EXORDIO

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Un consejo, Maga. Sí. Te digo así porque estoy seguro de que ya has encontrado a alguien más y no pienso irrespetar esa decisión tuya. Dejo estas notas únicamente para poder hablarte un poco sobre nuestros hijos, dándote un consejo a ti y una advertencia a quien te acompañe.

Primero y principal:

Nunca desafíes a Darien, terminarás oyendo las verdades más horriblemente dolorosas de tu vida.

Segundo y no menos importante:

Nunca hagas enojar a Austin. Y sí alguna vez lo haces, por favor: huye. Porque ni siquiera yo he sabido qué pasa.

Primer anexo de la carta de Austin Britez.

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Magali.

Cortarme el cabello fue un desastre.

Maldije a todo lo que se me atravesaba cuando me confirmaron que no habría manera de dejarlo tan largo como lo tenía, que había mechas demasiado disparejas debido a que las llamas las consumieron en mayor medida. Así que la larga y hermosa melena que estando suelto me llegaba hasta por encima de los glúteos ahora apenas alcanza a cubrir mis omoplatos.

He tenido ganas de llorar por ello, pero siento que me he quedado sin la capacidad de poder hacerlo. Con las mechas más consumidas pedí que me hagan un fleco ya que era eso o verlo atrás apenas cubriéndome el cráneo.

Suspiro. He perdido muchas cosas en este último enfrentamiento y siento que nada me duele más que mi cabello, he trabajado años por él y a esa estúpida le costó solo unos minutos destruírmelo. Las ganas de venganza me consumen... «la haré mierda» por perra maldita.

Angelina estaría furiosa si supiera que me dejé tocar lo único que tengo de su linaje, pero quizá al verme así, con el cerquillo igual al de ella me perdone un poco, espero crezca lo suficiente antes de volver a verla, ya tiene suficiente ego como para que ahora empeore y tenga otra contienda con Geraldine alegando que quiero parecerme más a ella.

Llevo siete horas en el Reino y no he estado sola ni un momento. Luego de que mis niños me aseguraran mil y un veces que no necesito esforzarme por nada, me obligaron a que me atiendan las doncellas, me di una ducha, me trataron las heridas y por último el cabello por lo que ahora, vistiendo un enterizo de seda rojo y unas zapatillas cómodas por el clima cálido de este lugar, me miro en el espejo por última vez tocando el collar que me he vuelto a colocar.

Sé que debo hablar con mis hijos antes de que mis esposos lleguen y que cuando lo hagan también debo hablar con esos dos. No sé cómo van a tomar esto ninguna de las partes, pero yo tengo claro que mi lugar es con los primeros.

Detallo de repente las pequeñas y casi imperceptibles líneas que quedaron en mi cuello por el ahorcamiento de Adler y un escalofrío me recorre al recordar que él pudo dar con Austin y aunque me han aclarado que solo se lo llevó porque salieron del reino tengo el presentimiento de que no capté algo en el mensaje.

Ese hombre nunca hace las cosas solo porque sí. Cada uno de sus movimientos es fríamente calculado y lo peor no es eso, lo peor es que a veces incluso calcula los movimientos de sus contrincantes.

Paso saliva antes de salir de la habitación y en el pasillo debería estar esperándome Austin, pero no lo está por lo que voy a las escaleras acristaladas las cuales bajo captando las voces en el recibidor. Mis pasos suenan al bajar las mismas y mi hijo alza la vista centrándose en mí, me detalla sonriendo al verme el nuevo corte antes de acercarse.

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