7 ׂ 𐄹 golpe total

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Días después, Yoko y su familia seguían en el hospital, esperando una mejora en el estado de salud de su padre. Faye había estado allí para ellas, ofreciendo apoyo y consuelo en momentos difíciles.

Pero la mañana del quinto día, el doctor llamó a Yoko y a su hermana, a su oficina. Faye se quedó en la sala de espera, sintiendo una sensación de inquietud.

Yoko y su hermana regresaron minutos después, sus rostros pálidos y llenos de lágrimas.

⎯¿Qué pasa?⎯, preguntó Faye, levantándose de su asiento.

Yoko se derrumbó en sus brazos, llorando. ⎯Papá... no pudo⎯, sollozó.

La hermana se sentó a su lado, también llorando. ⎯El doctor dijo que no había nada más que hacer⎯ explicó.

Faye abrazó a Yoko con fuerza, sintiendo su dolor y tristeza. ⎯Lo siento tanto⎯, susurró.

El silencio que siguió fue opresivo, lleno de emoción y dolor. Yoko y su hermana lloraban, mientras Faye las sostenía, ofreciendo consuelo.

Finalmente, Yoko se separó de Faye, su rostro bañado en lágrimas. ⎯Gracias por estar aquí⎯, dijo, su voz quebrada.

Faye la abrazó de nuevo. ⎯Siempre estaré aquí para ti, y para tu familia⎯, respondió.

En ese momento, Faye supo que su conexión con Yoko había crecido más allá de la atracción física. Había una profunda emoción y comprensión entre ellas, forjada en momentos de dolor y tristeza.

Los días siguientes fueron un borrón de lágrimas, preparativos para el funeral y recepción de condolencias. Yoko y su hermana estaban destrozadas, pero Faye estaba allí para ellas, ofreciendo apoyo y consuelo.

El día del funeral, la iglesia estaba llena de amigos y familiares que habían venido a rendir homenaje al padre de Yoko. Faye se sentó en la fila delantera, junto a Yoko y su hermana, sosteniendo la mano de Yoko.

Durante la ceremonia, Yoko se derrumbó varias veces, y Faye la sostuvo, abrazándola con fuerza. Su hermana también lloraba, pero parecía encontrar consuelo en la presencia de Faye.

Después del funeral, la familia se dirigió al cementerio para el entierro. Faye se quedó atrás, permitiendo que la familia tuviera un momento de privacidad.

Cuando la familia regresó, Yoko se acercó a Faye, sus ojos rojos de llanto. ⎯Gracias por estar aquí⎯, dijo, su voz quebrada.

Faye la abrazó. ⎯Siempre estaré aquí para ti⎯, respondió.

Yoko se apartó un poco y miró a Faye a los ojos.
⎯Quiero que sepas que te amo, no quisiera perderte a ti también⎯, dijo, su voz apenas audible.

Faye se sintió sorprendida, pero también algo triste por ver a Yoko tan llorosa. ⎯Yo también te amo, no te dejaré⎯, respondió, su voz llena de emoción.

Cuando Yoko lloraba, algo dentro de Faye se derrumbaba junto a su dolor.

Después de la confesión de amor en el cementerio, Yoko y Faye se miraron a los ojos, sabiendo que su conexión había trascendido la amistad.

Pasaron los días siguientes rodeadas de amor y apoyo, reconstruyendo su vida después de la pérdida del padre de Yoko. Faye visitaba diariamente a la casa de Yoko para estar cerca de ella y apoyarla en ese momento difícil.

Una noche, mientras paseaban por el parque donde se besaron por primera vez, Faye tomó la mano de Yoko y la llevó a un banco. Sacó una pequeña caja de su bolsillo y se arrodilló frente a Yoko.

⎯Desde que te conocí, supe que eras especial⎯,
dijo Faye, su voz llena de emoción. ⎯Quiero pasar el resto de mi vida contigo, si me es posible. ¿Quieres ser mi novia y futura esposa?⎯

Yoko se sintió emocionada y feliz. ⎯Sí, quiero⎯, respondió, sonriendo.

Faye abrió la caja y reveló un hermoso anillo de compromiso. Yoko se sorprendió y se sintió conmovida por el gesto.

⎯Te amo⎯, dijo Faye, poniendo el anillo en el dedo de Yoko.

⎯Te amo también⎯, respondió Faye, abrazándola.

A partir de ese momento, Yoko y Faye fueron oficialmente novias, y futuras casadas, listas para enfrentar juntas cualquier desafío que la vida les presentara.

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