Han pasado varios días desde que envié la carta al punto clave que me recomendó el cuartel. Como jefa de pandilla, este tipo de tareas se me facilitan; tener influencia y contactos a pesar de los años en este abismo de sombras es una ventaja que aún sé usar a mi favor. Encontré a uno de los hombres que alguna vez estuvo bajo mis ordenes, un cadete de tiempos pasados, y le pedí el favor. A pesar de la naturaleza de nuestros caminos, accedió sin dudar. Su lealtad hacia mí aún permanecía, o tal vez lo hacia al no olvidar quien fui. Le entregué la carta y, antes de aceptarla, la leyó en silencio. Me observó con una mezcla de resignación y algo que quizás era lástima; aún quedaba humanidad en sus ojos.
Le proporcioné las coordenadas de un lugar en las afueras, una región rural y olvidada cercana al barrio nº6, donde una modesta casa servía como sitio seguro. Pobre y escondida, el cuartel me recomendó el lugar para evitar miradas sospechosas. Sabía bien lo controladores que son los de la secta del Arché, cuán atentos están a cada palabra que decimos, a cada lugar al que vamos. Cada paso lo doy bajo su vigilancia, cada silencio es una posible señal para ellos, por ello nunca he llegado a salir por mi cuenta. Pero este era uno de esos momentos en los que el silencio debía romperse, debido a que había encontrado nuevos documentos, ajenos al experimento 00, que ponían a la secta en un nivel de peligro aún mayor.
Después de tantos años en esta organización, lo esencial aún lo tengo claro; sin embargo, he perdido mucho más en el proceso. Mi nombre verdadero ya no es más que un susurro olvidado. El apodo de *Jane Doe* se ha convertido en el único rastro de mi identidad. Este nombre, ajeno e impersonal, define mi existencia. Hace tiempo que dejé de intentar recordar lo que un día fui. Solo soy Jane Doe, y la persona que fui, o quise ser, se ha perdido en este laberinto de desconfianza y traición. Pero si mi identidad se ha desvanecido, mi propósito aún late dentro de mí, resistiendo como un eco persistente.
La carta que envié no es solo papel y tinta; es un grito de auxilio, una advertencia, una orden. Es la prueba de que aún quedan formas de pelear contra esta oscuridad y el poder que intentan controlar, por distantes que parezcan. La próxima vez que vea a aquel hombre, me aseguraré de que haya cumplido su misión. No puedo arriesgarme a que la información quede varada en el aire; cada movimiento depende de que estas comunicaciones lleguen a su destino.
Me vestí como de costumbre, ajustándome la chaqueta, me colqué las medias ya algo rotas por el uso, y tras contener cualquier señal de inquietud. Salí de mi cuarto y cerré bien la puerta detrás de mí. Caminé hacia el comedor y escogí dos bocadillos: uno lo comí mientras avanzaba, el otro lo guardé en el bolsillo para después. Una pequeña precaución. La paranoia es una costumbre útil aquí, además es muy posible que se lo dé a él.
Llegué a la oficina del doctor, quien parecía absorto en papeles y formularios, algunos de ellos con el nombre de *Experimento 00*. Pasó un instante antes de que notara mi presencia, pues sus ojos estaban fijos en los reportes de progreso.
—Buenos días, doc,— dije, rompiendo el silencio.
—Sí, lo que sea,— respondió con su usual tono de desgano, sin apartar la vista de sus documentos. —Hoy tendrás que hacer algo más que supervisar al Experimento 00.
Mis ojos se entrecerraron, y una ligera sensación de incomodidad me recorrió la espalda. —¿Y eso será?...
—Quiero que lo entrenes,— dijo finalmente, aún sin levantar la mirada de sus papeles.
Lo observé, procesando sus palabras. La incredulidad se mezcló con la preocupación en mi mente. No es que no pudiera entrenarlo; en el pasado he adiestrado a otros. Pero mis técnicas son... peculiares. Mis movimientos son rápidos, mis ataques calculados en base a precisión y flexibilidad. —Mi estilo de combate no es algo que pueda replicarse tan fácilmente,— respondí, sabiendo que el experimento, con su fuerza salvaje e inexperta, probablemente no se adaptaría.
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Trallod o dan y cysgod
FantascienzaTodos los derechos de autor a sus respectivos dueños y espero disfruten de esta historia.