Capítulo 1 - un demonio extraño

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Me di cuenta que tuve en borrador este cap todo el tiempo, lpm😀  valiendo, en fin, ni que alguien leyera esta mmd xD
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Perú estaba por salir de su clase, pero alguien lo detuvo — Perú, espera — dijo un tipo junto a alguien más — Canadá, ¿ocurre algo? — preguntó al ver quien estaba al lado del antes mencionado — bueno, pues, mi hermano queria disculparse con tigo por lo del otro día — eso era lo que decía él, pero la cara del estadounidense era otra —  ajá, bien, escucho — dijo con una sonrisa burlona. El de lentes tomó aire para luego hablar — Escucha, yo... me disculpo por el mal entendido del otro día, sé que no empezamos con el pie derecho — extendió su mano para que el contrario la estrechase. Aunque Perú lo dudó por unos instantes, le estrechó la mano — bien, estamos progresando — dijo el canadienses muy feliz. Pronto ya estaba saliendo — nos vemos Perú — dijo mientra caminaba — que sepas que sólo lo hago por Can — dicho esto fue tras su hermano

[...]

Ya se encontraba en su casa, viendo algo de televisión, cuando un mensaje llegó en su celular

"En este pdf están los grupos asignados para el proyecto"

Era su profesor, que al parecer no podía decir los grupos en clase, por lo que los mando por chat. Mientras se encontraba revisando el archivo, grande fue su sorpresa al ver quienes eran sus compañeros de equipo — demonios — reprochó dejando su celular a un lado — ¿alguien me llamó? — al escuchar esa voz detrás suyo, no pudo evitar pegar un salto del susto, al voltearse al ver quien era, casi se desmaya, no, no casi, luego de ver, esos pequeños cuernos, esa juguetona cola, ese escultural cuerpo... es decir, estaba más que claro que eso no era un humano

...

H-humano... — el pequeño demonio parecía preocupado. Pronto el pelirrojo despertó y se dio cuenta que el demonio estaba encima suyo — ¿Qué eres? — dijo con miedo mientras apoyaba sus manos en el suelo y elevando su espalda — por favor no te desmayes otra vez... no creo que esta vez pueda controlarme — sus últimas palabras dejaron una incógnita en el peruano — ¿controlarte? — preguntó extrañado — sí, verás, ¿has escuchado hablar sobre los incubos...? — el rubio desvió su mirada con vergüenza. Esto al bicolor le provocaba más preguntas que respuestas, ¿qué rayos era un incubo? —no... — respondió — creo que deberíamos hablar cuando estés más clamado ¿bien? — el demonio no sabía cuanto más podría soportar, y más estando en esa posición

Ya estando más calmado y en una posición más confortable para ambos, empezaron su plática —  y bien... — inició el peruano, a lo que el tricolor puso atención — ah, sí, sí, verás... ese brazalete que encontraste en el parque — señaló en objeto — ahí he vivido durante el último siglo... — esto dejó aún más extrañado a Perú — y pues, sé que va a sonar raro... — avisó antes de hablar — dimelo a mí que estoy hablando con un demonio — comentó —  mira, yo soy un incubo, y los incubos... no nos alimentamos con comida normal — esto puso en alerta al contrario — ¿acaso comen humanos, por eso dijiste que no podrías controlarte? — preguntó alterado — no, no es así... bueno, parecido — esto calmó un poco al peruano. El ecuatoriano tomó aire nuevamente — nos alimentamos de sexo... — el de pelo rojizo se quedó sin palabras, un silencio incómodo se hizo presente

Seguían en silencio hasta que el demonio habló nuevamente — he estado encerrado en ese brazalete por años, ahora por fin pude salir de ahí, y tengo que pedirte algo más — continuó explicando — necesito que me dejes quedar en tu hogar mientras encuentro una forma de volver al mío — le pidió, esto hizo que el otro alfin reaccione — oh no, no tendré un demonio sexual viviendo en mi casa — claro, todos sabemos que puede pasar en estas situaciones, no puedes tener a alguien que se alimenta de sexo viviendo con tigo y esperar que no suceda nada entre ambos — vamos, te prometo que no haré nada malo, de hecho, inventaron unos supresores que ayudan a saciar el hambre de incubos y lo he estado tomando estos últimos 4 años, funcionan muy bien — suplicó el demonio poniendo cara de cachorrito — ¿y cómo estás seguro de que eso funciona? — preguntó el bicolor — no estoy muerto de hambre ¿no?

esto lo  convenció — bien, pero sólo mientras buscas una forma de regresar — el ecuatoriano se emocionó tanto, que se abalanchó hacia el otro para darle un gran abrazo, haciendo que los dos caigan al piso — ¡distancia, distancia! —  ordenó, haciendo que el rubio obediente lo dejara y se sentara encima suyo — tendremos que establecer reglas...

Incubo(Ecuador x Todos)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora