3 ☆ Si sabes de sobra que no baboseo...
La reunión de hoy había sido casual, pero Beny había cambiado, tenía un aura perturbador. Su comportamiento era extraño, distante, como si un secreto pesado lo envolviera. Cuando salió, me dio una extraña sensación de que algo no estaba bien. Decidí seguirlo.
La lluvia caía a raudales, cada gota una lanza de frío que se clavaba en mi piel. Beny se había puesto su capucha y una mascarilla, y aunque el ambiente era sombrío, la tormenta no detuvo sus pasos. Su andar era rápido, decidido, y a cada instante me preguntaba qué lo impulsaba a moverse con tal prisa. Al principio, me mantuve a una distancia prudente, entre los árboles que comenzaban a aparecer, dejando que la oscuridad y la lluvia me cubrieran como un manto.
Pronto, las luces de la ciudad se desvanecieron detrás de nosotros y nos adentramos en un bosque. Los árboles eran altos y frondosos, sus ramas retorcidas se alzaban como sombras danzantes. El viento aullaba, llevándose consigo los ecos de mis pensamientos, y sentí que algo me empujaba a seguir adelante, a descubrir qué ocultaba Beny. La inquietud me invadía; cada crujido de la maleza bajo mis pies resonaba en mi pecho como un tambor de advertencia.
Finalmente, llegamos a un lugar que me heló la sangre: un viejo cementerio. La entrada, marcada por una gran puerta negra de metal, estaba cerrada con un candado oxidado. La lluvia seguía cayendo, empapándome hasta los huesos, pero la preocupación por el paradero de Beny eclipsaba mi incomodidad. Miré alrededor, buscando alguna señal de su presencia, pero sólo vi lápidas desgastadas por el tiempo y la tormenta.
Me acerqué a la puerta y examiné el candado, el frío del metal se sentía cruel en mis manos. No podía entender qué hacía Beny aquí, en este lugar olvidado por el tiempo. La idea de que pudiera estar dentro, rodeado por las sombras de aquellos que habían pasado, me hizo dudar. Sin embargo, la curiosidad era más fuerte que el miedo.
A lo lejos, entre las sombras del bosque, creí ver un movimiento. Mis instintos se agudizaron y, casi sin pensar, me dirigí hacia el sonido. La lluvia seguía cayendo, pero el eco de la tormenta parecía aplacarse en el instante en que me acercaba. Era como si el propio cementerio estuviera conteniendo la respiración.
Al llegar a la parte trasera de la edificación, encontré una pequeña abertura entre los árboles, un camino apenas visible que se adentraba más en el bosque. A medida que avanzaba, la oscuridad se hacía más densa y el aire se volvía más frío. Mis pasos eran cautelosos, pero cada vez más decididos. La imagen de Beny, en su capucha y mascarilla, aparecía en mi mente como un espectro que debía desentrañar.
El camino serpenteaba, y pronto me vi rodeada de lápidas antiguas, sus inscripciones apenas legibles. Cada una parecía contar una historia de vidas pasadas, historias que habían sido olvidadas y ahora estaban selladas bajo el peso del tiempo. Un escalofrío recorrió mi espalda al imaginar lo que Beny podría estar buscando entre esos restos del pasado. ¿Acaso conocía a alguien aquí? ¿Era este su secreto?
Entonces, escuché un susurro, una voz que parecía salir de las profundidades del bosque. Volteé rápidamente, y allí estaba Beny, de pie entre las sombras, su figura oscurecida por la luz tenue que comenzaba a filtrarse. Su mirada era intensa, pero sus ojos estaban vacíos de emociones.
—¿Por qué has venido? —preguntó, su voz un eco distante.
—Yo... He venido a ver un familiar, creo —respondí, incapaz de ocultar mi preocupación—. ¿Qué haces aquí?
Él respiró hondo, como si estuviera liberándose de un peso invisible. La tormenta parecía haber alcanzado su clímax, y el viento aullaba en respuesta a la tensión del momento.
—No has debido seguirme— he tenido que alzar la cabeza para mirarlo a los ojos, ya que se encontraba a pocos centímetros de mí de un momento a otro—. Estarás en peligro por estar aquí conmigo.
Sus palabras me atravesaron como un rayo. La revelación era como una puerta abierta a un abismo de sentimientos que nunca había imaginado.
—¿Por qué lo dices? —pregunté, mi voz temblando por la mezcla de sorpresa y preocupación.
Beny me miró, y en sus ojos vi el reflejo de una tormenta interna.
—Vete antes de que te alcancen.
El aire se volvió pesado entre nosotros. En ese cementerio, rodeados por la memoria de aquellos que habían partido.
Mientras la lluvia continuaba sin cesar, me di cuenta de que había desenterrado más que un secreto; había abierto una puerta a una conexión que podía cambiarlo todo. Y así, en ese lugar sombrío, con las sombras de nuestro pasado acechando, decidí que no me apartaría de su lado. La búsqueda de respuestas apenas comenzaba.

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INEFABLE ☆ Beny Jr
FanfictionCuatro etapas: 1. Comprensión: f. Facultad, capacidad o perspicacia para entender y penetrar las cosas. 2. Empatía: f. Identificación mental y afectiva de un sujeto con el estado de ánimo de otro. 3. Apatía: f. Impasibilidad del ánimo. indiferencia...