El sol brillaba en el cielo de otoño cuando Viviana se despertó la mañana de su cita con Sael. La luz entraba por su ventana, iluminando su habitación con un suave resplandor dorado. Se levantó de la cama con una mezcla de emoción y nerviosismo. Mientras se preparaba, no podía evitar sonreír al recordar los mensajes que habían intercambiado la noche anterior.
Después de elegir un conjunto sencillo pero acogedor, se miró en el espejo y se dio un toque de brillo labial. ¡Es solo un café! se recordó a sí misma. Pero, en el fondo, sabía que era mucho más que eso.
Al llegar a la plaza, Viviana se dio cuenta de que había llegado un poco antes. Así que decidió sentarse en una de las bancas, disfrutando del ambiente del lugar. La plaza estaba llena de vida; niños jugaban, las familias paseaban, y el aroma del café recién hecho flotaba en el aire.
De repente, la voz de Sael la sacó de sus pensamientos.
—¡Hola, experta en distracciones! —gritó mientras se acercaba con una gran sonrisa y un café en cada mano.
—¡Hola! —respondió Viviana, riendo al verlo—. ¿Eres el barista más talentoso del pueblo ahora?
—Obviamente, ¿quién más podría hacer cafés tan espectaculares como estos? —dijo mientras le pasaba una taza—. He estado practicando.
Viviana tomó el café y probó un sorbo. —Wow, esto es increíble. ¡Eres un genio!
—No soy un genio, solo seguí las instrucciones.
Viviana se rió, disfrutando de la calidez de su compañía. —Bueno, me alegra que te quedes con los cafés por ahora.
Se sentaron en la banca, disfrutando del momento. Mientras charlaban, Sael comenzó a abrirse un poco más sobre su vida.
—¿Sabes? En realidad, siempre he querido viajar. Mi plan original era ir a varios lugares antes de decidir dónde vivir. Pero, por alguna razón, acabé aquí —dijo Sael, mirando el horizonte—. Tal vez buscaba un lugar que me ayudara a encontrar mi camino.
—Eso suena increíble. A veces, siento que mi vida es un poco monótona. —Viviana miró a su alrededor, señalando las calles que conocía tan bien—. Aquí todo parece igual, pero hay tanto por descubrir.
Sael se giró hacia ella, sus ojos brillando con interés. —Y tú, Viviana, ¿qué quieres hacer? ¿Tienes un sueño?
Viviana se sintió un poco atrapada, pero se animó. —Me gustaría estudiar Medicina. Siempre me ha encantado la idea de poder hacer una diferencia, de ser esa mano firme que da calma cuando todo parece desmoronarse. Pero a veces me siento como si fuera un pez fuera del agua.
—Estoy seguro de que serás una gran doctora. —dijo Sael, sonriendo.
—Gracias. —Viviana se sintió más segura al hablar sobre sus sueños. —¿Y tú? ¿Cuál es tu sueño?
Sael tomó un sorbo de su café, pensativo. —Quiero crear música. He estado tocando la guitarra desde que era pequeño. Pero, como muchos, me asusta el hecho de no ser lo suficientemente bueno.
Viviana sintió una chispa de emoción. —¿De verdad? Nunca lo hubiera imaginado. Deberías mostrarme alguna vez.
—Tal vez un día. —Sael sonrió con un toque de timidez.
Viviana asintió, sintiendo que había una conexión más profunda entre ellos. El ambiente cálido de la plaza, los aromas del café y la conversación fluyeron sin esfuerzo. Era un momento perfecto, y no quería que terminara.
De repente, un grupo de amigos pasó por su lado, saludándolos efusivamente. Viviana reconoció a algunos de ellos de la escuela, y se sintió un poco cohibida.
—Hey, Viviana, ¡qué bueno verte! —exclamó uno de ellos—. ¿Quién es este?
—Soy Sael, un nuevo amigo de Viviana —respondió él con una sonrisa encantadora.
Los amigos intercambiaron miradas curiosas, y Viviana sintió un ligero sonrojo en sus mejillas. ¿Amigo? ¿Amigo? No podía negar que quería que fueran algo más, pero todavía era un poco pronto para decirlo en voz alta.
—Bueno, ¡un placer conocerte! —dijo uno de ellos—. No dejes que te embauquen, ¡Viviana es un poco extraña!
Viviana rodó los ojos, pero Sael se rió. —No te preocupes, estoy acostumbrado a lo extraño. Creo que lo extraño es lo que hace que la vida sea interesante.
—¡Exacto! —añadió Viviana, riendo con él—. Así que tienes que quedarte, Sael. Aquí la rareza es parte del trato.
Después de intercambiar algunas bromas, el grupo se despidió, dejándolos nuevamente en su pequeño rincón de la plaza.
—¿Ves? —dijo Viviana, sintiéndose un poco más segura—. Mis amigos son así de locos.
—Me gusta. No hay nada mejor que un poco de locura en la vida.
Viviana no pudo evitar sonreír al ver a Sael tan relajado. Decidió que quería conocerlo más, y no solo en sus interacciones divertidas. Quería ver qué había detrás de esa sonrisa encantadora y la mirada curiosa.
—Oye, ¿te gustaría dar un paseo después de esto? —sugirió Viviana de repente—. Hay un par de lugares que creo que te encantarían.
—Me encantaría —respondió Sael, entusiasmado—. Llévame a tu lugar secreto.
Viviana se sonrojó ligeramente, sorprendida por su respuesta. —No sé si es un lugar secreto, pero está en mi lista de favoritos.
Se levantaron de la banca y comenzaron a caminar, conversando sobre todo y nada al mismo tiempo. Cada paso que daban los acercaba un poco más, y Viviana sentía que cada momento era un nuevo descubrimiento.
Mientras caminaban, comenzaron a bromear sobre su "competencia" en el café.
—Estoy pensando que deberías dejar de lado el barismo y concentrarte en la música —dijo Viviana, jugueteando con su cabello—. El mundo necesita más música y menos cafés quemados.
—¡Ey! Mis cafés no están quemados. Están perfectamente equilibrados. A menos que tú digas lo contrario, entonces sí, son un desastre total.
Viviana se rió, disfrutando de la ligereza del momento. La vida en ese pequeño pueblo parecía aún más hermosa con él a su lado.
—No te preocupes, seguiré dándote clases sobre cafés. De esa manera, podrás conquistar el mundo con tu música y mis habilidades baristas.
—¡Trato hecho! Pero yo también quiero tus consejos sobre Medicina. Tendremos un intercambio de talentos.
Mientras continuaban su paseo, los murmullos de la plaza se desvanecieron, y en su lugar, había un nuevo mundo de posibilidades esperándolos. Viviana sabía que este día era solo el comienzo de algo extraordinario, un capítulo más en su historia que apenas comenzaba a escribirse.
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Bajo las estrellas
Novela JuvenilViviana, una chica tranquila y soñadora de un pequeño pueblo, conoce a Sael, un misterioso joven que llega al lugar buscando un respiro de la vida en la ciudad. Su primer encuentro casual en la plaza marca el inicio de una conexión inesperada, llena...