𝙇𝙀𝙏✶𝙎 𝘽𝙀 𝙎𝙏𝘼𝙍𝙎 ! ━━━aqua hoshino

O4. ☄️ ᝰ Dai Hoshikawa.

━━━   Hitomi Kato abrió los ojos lentamente, como si emergiera de un sueño del que nunca quiso despertar. No había frío, no había calor, ni sonido. Solo ella, suspendida en algún punto entre el ser y el no ser. Flotando en un vacío que no parecía tener principio ni fin.

Se llevó una mano a la frente, su primer gesto consciente, pero no sentía su piel como antes. No había ninguna sensación física real, solo la memoria de lo que alguna vez fue su cuerpo. "¿Dónde estoy?" pensó. Trató de recordar, pero su mente se encontraba difusa, como si nadara en un océano de niebla.

Lo último que recordaba claramente era estar saliendo del hospital, dirigiéndose a su auto después de hablar con su madre, y ese día había estado especialmente cargado de emociones. Pero ahora, mientras intentaba hacer encajar las piezas, todo parecía difuso.

Caminaba hacia su auto esa noche, recordaba cómo había sentido el peso del cansancio en su mente. Pero después... algo cambió. Una figura encapuchada, de pie, inmóvil, en las sombras. Intentó recordar más, pero su memoria se cortaba abruptamente. Solo recordaba estar en su auto... y luego nada. La oscuridad. "¿Me atacaron? ¿Cómo...?" La confusión la abrumaba. No había miedo en ese momento, solo una sensación de vacío creciente. Y luego la verdad golpeó:

Estaba muerta.

La idea se plantó en su mente como una sentencia irrevocable. “¿Así es morir?”, se preguntó, como si esperara que alguien o algo respondiera. Pero no había respuesta. No había nada, solo ella misma, sola con sus pensamientos. La imagen de Sarina vino a su mente, como si esa niña que tanto había sufrido todavía estuviera presente. Sarina era una paciente pequeña y frágil, pero con una valentía inmensa. Hitomi la había cuidado durante su estancia en el hospital, siendo testigo de su deterioro, de su lucha contra la enfermedad que la consumía poco a poco.

Hitomi había hecho todo lo posible para aliviar su dolor, para estar a su lado cuando la tristeza y la desesperanza intentaban apoderarse de la pequeña.

Era de las únicas, junto a Ai, a quien llegó a tomarle cariño.

Sarina nunca vivió lo suficiente para cumplir sus sueños, y eso atormentaba a Hitomi profundamente. Recordaba la forma en que Sarina hablaba con brillo en los ojos de todo lo que quería hacer en el futuro, de cómo quería ser una gran estrella, alguien que el mundo amara. Y, sin embargo, su futuro fue arrebatado antes de que pudiera siquiera empezar.

"Tal vez ella sí merecía el cielo", pensó Hitomi con amargura, sintiendo que la muerte de Sarina había sido mucho más injusta que la suya propia. "Pero yo... ¿qué he hecho realmente?". Se obligó a reflexionar sobre su propia vida, sobre su carrera como enfermera. Había pasado incontables horas cuidando a otros, velando por ellos, pero ¿eso era suficiente? Había cuidado a Sarina, pero no había podido salvarla. Y luego estaba Ai, la joven Idol que había llegado al hospital con su embarazo gemelar avanzado, llena de una mezcla de misterio y fortaleza.