Zorro Negro en el Palacio

Día de Caza, parte 2.

Confundido sobre sus sentimientos, el joven príncipe tocó el frío suelo con sus dedos antes de sentarse en el piso. Este tipo de encuentros lo alteraban a tal punto que comenzaba a sentir miedo de que su padre descubriera éste comportamiento, indigno de un príncipe. Respiró hondo, giró sobre su hombro y a lo lejos pudo visualizar al hijo del señor Soo Won, Jiwon.

Verlo cerca de él, le hizo sentir tanto miedo que comenzó a sentir mucho frío. Un frío infernal, esa sensación que te toca los huesos y, sin poder evitarlo, comenzó a temblar de manera incontrolable.

—Su majestad —susurró Jiwon, acercándose.

Chanwoo no pudo responder, sentía que su voz lo delataría. Se levantó y asintió con la cabeza, escondiendo sus manos por detrás de su espalda y apretó sus dientes, controlando su cuerpo, su expresión y su respiración.

—Su majestad, el rey ha llegado. Su barco fue visto en las costas hace media hora, y la reina salió hace 5 minutos, debería regresar al salón. Se dice que hay novedad sobre las tierras del norte y las del este —siguió su paso hasta encontrarse frente a él y bajó la voz, diciendo—. Mi señor, se dice que quiere invadir las tierras del sur, y proclamarse como el rey de esas tierras.

Chanwoo logró controlar el temblor de su cuerpo, habiendo entendido que su amigo no había visto la escena anterior, y en su lugar, escuchó atento. Reflexionando sobre lo dicho, comenzaba a entender lo que esas palabras significaban.

El reino que su padre había formado estaba conformado por tierras del norte, este y oeste. En el norte, quienes representaban esas tierras (o resguardaban) eran sus hermanos mayores, los mellizos Oh Jin-su y Oh Jin-ah, donde también reside la reina del norte. En las tierras del este, residen, seis hermanos más y la segunda esposa del rey; y por último, las tierras del oeste, donde había nacido Chanwoo, hijo de la tercera esposa del rey.

En el norte, se dedican a la minería, en el este a la industria textil y en el oeste a la agricultura y ganadería. Nada mejor que un rey viejo, astuto y poderoso, ahogado en riquezas, pero nada nunca es suficiente para un hombre ambicioso, si tiene el norte, este y oeste a su merced, tener el sur sería pan comido, pero esto no es todo. Si su objetivo era obtener el sur, Chanwoo sería proclamado el señor del oeste, pensamiento que comenzó a rondar por su mente.

—Jiwon —dijo en voz casi inaudible—. ¿Quién te dijo esas cosas?

—Mi señor, recuerde que mi padre es íntimo amigo de la reina.

El príncipe permaneció de pie, imaginando su posible futuro y esbozó una sonrisa, entusiasmado. Miró a los ojos de Jiwon y le dio un golpecito en el pecho.

—Vamos, vamos. Seguro mi padre querrá vernos para darnos las noticias.

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El rey era un hombre alto y fornido, contrario a él, Chanwoo era más esbelto. Es un rey viejo, pero no aparenta tener más de 50 años, a pesar de tener 60. Se ejercita diariamente por lo que tiene buena complexión física, además de que caza y entrena el arte de la esgrima frecuentemente. A simple vista, da miedo. Se caracteriza por tener un parche en el ojo derecho y le faltan tres dedos en su mano derecha, por lo que toma sus armas con el brazo izquierdo.

Es conocido por ser aquel rey que asiste a todas las batallas, a un lado de sus hombres, y porque en cada una de estas sale victorioso. Podría decirse que es una leyenda y es temido por muchas otras tierras.

—Padre —pronunció Chanwoo al entrar al gran comedor.

Al verlo, Chanwoo hizo una reverencia, esperando su respuesta. A lo que el rey solamente suspiró.