Capítulo 2

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Checo se levantó con determinación esa mañana, la misma que mantenía mientras desayunaba, se cepillaba los dientes y salía de su pequeño departamento rumbo a su próxima entrevista laboral. Poco después de enviar su currículum a P&V Designers, fue contactado por el área de talento. Naturalmente, su formación académica, experiencia y recomendaciones (había adjuntado la carta que personalmente le dio su exjefe en el banco) habían captado su atención. Le pidieron que enviara una foto, pero le dijeron que podría asistir a la entrevista al día siguiente. Checo lo tomó como una victoria total.

Caminando por las calles con paso feliz, llegó a la parada de autobús y se colocó los audífonos. Checo era una persona muy fantasiosa, que solía perderse en sus pensamientos, apartándose un poco de la realidad. Esa tendencia a veces lo hacía parecer despistado. Ahora mismo, se estaba imaginando trabajando en P&V, ganando dinero, ascendiendo de puesto y siendo reconocido. Tan absorto estaba que casi perdió el autobús que llevaba ya 15 minutos esperando.

Al darse cuenta de que el bus ya casi se iba, salió de su ensimismamiento e hizo ademán de alcanzarlo: "¡H-hey, suben!" El camión se detuvo y Checo, avergonzado, subió rápidamente, pasando su tarjeta y sentándose al fondo, donde todo estaba vacío. Sus mejillas estaban un poco rojas por el pequeño espectáculo que había dado. '¿Suben? Ni que fuera México, wey', se reprendió mentalmente.

El trayecto era relativamente corto, solo 20 minutos, pero el tiempo fue suficiente para que Checo se perdiera nuevamente en sus pensamientos, recordando la conversación que había tenido con su amigo después de recibir la llamada para la entrevista.

"Entonces, P&V, ¿eh? Se han vuelto bastante fuertes en los últimos años. Lo último que leí fue que sus activos estaban cerca de los 150 millones de dólares, y tienen exportaciones regulares de 10 millones al año", dijo Carlos, mientras removía su café. Checo había corrido al departamento de su amigo a contarle que lo habían llamado para una entrevista en la casa de moda, y decidieron celebrar con un café y pan (ser vecinos tenía sus ventajas).

"Sí, están en su mejor momento en los 30 años que llevan desde su fundación. Podrían crecer mucho más si lograran diversificar su mercado fuera del continente", coincidió Checo.

"Bueno, no son conocidos por ser exactamente abiertos, ¿no? Desde el principio han diseñado para un público europeo, y sus exportaciones se dan dentro del mismo continente", señaló el español con una ceja arqueada.

"Pero hay que tomar en cuenta el cambio de presidencia", respondió Checo. "No solo es una oportunidad de trabajo para mí, sino que podría traer nuevas ideas y perspectivas a la empresa."

"Max Verstappen, presidente de P&V Designers... el chico ha tenido su vida resuelta desde que nació en esa familia", dijo Carlos con cierto desdén.

Checo soltó una risa. "No es su culpa tener suerte, Calrlitos, deja la envidia. Además, sabes tan bien como yo que ese muchacho ha estado inmerso en el mundo de la moda desde que era un niño." Era cierto, Checo recordaba haber visto artículos de revistas donde aparecía aquel joven pálido, siempre un paso detrás de su padre, absorbiendo todo lo que podía.

"Pues qué mala suerte la nuestra de nacer pobres", bromeó Carlos, cruzando los brazos. "Para colmo, es más joven que nosotros y ya tiene un puesto como la presidencia. Si te soy sincero, no sé qué pasa por la cabeza de su padre. ¿Crees que los rumores sean ciertos?"

Checo hizo una mueca y se encogió de hombros. Los rumores decían que Jos Verstappen estaba gravemente enfermo, incluso terminal, y que por eso había prisa para poner a su hijo en la presidencia, como estrategia para mantenerse dominantes frente a sus otros socios, la familia Piquet. Aunque las historias de internet solían ser exageradas, para Checo tenía sentido que Max, habiendo sido preparado toda su vida, estuviera listo para el desafío.

TRAS EL ESCRITORIO / CHESTAPPEN/Donde viven las historias. Descúbrelo ahora