Mi padre al fin está en casa. Bueno, estamos en casa de Míriam aún porque ella quiere cuidar de mi padre, ya que él necesita de cuidados médicos aún, ella se ha ofrecido a cuidarle y nadie podría cuidar de él mejor que ella.
Podría decir que.. Que me siento un poco mejor respecto a lo de mi madre. La echo de menos, sí. La echo mucho, muchísimo de menos, pero mi padre me ha sido de gran ayuda, ha sido mi apoyo y sólo con él a mi lado me puedo sentir fuerte. Tengo dieciséis años, cumplo los diecisiete dentro de poco. No quiero una fiesta, ni nada de eso, no podría soportar una fiesta cuando me falta alguien en mi vida. Me siento mejor, sí. Pero aún duele. Y como dije una vez, sé que dolerá siempre.
Son las nueve de la mañana; ahora mismo estoy con una toalla al rededor de mi cuerpo ya que acábo de salir de la ducha y, estoy viendo qué ropa ponerme. No me apetece salir de casa al igual que no me apetece buscar qué ponerme porque no tengo ganas, preferiría quedarme mil veces con mi padre que estar fuere en algún sitio. Pero me ha pedido que vaya a por mis notas ya que se acaban las clases de este año y como he estado faltando, seguro que me han quedado muchas este último trimestre y, mi padre quiere que las recupere. ¿No es suficiente ya tener que lidiar con mi día a día para lidiar también con mis notas? Siempre he tenido buenas notas, mi padre siempre ha querido que la gente me vea como 'una alumna ejemplar' mi madre más bien, lo único que le importaba era que apruebe el curso sí o sí. Alguna que otra vez me ha quedado una asignatura; Matemáticas. Las odio. Pero siempre la recuperaba en septiembre. Mi padre siempre dice: o apruebas mates, o no hay verano.
Oigo su voz en mi cabeza diciendo eso y me hace gracia recordar la cara de 'padre estricto' que intenta poner cuando dice esas palabras. Nunca ha sido un padre estricto, no puede pero, ha querido siempre que haga lo correcto.Me pongo unos vaqueros gris que me llegan por debajo de las rodillas, un jersey rojo y mis comunes botines marrones. Me miro en el espejo y al final acabo quitandome los vaqueros y me pongo unos cortos. Estoy haciendo lo mejor que puedo para tratar de verme presentable. Verme bien no, eso no me interesa en lo más mínimo ahora mismo. Tengo ya cosas suficientes en las que pensar. Como he estado haciendo los últimos días, me hago un moño alto, luego lo deshago y me dejo una coleta. Uno de mis tantos defectos es que soy muy indecisa.
Cojo una pequeña mochila de color rojo. Bajo las escaleras y me encuentro con Míriam que me sonríe de lado a lado y le devuelto una media sonrisa.- Buenos días Melli.- Dice limpiándose las manos en su mandil. Se ve que ha hecho el desayuno.
- Em, haz hecho el desayuno ¿verdad?- Pregunto y observo la hora del reloj que está al fondo del salón.
- Sí, en un momento hago la mesa.
- Lo siento Míriam, llego tarde pero, seguro que haz preparado un desayuno delicioso.- Le doy un beso en la mejilla y continúo- Me voy a clases, te quiero.
- Pe-pero no haz comido nada, no desayunar es malo.-Dice en lo que enmarca las cejas mientras voy saliendo por la puerta.
- Ya comeré algo allí tía, no te preocupes, adiós.
- Eres igual que tus primos.- Dice y me río.
Cuando llego al instituto, veo muchas caras conocidas y amigos pero intento ignorarlos y hacer de cuenta que no los he escuchado cuando han llamado mi nombre al verme. Cuando entro a clase veo a las personas que me han acompañado en este instituto durante cuatro largos y únicos años.
-¿Mell?- Dice Luna.
Luna es una chica que, que como ella no conoceré a nadie nunca, lo sé. Ha marcado la mitad de mi vida. Ha estado siempre a mi lado. Siempre. La conozco desde incluso antes de entrar en este instituto y le debo mucho.
- Eh, Luna..-Se acerca y me abraza. Y sé muy bien por qué lo hace.
«No Mell, las lágrimas ahora no.»
- Aunque no has respondido a mis llamadas ni a ninguno de mis mensajes lo entiendo. Sé lo que ha pasado, lo de tu madre, lo sé. He hablado con tu padre hace unos días.
Y créeme que lo siento.Se me hace un nudo en la garganta, no tenía ni idea de que haya hablado con mi padre.
- Gracias por entenderlo.- Es lo único que consigo decir.
Me lleva fuera de clase y dice- ¿Te encuentras algo mejor?- Muevo la cabeza de lado a lado lentamente, recordando cada uno de los momentos dolorosos que he pasado por la pérdida de una persona que no recuperaré nunca. Y que daría todo por recuperarla.
- No, no llores, no llores. Vale ya, no hablemos de esto.
No quiero entrar a clase, quiero correr a casa, pero me obligo a entrar porque ya ha llegado James Hudson, el profesor que ha sido mi tutor este año y será quien nos entregue las respectivas notas.
Entramos a clase, James nos mira a cada uno atentamente y empieza a decir- Bueno, ha sido un año largo y, pues ya hemos llegado al final. A algunos supongo que os veré el año que viene. Os deseo que el próximo año, vuestro último año para los que habéis logrado aprobar, como sabéis os toca segundo de bachillerato, espero que pueda iros bien y os deseo un futuro lleno de éxitos y recordad, los que no habéis aprobando, no olvidéis que siempre hay una segunda oportunidad para todo.
Continúa hablando, pero dejo de escucharlo cuando empiezo a pensar en mis notas. Por primera vez me preocupa que suspenda algunas asignaturas. Nunca había tenido que preocuparme, sólo por matemáticas algunas veces.
Me doy cuenta que ya está llamando por orden de la lista a cada uno cuando no dice mi nombre. Entrega las notas a todos y mientras van saliendo, veo a Luna que me da a entender por señales que me estará esperando fuera.
Cuando ya no queda nadie en la clase excepto James y yo, comienza a decir- En primer lugar, muy buenos días señorita Johnson. Sé que has tenido problemas en casa. Tu tía Míriam ha venido a presentar la justificación de faltas hace unos días.
James ha sido un profesor muy comprensivo conmigo y con los demás en este año, es un profesor excelente, pienso que su nivel de saber las cosas es mucho más grande de lo que él cree. Su esposa, que también es profesora, es una mujer muy amable, afortunadamente he llegado a conocerla.
- James, si puedes comprenderme, no hablemos de mi madre ahora, por favor.
- Vale, lo entiendo. Mira Mell, has suspendidos tres asignaturas lo que no habías suspendido antes por lo que he visto.- Se acerca y me entrega el boletín de notas.
«No, tres asignaturas, no.»
-Matemáticas, economía e historia. ¿cómo he podido suspender economía e historia?- Digo en voz alta y James me mira.
«Voy a morir.»
- Has tenido problemas Mell, problemas muy graves, es normal que hayas suspendido algunas asignaturas. Y no olvides que tú puedes aprobar estas asignaturas, sólo intenta mejorar en tu estado de ánimo y verás como todo sale bien.- Con esto último sonrío en modo de despedida y salgo por la puerta.
Luna me espera afuera.
- ¿Quieres que te acompañe a casa?- Dice mirándome fijamente.
- Claro, no estaría mal.- Sonreímos a la vez en lo que vamos saliendo por el pasillo del instituto.
*****************
Holaa :)
Estoy feliz de volver a escribir! Aunque, probablemente no llegue a escribir mucho en esta historia, no tengo muchos lectores y mi historia no da resultado. Intentaré seguir escribiendo un poco más por los que estáis ahí y os doy gracias por estarlo. :)
No he subido capítulos porque he estado sin móvil todos estos días pero ya lo tengo de nuevo.
Eso es todo, y gracias otra vez.
Besoos :)
