Alma
Hubo un momento en mi vida en el que deseaba no sentir nada, poder vivir la vida sin sentir la dependencia que genera el amor.
Uno cree que ya tiene todo resuelto, que ya se sabe el final de la historia porque alguien te rompió el corazón y sintió que nadie va a llegar a hacerte sentir igual.
Te convencés de que esa fue la única que te enamoraste de verdad y que todo lo que venga después va a ser una versión más suave, más fría.
Te quedás con el recuerdo de esa persona que no te valoró, que te dejó esperando pero al fin y al cabo fue la persona que te movió el mundo entero.
Y ahí te preguntás: como pude haber sido tam ciega? como pude haber sentido algo tan fuerte por alguien que te iba a tener momentáneamente en su vida?
Pensé que no iba a sentir eso de nuevo, que nadie iba a ser capaz de hacerme creer que sí, que era posible enamorarse otra vez, enamorarse de verdad.
Pero ahí es cuando apareció Mateo, con su forma de ser, con sus palabras sinceras, su sonrisa que parecía abrirse paso entre todas mis dudas. No era como los demás. No me trataba como algo que estaba ahí porque sí; con él sentía que era vista, que alguien realmente me miraba y me quería así, como soy, sin que tuviera que cambiar.
Es curioso, porque cuando uno ya está cansado de las promesas rotas, de la desilusión, aparece alguien que te devuelve esa chispa, que te hace volver a creer, sin esfuerzo, sin presiones. Me enseño que el amor no es solamente la intensidad, sino también la paz, la seguridad de saber que, pase lo que pase, hay alguien que te banca y te elige.
Con Mateo todo se fue dando de a poco, sin prisas, sin necesidad de definir nada. Era como si nos entendíamos sin tener que ponerle etiquetas a lo que sentíamos. Al principio, me costaba creerlo. ¿Cómo podía alguien quererme así, tan simple y tan fuerte a la vez?
Me daba miedo que todo fuera un espejismo, que en cualquier momento se diera cuenta de que yo no era suficiente, que tenía mis mambos, mis dudas. Pero él siempre estuvo ahí, constante, sin dejar de mirarme con esos ojos que me hacían sentir que estaba en el lugar justo, en el momento correcto.
Creo que eso es lo que me conquistó de él. No fue solo la manera en que me hablaba o cómo se reía conmigo. Fue su paciencia, esa calma que me transmitía cuando yo empezaba a enredarme en mis pensamientos. Con él aprendí que el amor no es solo esa locura de perderse en el otro, de quedarse hasta los huesos, como me pasó antes. No, con Mateo era diferente; con él sentía que podía ser yo, con todas mis dudas, mis miedos y mis ganas de descubrir qué quiero hacer en la vida.
Es loco cómo, cuando menos lo esperas, alguien llega y te muestra que el amor puede ser fácil, puede ser lindo. Con él entendí que no tenía que ser una lucha, que no hacía falta andar rogando para que te miren o para que te elijan.
Y, sí, me asustaba. Porque después de haberme prometido no volver a sentir algo tan fuerte, ahí estaba, mirando a ese pibe que me hacía olvidar todo lo que pensé.
[...]
La pregunta a medias que había hecho Mateo quedó en el aire, y no volvió a salir de su boca algo así.
Yo también podría pedirle el noviazgo oficial, pero me hacía ilusión que me lo pidiera él.
De todas formas en el fondo sentía que había algo que nos trababa a los dos, y me generaba impotencia no saber que era.
Cuando volvimos de Chile las cosas siguieron igual de bien, nada más que Mateo cada día era más reconocido, y eso complicaba un poco las cosas. Ya no era tan facil salir a la calle juntos, ni subir historias, ni hacer vida normal.
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Mejores Amigos ; Trueno
Fanfiction> Alma es nueva en la escuela, y lo que mas quiere es formar un grupo de amigos. Mateo encuentra algo en Alma que no puede descifrar que es pero no lo habia sentido con nadie mas y desarrolla un deseo enorme de protegerla. Alma atraviesa varios con...