"Reinos de Pasión", un relato donde los corazones desafían el orden establecido y la búsqueda de la verdad se convierte en la mayor aventura de todas. En un mundo de sombras y luces, el destino aguardaba en cada rincón, listo para ser descubierto, m...
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La luna llena brillaba con una claridad inusualmente luminosa sobre los campos y bosques de las fronteras de Kaelos. El aire estaba cargado de una tensión palpable, como si la misma naturaleza contuviera la respiración en anticipación de lo que estaba por venir. Mientras las tropas de Kaelos y Everia avanzaban bajo el manto de la noche, dos figuras se destacaban en la retaguardia del ejército, caminando en silencio lado a lado.
Jungkook y Taehyung, guerreros experimentados que compartían una conexión que trascendía el simple compañerismo. Desde su juventud, habían luchado codo con codo en numerosas batallas, pero últimamente, esa conexión había empezado a transformarse en algo más profundo, algo que ninguno de los dos estaba listo para enfrentar de frente.
—Estás extrañamente silencioso esta noche —comentó Taehyung, rompiendo el silencio que había reinado entre ellos durante buena parte del trayecto. Sus ojos, siempre atentos, brillaban con un toque de preocupación al mirar a su amigo.
Jungkook, con su mirada enfocada en el camino frente a ellos, soltó una leve risa, aunque su expresión seguía siendo seria.
—Solo estoy concentrado en lo que se avecina, Tae. La misión de esta noche no será fácil. Y ya hemos perdido demasiados hombres.
Taehyung asintió, aunque notaba que había algo más detrás de la actitud reservada de Jungkook. Sabía que cuando su amigo se volvía tan introspectivo, generalmente era porque estaba lidiando con algo más que simples preocupaciones de batalla.
—Es cierto —dijo Taehyung, suavizando su tono—. Pero siempre hemos encontrado la manera de salir adelante. Juntos.
Esas palabras, "juntos", parecieron resonar en el aire entre ellos, cargadas de un significado más profundo. Durante años, habían compartido no solo batallas, sino también confidencias, risas y momentos en los que la camaradería entre ambos había sido su único consuelo en un mundo donde la guerra y la muerte eran constantes. Pero ahora, en la cercanía que siempre había definido su relación, algo nuevo había comenzado a florecer: una intimidad que ambos sentían pero que ninguno había querido verbalizar.
Jungkook desvió la mirada, incómodo con la intensidad del momento.
—Tienes razón, Tae. Siempre hemos luchado codo a codo. Pero... —Hizo una pausa, como si sopesara si debía decir lo que estaba en su mente—. ¿Qué pasa si esta vez no lo logramos? ¿Qué pasa si algo sale mal?
Taehyung lo miró, sorprendido por la vulnerabilidad en la voz de su amigo. Jungkook siempre había sido el más valiente, el que nunca mostraba miedo o duda. Verlo dudar ahora le hizo darse cuenta de lo mucho que estaba en juego para ambos.
—No lo pienses así —respondió Taehyung, acercándose un poco más a él—. Siempre hemos salido de situaciones peores. Y esta no será la excepción.
El silencio volvió a asentarse entre ellos, pero esta vez no era incómodo. Era un silencio cargado de significados no dichos, de emociones que ambos estaban comenzando a reconocer, aunque aún no sabían cómo expresarlas. La oscuridad de la noche, lejos de ser intimidante, se sentía como un refugio, una burbuja donde podían ser ellos mismos sin las presiones del mundo exterior.
