CAPITULO 2

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Las hermanas saiyajin se encontraban frente a una enorme infraestructura, este era el lugar más accesible para comprar agua potable, pues vendía el líquido a cualquier saiyajin sin
importar su clase. Hace ya muchos años que el planeta Sadala venía atravesando una grave sequía, los ciclos climáticos del planeta pasaban por temporadas de extremo frío con bastantes lluvias y heladas y de extremo verano, con sequías prolongadas, esto se repetía cada veinte años. Aquellos fenómenos eran realmente difíciles, por lo que hacía que los saiyajin, en especial las clases menos favorecidas perecieran y los que sobrevivían eran casi unos prodigios o mutantes dentro de la raza.

Aunque pareciera un poco ilógico que dos criminales buscadas en todo el planeta hicieran la fila para reclamar y comprar varios litros de agua potable, existía una ley tácita que todos los saiyajin seguían sin importar su clase: no robar el agua, ni desperdiciarla en tiempos de sequía.


—deberíamos robar todo el lugar, en vez de estar comprando - enuncia una mujer de corta cabellera con suma molestia —, Esto es... Irónico.

—guarda silencio arani, te lo eh dicho muchas veces el agua es lo único que no podemos robar - responde caulifla, observando a su alrededor preguntándose - tengo un mal presentimiento.

- ¿te sucede algo, hermana? - pregunta Kale quitándose un enorme bolso.

—bueno que esperan compren el agua, el pueblo no espera - diría arani - descuiden yo me quedaré a vigilar que ningún soldado venga.

Ambas hermanas ingresan al establecimiento, para minutos más tarde caulifla salir con un enorme tanque y kale con su bolso repleto de pequeños Bidones de agua, ambas se sorprenderían al ver a su subordinada acompañada de un extraño Saiyajin, percatándose de la
ausencia de los ciudadanos.


—Me lo estaba esperando, ¿dime que se siente traicionar a los de tu clase?

—Jamás las traicionaría, ustedes salvaron mi vida - diria arani, Observando como Caulifla colocaba el tanque de agua en el suelo. Ella cruzó sus dedos detrás de la espalda.

—Silencio mugrosas delincuentes - Grita con frustración aquel Saiyajin, Apuntando con una esfera de Ki a arani - El rey ordenó llevar las al palacio para hacer condecoradas por su labor de hace mas de un año, pero, ella no será necesaria.

Pronto ese soldado fue noqueado por alguien más, Arani miró de soslayo a quien fuera quien haya hecho eso y con su dedo pulgar le hizo saber qué hizo un buen trabajo. Se abrió paso en dirección a Caulifla, antes pateando al soldado hacia donde estaba Kale bajando varios bidones de agua.

—Por supuesto que no traicionaría a nadie que me haya salvado la vida — ella movió sus dedos formando la figura de una pistola y le apuntó a Caulifla —y siempre fui menospreciada por ti y la idiota de Kale.

—Cuando hables de Kale lávate esa sucia boca — Caulifla le recriminó.

Un soldado que custodiaba el carro tanque o camión cisterna lleno de agua, se acercó a ellos para mediar y evitar una confrontación innecesaria.

—Escuchen las dos — el soldado de rango de cabo se puso en el medio —no pienso permitir una pelea innecesaria aquí.

Arani, quien ciertamente era mucho más fuerte que ese joven, le hizo estallar una esfera de energía en el pecho la cual, con el impulso, lo hizo salir volando a estrellarse contra unas casas abandonadas.

—Arani — Caulifla intentó dialogar —has sido mi mujer de confianza junto con Kale desde hace diez años. ¿Qué piensas hacer?

—Lo que te imaginarás — mencionó la menor —, ¿recuerdas que el hermano del rey te persiguió durante mucho tiempo hasta ese golpe de Estado que hubo el año pasado? Pues... la recompensa por ti sigue en pie pero no de manera oficial, sino que no es por dinero que hago esto.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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