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Las carcajadas de Oliver se escuchaban por toda la proa del yate, el monegasco se reía al ser perseguido por Leclerc con una pistola de agua en sus manos, justo a como lo eran de niños. La pelinegra se reía al verlos jugar, muchos recuerdos llegaron a ella, sobre todo cuando ambas familias salían de yate para disfrutar.
Ellos tres eran unos niños.
Leclerc se detuvo y llevó su mano a su pecho al respirar agitado mientras que su amigo solo se tiró al mar con un inflable, la monegasca se acomodó en el sillón y se quitó sus lentes de sol para ponerlos en su cabeza y agarrar el plato de frutas.
—Parecen niños.
—Creo que nuestro espiritu de niño todavía sigue ahí, cuando estoy de vacaciones siempre vengo de yate con mi familia, incluyendo a Oliver — se sentó a su lado —¿Qué tal te está pareciendo Mónaco?, es lindo ¿cierto?
Miró a su alrededor y asintió.
—Este lugar es maravilloso, es mi hogar aunque me haya ido de aquí — lo observó —Muchas veces quise regresar pero tantas cosas me lo impedían, sobre todo los recuerdos de mi madre, amaba el mar y estas salidas en familia.
Charles sonrió con nostalgia y lentamente agarró su mano un poco nervioso.
—Puedes crear nuevos recuerdos, recuerdos en donde entren personas que harán todo con tal de hacerte feliz — se miraron —Hay muchas personas que te quieren, sobre todo Oliver que está muy feliz de que estés aquí, lo veo diferente.
—A mi también me hace muy feliz estar aquí, creo que era lo que necesitaba y olvidarme un poco de mi caótica vida en Italia.
El monegasco acarició sus dedos y Liv al ver su mano la quitó rápidamente.
—Perdón, yo...
—No, no hay problema — lo interrumpió y cambió la conversación —¿Cómo te va en las carreras?
—Fue una temporada muy dura pero espero que esta sea diferente, Red Bull va como todo y Mercedes se está levantando mucho más — le contó y se recargó del sillón —Muchos dicen que ser piloto es fácil pero es un poco cansado andar de lugar a lugar y con la presión del equipo.
Liv lo escuchaba atentamente.
—Nada es fácil Charles, yo en ocasiones quería hacerme en pedazos para atender la empresa, mi papá en el despacho y bueno, Oliver aquí — se acomodó de lado para mirarlo mejor —Pero todos tenemos recompensas, estoy segura que muy pronto serás el campeón del mundo y lo tendrás muy merecido.
—Gracias Liv, lo que dices significa mucho.
Ella fue quien agarró su mano y la apretó levemente.
—¿Y todo bien en el trabajo en Italia?
—Algo agotador — hizo una mueca —Necesitaba un respiro.
Su celular sonó y ambos miraron hacia abajo, era Pablo quien estaba llamando, la pelinegra se puso nerviosa y solo apagó el celular.