Día 2

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Estoy pensando en todo lo que he hecho a lo largo de muchos años con este tema. Viendo como aquellos fueron bendecidos con el don de la belleza explotan sus cualidades y salen con quien les de la gana, los besan y se los llevan a la cama y los tiran como si fueran desechables, y lo peor, es que esas personas están de acuerdo con ello. Les gusta ser desechados con tal de lamer las botas de sus pseudo dioses. 

No estoy en contra de a los que les gusta el trato rudo, hay gente que necesita a otra con carácter, pero no creo que sea mi caso. A mí me gusta un poco la dulzura, las chicas que se preocupan por ti, que te abrazan, que te intentan mimar, que parece que si se caen se van a romper en millones de pedazos. Me gustaría, pero es lo que menos hay en mi escuela. 

No sé porqué estoy pensando en esto cuando en unos minutos tengo práctica de laboratorio, debería ir cambiándome y poniéndome la bata. 


Unas horas después: 

¿Recuerdan de esa chica bonita de la que les conté ayer? Pues tuvo la culpa de algo que me pasó en estas horas y con lo que me abrirá a una larga discusión con mis padres. Estoy en la enfermería, a pesar de que no tengo nada. 

¿Cómo pasó y qué tiene que ver con la chica linda? Ahí va. 

Habíamos entrado al laboratorio de biología para las prácticas con fermentación. Nada del otro mundo, pero el protocolo que nos pidió la maestra lo hacía ver como si fuéramos a cultivar bacterias come-carne o una mierda así. Entonces esta chica me habló. 

—Oye Evan, ¿Crees que nos darán el fermento para nosotros? 

—¿Por qué nos lo darían? —pregunté muy inocentemente. 

—Porque el fermento es el responsable de la cerveza. Y a estas alturas me hace falta —afirmó con total naturalidad—. También la coca, y no del refresco. 

Para no meterme en problemas le llamaré Alessa. ¿Por qué? Porque fue el único que se me ocurrió y suena muy bonito. (Y su nombre real de hecho, es muy bonito). 

Como decía, Alessa habló durante unos minutos sobre como la cocaína es buena para ayudarte con las investigaciones de biología, dado que la coca es originalmente una planta. Yo no entendía de qué estaba hablando, pero era una de esas conversaciones raras que teníamos de vez en cuando, me buscaba, me comentaba cualquier tontería que se le antojara y luego se iba. 

—Bueno... no sé si haremos cerveza, pero... 

—¿Eres cabeza de pollo? —preguntó. 

—No... no sé que es eso. 

—Oh, perdón —Y soltó una risa tonta—, me olvido que no hablas mi idioma. Me refiero a si hueles alcohol te emborrachas. 

En eso algunos chicos nos lanzaron miradas hipócritas. Cosa que me enojó muchísimo. 

—¡Ay basta! Como si no hubieran hecho lo que decimos —les grité. (Tal vez demasiado). 

—Eso es tierno —dijo Alessa, y abrazó mi brazo. ¿Cómo abrazas un brazo? Pues solo agarras el brazo de la persona, lo aferras a tu cuerpo y pones tu cabeza en el como si fuera un peluche. 

—Entonces... —dije—, ¿quieres... hacer cerveza?

—Si me invitas no te diré que no —respondió—, pero me gustaría conocerte mejor, saber si eres el hombre apropiado para mí... 

—Por favor loquita —dijo una chica llamada Crispy—, creo que hay mejores chicos en el manicomio que Evan. 

—A lo que responderían sobre quién invitó a esta rara —respondí muy bruscamente. 

Alessa Real BellezaWhere stories live. Discover now