Renjun y Jaemin son amigos desde la secundaria, estos un día se pelean y llegan a un acuerdo que solo ocasionó confusión. Obviamente crecen y la etapa de crecer y madurar ya había llegado. Jaemin, tanto como Renjun entran a la Universidad y al segun...
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"Hay algo llamado vergüenza"
Estaba yendo hacia la oficina de Jaemin con Mark. Según me contó es canadiense, tiene 25 años y es el ayudante de Jaemin. Básicamente, lo ayuda en todo lo que se le complica a Jaemin. Estábamos hablando tranquilamente hasta que sonó la bocina proveniente de la oficina de Jaemin.
Toda la gente presente se volteó a verme cuando Jaemin, o más bien para ellos el Jefe, había terminado de pronunciar mi nombre por la pequeña bocina. Así que con un poco de rabia rodeé los ojos y me dirigí con Mark a un paso apresurado a la oficina de posiblemente 12 paredes.
- Lamento que sea así. Es muy desesperado desde que los perdió.
Mire extrañado a Mark y este me miro asustado.
- ¿No lo sabes?- negué.
Con eso simplemente me tomó de los hombros e hizo que avanzaramos dejando el tema de lado. ¿Qué le pasa a este gringo?
Al llegar Jaemin me miró molesto.
- ¿¡Por qué tardaste tanto?!-. preguntó básicamente con un tono de voz alto.
Alce mi ceja y lo mire con asco.
- Si quieres desquitarte conmigo te voy avisando que no vine para eso-. dije señalando con una mueca de asco.
- Además de desarreglado eres desubicado. Educate un poco-. las dos personas presentes sin contarme me miraron sorprendidos.
Jaemin miro a Mark como si estuviera afilando cuchillos con su mirada. Lo único que pudo hacer este ante ese gesto fue retirarse y dejarme con el demonio de cara linda allí.
- ¿Qué acabas de decirme?- pregunto creyéndose amenazante.
- Que además de desarreglado, desubicado. En serio, educate. Además de eso te piensas que me puedes amenazar. ¿Quién te crees que eres?- pregunté entre risas.
Reí un poco y cuando estaba a punto de irme fui tomado de la cintura y fui alzado. Envolvió el mismo mis piernas en su cintura.
- ¿Qué mierda haces?
- ¿Ahora quien se cree amenazante?- desafió.
Se acercó a su escritorio y me sentó allí. Se inclino a mi altura y sonrió.
- Mira lo rojo que estas. Luego te haces el fuerte-. se incorporó y metió sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras miraba a la pared atrás de su escritorio.
Pude haber corrido. Pero en ese instante estaba congelado.
¿Con su belleza? protestó mi mente.
Suspiré irritado. Por suerte Na no escucho.
- Oye, tampoco es mi culpa. Hay algo llamado vergüenza-. excuse con rabia.
