En Busca De Un Significado En Un Mundo De Dolor

CAP 1(3/5)Descanso

¿Qué es el descanso en realidad? ¿Es un estado de relajación? ¿O es un estado de recuperación de energías? En caso de que sea un estado de relajación, ¿qué es la relajación? ¿Será simplemente "relajarse" o será acaso lo que la sociedad dictamina que es relajante?

Si le preguntaras a alguien, probablemente te diría dos posibles respuestas: relajarse o descansar. ¿De qué? De su vida. Con esto podemos concluir que el descanso es un estado de negación de lo que nos rodea.

Podríamos decir que el anciano en su habitación no está relajado, pero, de otra manera, podríamos decir que está descansando. El anciano, consciente de esto, recuerda sus días pasados, cuando relajación y descanso significaban lo mismo.

Era sábado, día de descanso. ¿Descanso de qué?, dirán. La verdad, de nada, pero realmente cansa ver a la gente frustrada. O al menos, eso pensaba el niño. La razón de su frustración, la razón de sus desvelos... no lo sabía. El porqué tampoco.

El niño, en su incertidumbre, solo sabía una cosa en concreto: debía dejar de pensar en eso y simplemente hacer lo que los demás llaman descansar.

Aunque, si lo miramos de otro modo, el niño siempre está descansando, relajado en su mar de pensamientos. Porque, si intenta relajarse, estará tan poco relajado, tan centrado en cómo relajarse, que olvidará un detalle muy importante: relajarse.

Para relajarse, el niño tiene que actuar con naturalidad, como es su costumbre. Pues lo opuesto a centrarse en relajarse es no centrarse en ello. Así que, si concentrarse en algo lleva a un resultado, lo más lógico es que no hacerlo dé el mismo resultado o uno diferente.

No hay necesidad de querer relajarse; no hay frustración que manejar para el niño, pues para él, los sábados son solo otro día más. "¡Oh, pobre niño ingenuo! Si supiera que el día más infernal se llamaba sábado, mientras el domingo significaba la disminución de la agonía..."

Había algo que el niño sabía con seguridad: estaba aburrido como nunca. Pero, ¿qué se le iba a hacer si lo único que sabe hacer lo hace todos los días? Lo único que cambia en su rutina diaria es el hecho de que no va a la escuela.

Aunque, bueno, hay algo interesante en este cuento: en esos días en particular, comía carne, su comida favorita. Dato curioso, dado que nació con dientes afilados (dientes natales), como si la vida le estuviera diciendo que estaba hecho para eso. Y no contento con eso, el destino le dio una mandíbula potente.

Aunque, si lo pensamos, ¿le gusta porque puede o puede porque le gusta? Que haya nacido con dientes y una buena mandíbula no significa que le guste. O en caso de que le guste, que tenga las herramientas para hacerlo no significa que las sepa usar.

El niño, en su profunda relajación, está tan relajado que ni cuenta se da de que el día ya ha pasado.

Ya es domingo. La verdad, no hay diferencia con el sábado. Muchos temen al lunes sin ser conscientes de que temen más al domingo. Porque el domingo es el día en que piensan tres cosas: que no sea lunes, que el domingo no se acabe, y en maneras de relajarse.

Pero nada de eso le importaba al niño. Digo, si no te importa ningún día de la semana, ¿cómo es posible que te afecte uno en concreto? La verdad, no hay forma. Solo existe un método: la tortura. Pero la vida es una tortura en sí misma, de la cual hay que escapar.

El chico, irónicamente cansado de tener que relajarse, desea que sea lunes para no estar relajado. Irónicamente, querrá que sea sábado para poder relajarse de los días entre semana.

Aparentemente, lo que el chico piensa que quiere hacer y lo que realmente quiere son cosas distintas. Solo queda esperar y ver cómo el chico... ¿descansa en esta vida de tortura? ¿O la verdadera tortura será no tener ninguna tortura?

Es gracioso, pero el deseo del chico se cumple: es lunes, y continúa con un día más.