la dragona se recostó detrás de ella y Rhaenyra apoyo su espalda en las escamas, mientras recordaba algunas canciones y las tarareaba lentamente se cubrió con su manta y se acomodo un poco para dormir, necesitaba descansar para seguir con su viaje al dia siguiente.

Su primera parada, la casa Mooton, de Poza de las Doncellas, era una casa vasalla de la Casa Baelish de Harrenhal, esta había sido una de las familias leales a su causa, como toda casa ribereña ("Al menos la mayor parte de ellas"), al llegar al ca...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Su primera parada, la casa Mooton, de Poza de las Doncellas, era una casa vasalla de la Casa Baelish de Harrenhal, esta había sido una de las familias leales a su causa, como toda casa ribereña ("Al menos la mayor parte de ellas"), al llegar al castillo quien la recibió fue Lord Walys Mooton, el señor de ese castillo, este había muerto durante la danza de dragones intentando acabar con el dragón de su hermano Aegon, sin embargo Sunfire terminó por matarlo a él.

La última oportunidad (Rhaenyra Targaryen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora