Capítulo 7

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Busco en mi armario algo adecuado para una fiesta en un campamento. Luna me ha enviado un mensaje dándome todos los detalles de cómo será la fiesta, la cual ha sido realizada por el instituto; ya que acaban de llegar unos estudiantes de intercambio y han querido darle la bienvenida.

Mi instituto siempre queriendo ser tan detallista.

Al final, después de tanto rebuscar algo adecuado para un campamento, me decido por unos vaqueros azules, y una sudadera roja de Adidas que me llega por los muslos. Mi favorita. No tengo que pensar en qué zapatos ponerme, ya que lo más adecuado para un campamento, supongo que serían mis botines marrones.

Entro al cuarto de baño, y me miro en el espejo; ojeras, labios secos, el pelo algo descuidado..
Pero, ¿Desde hace cuánto que no me arreglo?

Ah, sí. Desde hace siete meses.

Recuerdo que Míriam dejó un estuche de maquillaje en mi habitación, por si un día volvía a maquillarme.
Decido buscar el estuche, al que encuentro en uno de los cajones de mi mesita de noche. Me siento en la banca de mi tocador, y saco todo del estuche.
Sombras, lápiz, rimel, pintalabios..
No pienso maquillarme de una forma extravagante; lo único que hago es el delineado con el lápiz en mis párpados y el rimel en las pestañas. Observo el pintalabios, y lo meto dentro de mi bolso, por si luego decido usarlo. No suelo usar pintalabios, ya que tengo la manía de morderme los labios cuando estoy nerviosa, o cuando pienso en algo. Mis amigas dicen que es mi tic nervioso.

Mis amigas.
Hace tanto que no salgo con ellas.. Supongo que las veré ésta noche.

Empiezo a escuchar unos pasos subir por las escaleras, me asomo a la puerta y veo a Luna, quien me mira con una sonrisa y abre los brazos.

Le sonrío y la abrazo cuando dice:

-Te echaba de menos, enana.

Se queda un momento observándome, y veo que se le dibuja una sonrisa en la cara.

-Echaba de menos verte así. Me encanta como te sienta el lápiz de ojos.

Me río y digo- Has llegado un poquito tarde, ¿eh? Pensaba que llegarías antes.

-Ya, es que he estado discutiendo con mi hermano, ya sabes, como siempre. Menos mal que no se viene a la fiesta.

-¿Qué esperabas, que se viniera? Tiene catorce años, Luna.- Me empiezo a reír.

-Pues que sepas que justo por eso hemos discutido.

Nos quedamos un rato hablando y riendo, hasta que llega la hora de irnos.

Salimos por la puerta de ésta casa tan grande, después de haberme despedido de Míriam, papá y mis primos. Noté la alegría de mi padre al ver la sonrisa que se le dibujó en la cara cuando le dije que saldría con Luna. Supongo que le hace feliz la idea de que empiece a despejarme.

Veo un todoterreno negro que aparca enfrente de nosotras, Luna se acerca al coche cuando el chaval que conducía baja la ventanilla. Al ver la cara de éste, le reconozco al instante.

Es Marcus.

Cómo no reconocerle, pues es una de las personas con más sentido del humor que he conocido en mi vida. Nos conocimos un día en una fiesta, cuando su amigo le dejó sólo en la barra de la disco por irse a bailar con su novia. Desde entonces, Luna, él y yo nos hemos llevado de maravilla. Podría decir que es un chico apuesto; tiene el pelo corto, de color negro y con tupé. De ojos grandes y verdes como una multitud de árboles sumergidos en dos pequeños círculos que aparecen en su rostro. Es alto, y tiene el cuerpo bien trabajado. Es más, lleva unos Jeans azul oscuro, y una camiseta negra que resalta sus brazos.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2016 ⏰

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