Los oneshots de ayer y hoy se transforman en algo ligeramente más siniestro.
Esto es únicamente con el fin de entretener.
Todas estas historias se desarrollan en universos alternos .
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—Hange
—¡Hange! —escuché que alguien me llamaba por segunda vez pero la verdad es que yo solamente quería seguir durmiendo.
Y no fue hasta que mi madre me tomó por los hombros que finalmente abrí los ojos.
—¿Qué pasa mamá?—dije bostezando y dándome cuenta que me encontraba recostada sobre el pavimento de una calle.
No se sentía tan incomodo como me imaginé alguna vez que se sentiría, era extraño. A lo lejos varías personas gritaban cosas que no entendía.
—¿Dónde estamos?— pregunté enseguida, mientras mi madre me ayudaba a ponerme de pie y sacudía ligeramente mi ropa.
Ella me sonrió y me ofreció su mano para que la tomara, ya estando de pie, comenzó a avanzar sin detenerse, hasta finalmente alcanzar una distancia considerable de aquel tumulto de gente fue que habló.
—Hange , voy a contarte algo, pero necesito que pongas atención, ¿sí?
Rápidamente asentí.
En mi pecho sentí algo extraño mucho antes de que ella tuviera oportunidad de hablar, era como cuando alguien te abraza muy fuerte y no puedes respirar bien, algo así pero sin que nadie me estuviera abrazando.
—Acabamos de tener un accidente, y si observas allá, te darás cuenta que nuestro auto quedó casi irreconocible—dijo señalando aquella masa humeante que tenía colores parecidos al auto en el que íbamos, parecía haber otro auto ahí también.
Lo veía todo con claridad, los gritos se hacían más fuertes y el humo que salía del auto más denso, muchas más personas comenzaban a llegar, algunas parecían estar hablando por teléfono.
—Hange —me tomó por las mejillas y se colocó a mi nivel, quedando en cuclillas, tenía sangre a un costado del mismo lado donde le había puesto aquel prendedor de mariposa antes de salir de casa, parecía haberse golpeado con algo.
—Tu prendedor, no está.
Esperó y se toco con la mano aquella parte del pelo donde debía estar aquello que le mencioné y enseguida volvió a mirarme directamente.
Sabía que estaba por decir algo muy importante, solía ponerse seria y darme toda su atención cuando quería decirme algo muy muy difícil, comencé a sentirme nerviosa.
—Mamá murió en ese accidente.
Negué con fuerza.
—Pero estamos aquí las dos, no entiendo de qué hablas, mamá—dije sin tener idea de donde había sacado aquello.
Ella abrió la boca para hablar pero la interrumpí de nuevo.
—¿Es por el golpe en tu cabeza?, ya no sale sangre, estás bien, ¿quieres que te lleve a un doctor?, no creo que eso se cure con un beso como cuando me raspo la rodilla —le dije tomándola de la mano.
