One Piece: La criatura más fuerte

150- Combinación invencible

—No te mataré.

Ante las dudas de Kaido, la respuesta de Kahn fue inesperada.

Después de que Kahn le quitó los grilletes a Kaido, arrojó la llave a un lado, miró a Kaido, que se alzaba sobre él incluso mientras estaba sentado y sonrió sinceramente: —Que alguien como tú muera aquí... qué desperdicio. Eres libre, Kaido.

—Chico, ¿me tienes lástima? —preguntó Kaido, frunciendo el ceño.

—No, no tienes lástima —respondió Kahn, sacudiendo la cabeza. Se cruzó de brazos y continuó— Solo creo que este mar sería mucho menos emocionante sin ti.

—¿En serio?

Kaido, usando su Haki de Observación para medir las emociones de Kahn, abrió los ojos con incredulidad. Claramente, nunca antes se había encontrado con un enemigo así.

Como un verdadero pirata, Kaido solo tenía dos formas de lidiar con un enemigo derrotado.

La primera era el reclutamiento. Si el oponente aceptaba convertirse en su subordinado, no importaba si era sincero o no. Kaido creía que si podía vencerlo una vez, podría vencerlo de nuevo. En ese caso, le perdonaría la vida.

El segundo era el castigo. Si se negaban a someterse, Kaido lo encarcelaría, dándole tiempo para reconsiderar. Si seguía negándose, lo mataría.

El tercero era raro: escapar, como lo hizo Gekko Moria.

Pero aquí estaba Kahn, alguien que había derrotado a Kaido y, sin embargo, lo había dejado ir.Lo que sorprendió aún más a Kaido fue que la sinceridad de Kahn era obvia: no había engaño en sus palabras.

¿Qué tipo de audacia era esta?

¿No tenía Kahn miedo de que Kaido escapara, volviera más fuerte, buscara venganza o atacara a sus aliados?

Como si percibiera los pensamientos de Kaido, Kahn sonrió y dijo: "Estoy esperando tu desafío y tu venganza, Kaido"

—En este mundo, no hay muchos que puedan estar en igualdad de condiciones con nosotros. Espero que te vuelvas más fuerte, tan fuerte que no pueda comer ni dormir en paz.

—¡Wororororororo!

Al escuchar las palabras de Kahn, Kaido dejó escapar su infame risa maníaca. —Ya veo. ¿Quieres que sea tu motivación para volverte más fuerte?

—Exactamente.

Kahn miró a Kaido a los ojos, con una sonrisa salvaje en su rostro, y dijo con valentía: —Espero que tú, un perro callejero, hagas que mis futuras batallas sean menos aburridas.

—Oye... ¡cómo te atreves a decir eso!