Seduciendo a Papi

Capítulo 3.- Desayuno Erótico

🌟 Narrado por Jimin🌟

La mano de papi fue a mi rostro y en sus ojos vi ira ante lo cerrado de mi ojo.

🐰 — Lo siento, no te golpeará de nuevo.

🐥 — No fue tu culpa.

🐰 — Tampoco tuya, nada de lo que hagas merece esto.

🐰 — Vamos relájate mientras me encargo de atenderte.

Me quedé dormido en algún punto de la noche, me quedé quieto en la cama ya que el me dio un par de píldoras para el dolor. Al levantarme en la mañana, lo vi bebiendo café y leyendo algo en su portátil.

Mi rostro no estaba demasiado mal o no como pensé que estaría después de los golpes que me dio la bruja de mi madre.

🐰 — ¿Cómo te sientes, cariño?

🐥 — Bien, un poco hambriento.

🐰 — Vas a trasladarte a mi casa, tu madre sabe que lo harás y cuando ella regrese se nos unirá.

🐥 — Dijiste algo de trabajar para ti.

🐰 — Lo hice estas en la universidad.

🐥 — Si, en mi primer semestre de empresariales.

🐰 — Genial, empezarás como mi asistente personal, te irás familiarizando con mi negocios y esto te servirá en la universidad. ¿Qué días asistes?

🐥 — De martes a viernes en las noches.

🐰 — Bien, un chofer te llevará y te esperará a la salida.

🐥 — De acuerdo. Iré a empacar mis cosas.

🐰 — Mis empleadas vendrán, no debes preocuparte por esas cosas cariño.

Lo miraba con atención, pensaba en todas las cosas del día anterior y todas las posiciones en las que estuve con el azotándome.

🐰 — Ven a mi regazo cariño.

🐥 — Si, Papi...

🐰 —Nadie vendrá, ahora siéntate en mi regazo una vez que nos traigan la comida, nadie nos interrumpirá porque pienso alimentarte. No haremos mucho, no mientras tu rostro este así.

El desayuno eran panqueques, algo de fruta y café. Sus empleados nos dejaron a solas y me senté en su regazo. Con sus dedos, tomaba trozos de panqueques y los remojaba en la miel.

Sus ojos estaban clavados en mis labios, en los movimientos que hacía para envolver sus dedos y chupar la miel. Tomé un trozo con mis manos y lo alimenté.

Las cosas se salieron entonces de control, me desnudó, se desnudó y traslado la comida al suelo.

Al inicio no entendí hasta que vi como nos acomodó.

Estábamos sentados frente a frente, yo con las piernas abiertas, mis piernas rodeaban su cintura así que nuestras entrepiernas estaban en contacto.

Sentirlo era increíble y me frotaba con avidez mientras el colocaba miel de los panqueques en mi cuello y me lamia.

En un solo instante sentí como me penetraba y yo montándolo sin para, fue la mejor cabalgata de toda mi vida....