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Plagg se había quedado junto a Adrien toda la noche sin decir nada, nada lo calmaría en esa situación. Estuvo velando que ningún akuma se le acercara, quería que se desahogara, así que tampoco le diría que se controle; quién podría. Desde que llegó sintió que había algo extraño con Gabriel, por eso evitaba juzgarlo, al final tuvo razón, pero siendo por razones horribles.

El chico estaba tan deprimido y sin ánimo que no le escribió a Luka, al final nada estaba bien. No quería perder a su padre, aunque le frustraba en un inicio, como le dijo a Plagg, no lo odiaba. Saber que lo iba a perder en poco tiempo y él no le dijo nada para no preocuparlo, alejándolo, le molestaba. Le molestaba no haberse dado cuenta que algo andaba mal con él. Luego de que le dijera que estaba enfermo le fue más fácil captar su expresión cansada y que aparentaba un tanto más viejo de lo que era cuando debido a la falta de energía.

Ahora entendía por qué Nathalie siempre comentaba que su padre no sabía decir las cosas como eran y le costaba expresarse. Por fin captó por qué le daba esa mirada de lástima, ella sabía todo sin poder decirle.

—Chico, despierta, tu padre te dijo que desayunaran juntos— se paró en su mejilla, dándole suave.

—Mm.. Plagg, no quiero levantarme, me duelen los ojos— murmuró medio dormido aún.

—Adrien, sé que no tienes ánimos, pero deberías aprovechar el tiempo con tu padre desde ahora— volvió a levitar cuando se movió —Si no lo haces, te arrepentirás después, chico—

—Lo sé…— se quedó unos segundos más recostado antes de levantarse para alistarse antes del desayuno.

Se dió un baño y se obligó a estar más tranquilo, ya se había deprimido suficiente en la noche. Cómo dijo Plagg, debía aprovechar el tiempo que le quedaba a su padre, no deprimirse en una esquina. Gabriel aguantó suficiente solo, ahora debía estar para él y ayudarlo en lo que pudiera.

—Buenos días, Nathalie, ¿Y mi papá?— le preguntó al llegar al comedor y no verlo.

—Enseguida llega, está en su habitación—

—Está bien— observó la mesa, notando que habían 3 platos ahí —¿Desayunarás con nosotros?— sonrió leve un tanto emocionado.

—Así es, tu padre me lo pidió, además de esa forma estaré más pendiente si algo le sucede—  lo observó, recordando su conversación de hace unos días —Adrien, sé que crees que tú padre y yo tenemos algo, pero no es así, yo—

—Lo sé, ya entendí, solo se llevan bien, perdóname por malinterpretarlo. Ahora comprendo que solo estabas preocupada por mi padre— tomó asiento en su lugar, mirando la puerta —Pero realmente pensé que tenían algo cuando te vi tratarlo informal mientras lo acompañas a su cuarto, siempre te escuché decirle “señor” o “tu padre”— la observó ahora, estaba velando que no llegara mientras lo decía, temía que lo escuchara —Por favor no le comentes que pensé eso..—

Ahí fue cuando Nathalie sintió la culpa comérsela, ya Gabriel sabía que él pensaba eso. En parte no lo juzgaba, probablemente las personas si pensarían que tenían algo y ella le tuteara, pero no es así. Cómo dijo antes, se conocían desde hace mucho tiempo y lo conoce tanto, que es imposible guardarle tanto respeto.

¿Qué anciano hace berrinches?

De verdad que Adrien no debía saber que su padre era un hombre berrinchudo. Estaba viejo y senil, pero como le encantaba hacer berrinches, ese hombre intimidante hacía berrinches si veía que su hijo la prefería a ella.

─Está bien, ya no te preocupes por eso─ le dió una sonrisa tranquila y observó al llorón, digo, sr. Agreste entrar ─Buenos días, señor─

─Buenos días, Nathalie e hijo─ tomó asiento y miró a su hijo, no necesitaba ser Hakwk Moth para saber que estaba deprimido.

Tiempo PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora