Fuera del gimnasio, en la noche.
La celebración ha terminado y Diana está por irse.
Ketzaly se acerca con una sonrisa y algo en la mano.
–¡Diana, espera! Antes de que te vayas, quiero darte esto.–Ketzaly extiende la mano y le entrega una pulsera de hilo, con los colores del equipo.
–¿Para mí? no entiendo, Ketzaly. Ni siquiera sabía que hoy era el partido. Mireya fue la que me avisó, yo…
Ketzaly sonrió con un toque de nerviosismo.
–Lo sé, lo sé… Me olvidé de decirte, y fue un error. Pero cuando te vi ahí en las gradas, fue como si… no sé, como si todo encajara. Fue mágico, de alguna forma. Como si se suponía que debías estar ahí.
Sonrió mirando la pulsera.
–Bueno, Mireya tiene su forma de hacer que las cosas pasen. Pero no era necesario que me dieras esto, solo vine a animarte.
–No se trata de si era necesario o no. Para mí, verte ahí me dio una sensación de alivio. Me hizo sentir que podía ganar, que tenía algo especial por lo que luchar. Quería que tuvieras algo que te recordara eso.
Tomo la pulsera y la miro, sentí una mezcla de emociones.
Ketzaly me ayuda a ponerme la pulsera de tela en mi muñeca.
–Gracias, Ketzaly. Es lindo, y significa mucho para mí, aunque no esperaba que me sintieras tan importante.
–Siempre has sido importante, Diana. Quizás no te lo he dicho lo suficiente, pero tu presencia, tiene un impacto, hoy más que nunca.
Diana siente el peso de las palabras de Ketzaly, y por un momento, sus miradas se cruzan en un silencio cargado de una tensión de emociones no dichas.
Ketzaly rompió la tensión.
–Bueno, nos vemos pronto. Y gracias por estar ahí, aunque haya sido por casualidad.–Dijo con suavidad.
–Nos vemos, Ketzaly. Gracias.
Ketzaly se da la media vuelta pero se queda unos segundos estática, indecisa si irse o querer charlar más con Diana.
Voltea de nuevo con ella.
–Oye, Diana, no quiero sonar atrevida, pero… ¿te gustaría que fuéramos a tu casa? Podemos pedir algo de cenar y seguir hablando.
–¿A mi casa? Bueno, no tenía planes…–Me interrumpe.
–No quiero seguir festejando con mis amigas, porque sé que va terminar en una casa con alto volumen de música, personas desconocidas y mucho alcohol, y no quiero terminar ahí.–Dijo algo nerviosa.
Diana comienza a caminar y Ketzaly la sigue.
–Esta bien Podríamos ver una película o algo.–Ketzaly me sonríe.–Pero nos iremos en moto, ¿No te molesta, verdad?
–Creo que ya hasta le estoy agarrando gusto también a la moto.–Ketzaly pone una mueca sin convencer su respuesta.
–También? ¿Cómo que también? ¿Acaso hay algo más que te está gustando?–Alzo una ceja con curiosidad.
–Bueno, eso lo tendrás que averiguar en el camino.–Se pone el casco con una sonrisa coqueta.
–Pues agárrate fuerte, a ver si te gusta tanto como dices.–Dije entre risas, mientras enciendo la moto y mira a Ketzaly por el espejo retrovisor.
El motor arranca y las luces de la ciudad iluminan el camino mientras avanzan. El viento les despeina el cabello, y Ketzaly siente la adrenalina mientras rodea con los brazos la cintura de Diana.
Llegamos a la casa. Nos sentamos en el sofá. Después de una hora, llegó nuestro pedido: pizza y las papas fritas.
–Este es el tipo de humor que necesito más seguido.–Dijo Ket, riendo a carcajadas por una escena absurda de la película.
–Te dije que te gustaría. Es una de mis películas favoritas cuando necesito despejarme.
–Tus gustos en las películas son peculiares pero divertidas.–La miró con una sonrisa.
–¿Solo en películas? Qué decepción, yo pensaba que tenía buen gusto en todo.
De repente, en la película, hay una escena tan ridícula que ambas estallan en carcajadas al mismo tiempo.
–La pizza y una buena comedia son la combinación perfecta de una noche.–Dije después de reírnos.
–Bueno, pero la pizza es algo que no consumo mucho.
–¿Qué quieres decir? La pizza es lo mejor que hay.
–No me malinterpretes, me gusta más ver a alguien disfrutar de la pizza, puede ser bastante tentador.
–¿Tentador, eh? Bueno, ¿quieres ver cómo lo hago?
Levanto un trozo de pizza y comienzo a comer un pedazo, sin embargo el trozo comienza a extenderse una línea de queso, antes de que le cayera a la manta, comienzo a juguetear mi lengua, enredando el queso a mi lengua.
No puedo creer lo sexy que se ve haciendo eso. Es solo pizza, pero parece que se ha convertido en algo mucho más íntimo.
Esto es más de lo que esperaba para una noche de película. Su confianza y ese brillo en sus ojos me tienen hipnotizada. Me siento cada vez más atraída hacia ella. Su manera de jugar con la comida es divertida y traviesa, y, al mismo tiempo, hay algo increíblemente seductor en su sonrisa.
Definitivamente, quiero conocerla más. Si puede hacer que un simple trozo de pizza se sienta así de electrizante, no puedo imaginar cómo sería compartir algo más… profundo.
–Wow… eso es una forma interesante de disfrutar la pizza.–Siento que mi corazón late a mil.–Definitivamente, es bastante atractivo.
–Te gusta lo que ves? Es un talento especial.–Diana tenía una mirada coqueta.
–Bueno, ahora estoy muy curiosa. ¿Qué más talentos especiales tienes?.–Ketzaly siente que su rostro se calienta, y no puede apartar la mirada de Diana.
–Podría mostrarte, pero necesitaría que te acerques más.–Ketzaly se acerca un poco, sintiendo el pulso de la conexión entre ellas.
Siento un cosquilleo en mi estómago, me acerco un poco más.
–¿Sabes? Hay algo que he querido hacer desde hace un tiempo.
la observo, mi corazón late con fuerza.–Diana se inclina un poco más cerca, sus labios apenas a centímetros de distancia.
–Quiero saber si puedo besarte.–Dijo Diana en voz suave.
–Me encantaría.–Dije con una sonrisa tímida pero segura.
La cercanía entre nosotras era eléctrica, y el aire estaba cargado de una energía que me hizo sentir viva. Cuando me preguntó si podía besarme, la mezcla de ansiedad y emoción me llenó. Solo pude asentir, apenas capaz de contener mi entusiasmo.
Cuando sus labios tocaron los míos, me sentí como si estuviera flotando. El beso comenzó suave y tierno, una dulce exploración que me envolvía en una calidez reconfortante. La suavidad de sus labios provocó un torrente de sensaciones en mi pecho, como si cada latido me acercara más a un lugar de felicidad que nunca supe que existía.
Me dejé llevar, respondiendo al beso con una mezcla de timidez y deseo. Mi corazón se aceleraba, y sentí cómo la tensión acumulada entre nosotras se disipaba en ese momento. Había algo increíblemente especial en la conexión que compartíamos, como si estuviéramos creando un nuevo mundo solo para nosotras.
Cuando finalmente nos separamos, miré a Diana, y vi en sus ojos una mezcla de sorpresa y alegría. El roce de nuestros labios dejó una chispa en mi piel, y el recuerdo del beso persistía, llenándome de una nueva esperanza. Me di cuenta de que esa noche no solo habíamos compartido pizza y risas, sino también un momento que podría cambiarlo todo.
Sonreí, sintiendo que mi corazón estaba más abierto que nunca. Había una mezcla de nerviosismo y emoción en mi interior, pero también una sensación de que, por fin, había dado un paso hacia algo real y hermoso.
Diana.
El beso con Ketzaly fue un torbellino de emociones. Cuando sus labios tocaron los míos, sentí que todo lo que había estado guardando en mi interior se desvanecía en un instante. Había pasado tanto tiempo lidiando con mis sentimientos por Ambar, cuestionando si aún había algo entre nosotras, que no había considerado lo que podría significar sentir algo por alguien más.
En ese momento, todas mis dudas y confusiones se desvanecieron. El contacto suave y cálido de Ketzaly encendió algo dentro de mí, como si finalmente me estuviera despertando de un largo sueño. Su beso era diferente; había una energía palpable, una chispa que me decía que esto era real.
Mientras nos besábamos, me di cuenta de que estaba comenzando a dejar atrás mis inseguridades. Ketzaly no solo era una amiga; había crecido en mí una atracción que no podía ignorar. Era como si en ese beso me estuviera permitiendo explorar un nuevo capítulo de mi vida, uno que podría estar lleno de posibilidades.
Pero en el fondo, una parte de mí seguía dudando. ¿Qué pasaría con Ambar? ¿Podría realmente dejar ir lo que había sentido por ella? Sin embargo, en ese momento, mientras Ketzaly se inclinaba hacia mí, sentí que la conexión que compartíamos era genuina y especial. Me estaba dando la oportunidad de experimentar algo nuevo, algo que no sabía si podría tener con Ambar.
Cuando finalmente nos separamos, el recuerdo de sus labios seguía ardiendo en mi mente. Sonreí, sintiendo que mi corazón estaba más abierto que nunca. Había una parte de mí que quería aferrarse a esta sensación, la posibilidad de algo real con Ketzaly, pero también sabía que tendría que enfrentar mis sentimientos por Ambar más adelante. Por ahora, solo quería disfrutar de este momento, sin pensar demasiado en lo que vendría después.
Mientras nuestros labios se separaban tras ese primer beso, la conexión entre Diana y yo se sentía más intensa que nunca. Mirarla a los ojos era como ver un mar de emociones que se reflejaban en su expresión: sorpresa, alegría, y un destello de deseo que me robó el aliento. Pero en el fondo, sabía que había algo más en juego, algo que iba más allá de este momento.
Ketzaly.
Cuando Diana se acercó de nuevo, sentí que mi corazón latía a mil por hora. Había una energía en el aire, una especie de invitación silenciosa que me decía que este beso no había terminado. Sus labios se acercaron otra vez, y antes de que pudiera procesar completamente lo que estaba sucediendo, ella abrió la boca y, con suavidad, dejó que su lengua explorara mis labios. Fue un gesto atrevido que me tomó por sorpresa, pero, al mismo tiempo, encendió un fuego en mi interior.
Respondí de inmediato, permitiendo que nuestras lenguas se encontraran en un suave y tentador baile. Era como si, en ese momento, el mundo se desvaneciera a nuestro alrededor. No había nada más que el calor de su cuerpo y el sabor de su boca, una mezcla que me dejaba sin aliento. Cada roce, cada caricia, me hacía sentir más viva, más deseosa de descubrir lo que había entre nosotras.
Sentí cómo Diana se entregaba completamente, y eso me animó a hacer lo mismo. La forma en que sus manos buscaban mi rostro me hizo sentir querida y deseada. Era una intimidad que nunca había experimentado antes, y me di cuenta de que este momento era mucho más que un simple beso; era un paso hacia algo nuevo y emocionante.
Mientras nuestras lenguas jugaban juntas, me di cuenta de que no solo estaba disfrutando de su compañía, sino que también estaba dejando atrás mis propios miedos e inseguridades. Este era un momento que quería atesorar, y supe que estaba lista para abrir mi corazón de par en par.
En medio de esa conexión tan intensa, pensé en lo que significaba todo esto: en cómo este beso podría cambiarlo todo. A pesar de la incertidumbre sobre lo que pasaría con Ambar, no podía negar la magia que estaba creando con Diana. Era un paso hacia lo desconocido, pero, al mismo tiempo, un paso hacia lo que podría ser una hermosa realidad entre nosotras.
El timbre de mi celular interrumpe nuestro momento, tenía varios mensajes de mi papá y Marina.
–¿Quieres que te lleve a tu casa o quieres quedarte aquí?
Me pregunta Diana y le sonrío.
–Por favor quédate.–Diana me ruega.
sentí un cosquilleo, asiento con la cabeza.
Me pongo de pie del sofá, empiezo a llamar a mi papá para avisarle que me quedaría, luego a Marina aunque ella estaba ebria y se escuchaba las bocinas retumbando creo que sí me entendió que estoy en la casa de Diana.
Hablando de ella, me sorprende abrazando por atrás, posando sus brazos en mi cintura y su mandíbula en mi hombro.
–¿Ya les avisaste que te quedarías conmigo?–Me susurra al oído.
–Si.–Estaba demasiado nerviosa.
Ella me empieza a besar el cuello, siento sus cálidos labios, recorrer mi piel, fue estremecedor.
–¿Podemos ir al cuarto?–Pregunta entre besos en mi cuello.
–C-Claro.–No podía creer que mis palabras se cortaban.
Ella se despega de mi y me guía sosteniendo mi mano a la habitación que estaba a unos cuantos pasos.
Diana.
Estamos tumbadas en la cama, viéndonos a los ojos después de una noche de risas y complicidad. El aroma del perfume de Ambar aún está presente en la almohada, lo que provocó en mi una ola de pensamientos.
¿Qué estoy haciendo? Aquí estoy, con Ketzaly, sintiendo su calidez y su cercanía, y aún puedo oler a Ambar.No sé si estoy lista para dejar atrás esos sentimientos. Pero Ketzaly, ella es tan diferente, tan real. ¿Qué pasa si me estoy cerrando a algo hermoso por aferrarme a un recuerdo?
Ketzaly, notando la expresión de Diana, se acerca un poco más, acariciando suavemente su brazo.
—Diana, ¿estás bien? Te noto un poco distante.
Sonrió con cierta inseguridad.
—Sí, solo estoy pensando en lo rápido que ha cambiado todo.
Diana se siente vulnerable y al mismo tiempo atraída por Ketzaly.
Ketzaly, percibiendo la tensión en el aire, decide ser más directa.
–No tienes que forzarte a sentir nada que no quieras. Estoy aquí para ti, sin presiones.
¿Presión? La verdad es que me siento más libre contigo, pero no puedo evitar la sombra de Ambar. Si me dejo llevar, ¿estaré traicionando algo que fue importante para mí?
Diana cierra los ojos por un instante, inhalando el perfume de la almohada. El recuerdo de Ámbar la envuelve, pero la calidez de Ketzaly la ancla a la realidad.
No tengo que olvidar a Ambar para seguir adelante. Tal vez pueda tener espacio en mi corazón para ambas. Pero, ¿realmente puedo abrirme a Ketzaly sin dudas?
Finalmente, me giro hacia Ketzaly, encontrando sus ojos llenos de comprensión.
—Ketzaly, quiero que sepas que estoy dispuesta a dar un paso más, a dejarme llevar. Quiero estar aquí contigo, en este momento.
Ketzaly sonríe, su rostro iluminado por la conexión que comparten.
—Eso es todo lo que necesito escuchar. Estoy aquí contigo, Diana. No te preocupes por nada más.
Diana, sintiéndose segura, se acerca más a Ketzaly y, con una mezcla de deseo y vulnerabilidad, da el primer paso hacia una nueva conexión.
Quizás esto sea justo lo que necesito. Un nuevo comienzo, y no tengo que dejar atrás lo que sentí por Ambar, solo estoy eligiendo un nuevo camino, uno que me llena de esperanza.
Ambas se miran con intensidad, sintiendo la electricidad en el aire. Diana se inclina hacia adelante, tomando la iniciativa de dejar que sus labios se encuentren con los de Ketzaly, uniendo sus destinos en un momento cargado de emociones.
La luz suave de la lámpara baña la habitación en un tono cálido, y me encuentro recostada en la cama, sintiendo la presencia de Diana a mi lado. Hay algo en el aire que me pone nerviosa, una mezcla de emoción y ansiedad. La risa que compartimos durante la película aún resuena en mi mente, pero ahora, el silencio se siente pesado, cargado de posibilidades.
La mirada de Diana me atraviesa, y veo en sus ojos una mezcla de confusión y deseo.
Su sonrisa me hace sentir cosas que no esperaba, y la cercanía de su cuerpo me provoca una corriente eléctrica que me recorre. Pero, por un momento, me detengo, sintiendo que hay algo más, algo que me frena. Ella parece distante, como si luchara con algo más en su interior.
¿Qué está pensando? La he visto sonreír y reír, pero ahora parece perdida en sus pensamientos. ¿Acaso estoy haciendo lo correcto? Me preocupa que no esté lista para esto. Aunque la atracción entre nosotras es mutuo, no quiero presionarla a hacer algo que no desea.
Cuando le pregunto si está bien, su respuesta me llega con un toque de inseguridad que me hace sentir mal. Quiero que se sienta segura conmigo, quiero que sepa que aquí no hay presiones, solo la posibilidad de algo hermoso. Mientras habla, puedo sentir su corazón latiendo con fuerza, casi como si compartiéramos el mismo pulso.
Ella está tan hermosa cuando habla así, pero también hay una lucha interna en ella. No quiero que se sienta atrapada entre su pasado y lo que podríamos ser. Ella merece ser feliz, y yo quiero ser parte de eso.
Tal vez solo necesita un pequeño empujón, un momento de verdad para abrirse a mí.
Finalmente, cuando me dice que está dispuesta a dar un paso más, una oleada de alivio y felicidad me inunda. No puedo evitar sonreír; su sinceridad me toca profundamente.Este es un momento que he estado esperando, y aunque tengo miedo de que pueda asustarse, estoy decidida a mostrarle lo que siento.
Esto es real. Esta conexión que tenemos, es auténtica y especial. No quiero que el pasado de Diana se interponga entre nosotras. Si ella quiere estar aquí, quiero que se sienta libre de dejar atrás las dudas.
Me acerco un poco más, mi corazón late con fuerza mientras nuestras miradas se encuentran. Entonces, ella se inclina hacia mí, siento que el mundo se detiene. Cuando nuestros labios se encuentran, es como si todo cobrara vida. Hay una chispa que enciende todo en mi interior. Ella me besa con ternura, y a medida que la conexión se intensifica, me doy cuenta de que este momento es solo nuestro.
En ese instante, la confusión de Diana parece desvanecerse, y todo lo que hay entre nosotras se siente correcto. Mientras nuestros labios se entrelazan, el perfume de Ambar que aún flota en el aire se convierte en un recordatorio de que el pasado no tiene que definir nuestro futuro. Estoy aquí, en este momento, con Diana, y eso es todo lo que importa.********************************
¡¡Gracias por leer!!
Espero que les esté gustando la historia.
Que tengan una buena semana.
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Enfoques cruzados:Romance en el campo de juego.
RomanceDiana, una estudiante de fotografía en la universidad, es contratada por el equipo de voleibol femenino para documentar su temporada. Mientras captura la intensidad del juego y la camaradería del equipo, Diana se encuentra irresistiblemente atraída...