ALEC

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La verdad no sé qué se había apoderado de mí, pero no podía dominar mis impulsos, mis celos... si sentía celos, cuando vi como Victor Miller trataba a Magui no lo soporte y quería golpearlo y decirle se alejará de ella. No pude evitar besarla verla ahí lastimada y aun así ella se preocupaba porque yo la regañara o peor aun y en verdad lo único que quería era abrazarla y encerrarla en una burbuja para que nadie nunca le hiciera daño nunca más.

Tuve que salir de ahí necesitaba oxígeno, Dios que estaba pasándome sabia que esto no era correcto, pero en ese beso sentí todo menos lo incorrecto... atraparla viéndome por el retrovisor, quería parar el auto y besarla nuevamente, definitivamente había enloquecido, había perdido los papeles los estribos porque aquí iba con ella en brazos y sentir su piel, su calor su respiración y ese maldito sonrojo en su rostro de ángel no ayuda en nada para callar los instintos despiertos en mi.

Cuando casi se pone de color remolacha por lo que le dije de volverla a besar no lo dije en broma, sus labios me estaban llamando me estaban provocando y no era lo suficientemente fuerte para resistir ese llamado.

- Señor Morrone puede bajarme puedo caminar

- No, te llevare hasta tu habitación

Íbamos por las escaleras cuando Magui oculto su rostro en mi cuello y Dios me ayude con mis piernas porque juro flaquearon cuando en mi cuello susurro mi nombre.

- Alec

La aprete mas a mi solo pude gruñir, nunca había sentido esta necesidad, este deseo, esta sensación, no podía ni siquiera describirla... llegamos a su habitación la abrí y la cerré tirándola con el pie, coloque a Magui sentada en la cama, ella tenia su cabeza mirando al piso y yo de rodillas ante ella, tome su rostro y lo eleve y le dije

- Mirame

Ella estaba totalmente sonrojada

- ¿Qué haces?

- La verdad no lo se, pero no puedo detenerlo, por favor si tú puedes hazlo

Y era cierto, no podía detenerme, mi cabeza decía me fuera, pero mi cuerpo mi deseo había una fuerza que me mantenía ahí... me acerque a ella podía sentir el calor que emanaba de su aliento nos veíamos a los ojos y sin pensarlo dos veces nuevamente la bese, un beso suave, tierno un beso tan dulce, una sensación que nuca antes había sentido, había besado tantas mujeres pero los labios el sabor de Magui eran sencillamente únicos, abrí las piernas de Magui para acomodarme mejor y ella rodeo mi cuello y profundizo el beso, cosa que ame, nuestras lenguas jugaban se saboreaban se sentían entre si, sentía como me absorbía la lengua y eso hizo que todo en mi despertara, baje de la boca de Magui a cuello, baja a su cuello lleve mi mano a sus pechos, eran perfectos encajaban en mi mano como si hubiesen sido creados para ser sostenidos por mis manos, le quite la blusa y me acomode mas entre sus piernas aun yo de rodillas a ella.

Inicie un recorrido de besos que cuando me propuse profundizar el camino de besos en su cuello ella me detuvo.

- No, Alec por favor detente

- Magui perdón no quise ir tan rápido

Con todas las fuerzas abismales de mis antepasados y mis futuras generaciones me detuve, mi cuerpo temblaba de deseo por Magui

- No es eso, esque mi...

Ella se cubrió su cuello con su mano y ahí entendí le daba vergüenza su cicatriz, la vi con ternura, tome su mano la bese y aparte su mano de su cuello

- No Magui no te cubras, quiero besar cada parte de tu cuerpo saborear cada parte de tu piel... permíteme hacerlo esta noche

Magui me vio a los ojos, su mirada llena de deseo, asintió a mi petición y no necesito decirlo dos veces, bese su cuello, su cicatriz mis labios sentían el borde de la piel y con mi lengua la lami, Magui vibro y gimio mi nombre cosa que fue sufriente para que la tomara por la cintura y la acomodara en la cama y yo sobre ella.

PrejuiciosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora