Capítulo 18.

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Pisó aquel suelo asiático. Se estaría quedando en un departamento que había sido de su padre. De su padre. ¡Joder! Sería muy extraño. Estaba tan cansado que lo único que deseaba era darse una ducha y dormir hasta el día siguiente. Hacía bastante frío. Estaban a principio de Diciembre. Por suerte sus padres lo habían mandado a hacer esto, ya que se acercaba Navidad y ___ los visitaría en seoul. Quizás por eso lo habían hecho.


Pero lo que le dolía era que su padre parecía verlo con odio ciertas veces. ¿Por qué? no lo entendía. Pareciera como si hubiese sido un error en su vida. En cambio ___ no. Tal vez solo eran imaginaciones suyas, pero el hecho de pensar en esas posibilidades lo cabreaba, siempre había querido llamar la atención de sus padres de pequeño. Solo su madre había estado con él siempre.


Se dio una ducha luego de ver aquel departamento. Se notaba era de su padre. Frío como él. Tan neutro que hasta asustaba. Él lo cambiaría estando ahí. Por lo menos colocaría fotos de su hermana. ¿Fotos de su hermana? Pero qué demonios, estas aquí para olvidarla, se dijo. Suspiro. Lo dejaría tal cual.


Al salir de la ducha se coloco unos shorts y una remera. Hacía bastante frío por lo que coloco el calefactor. Se metió dentro de las sabanas tratando de conciliar el sueño, por suerte lo logro.

***


____ se encontraba haciendo un trabajo para la universidad, era el último. Ya pronto iría a Seoul y vería a su hermano. De nuevo.


Se habían prometido mantenerse alejados. Ni siquiera había pasado una semana de que el haya vuelto a Seoul y ella ya lo extrañaba. Lo amaba demasiado. Había luchado con el alma no llamarlo varias veces. Por lo que había decidido ni siquiera llamar a sus padres.


___ volvería a casa para Navidad como lo había prometido. Sabía que encontraría a Jongin, pero eso era inevitable. Solo esperaba no caer ante la tentación. Pero ella sabía que quizás no aguantaría por mucho tiempo, ni siquiera Jongin. Deseaba tanto estar de nuevo entre sus brazos con sus besos y caricias. Con él.

***


Jongin entró a aquel edificio al cual le había mandado su padre. Se notaba que era muy antiguo. Luego de preguntar por el gerente de la empresa, la secretaria muy amablemente lo acompaño hasta aquella oficina.


El día anterior había soñado que le hacía el amor a su hermana. De nuevo. Como antes. Odiaba aquella sensación amarga que tenía al despertar y saber que aquello no era cierto. Que nada más había sido un dulce sueño. "Dulce" se repitió mentalmente, había sido más erótico que dulce. Se estremeció de tan solo recordarlo. ¡Joder! Solo esperaba no entrar con una erección en aquella oficina. Hizo una mueca.


Al entrar se llevo la más grande sorpresa de todas. No era un él Gerente, era la Gerente. ¡Demonios! Esta lo miro de pies a cabeza y le sonrió pícaramente. No parecía muy vieja, pero debía de ir por los treinta años. Admitía que era muy atractiva pero no, nadie era igual que ___.


-Hola señor kim –se levanto aquella pelirroja con aquel acento tan atractivo que podría hechizar a cualquier hombre. Menos a él.


-Por favor solo llámeme Jongin –se presento él- Mi padre me mando a representarlo –ella le sonrió coqueta. ¡Joder! Se notaba a kilómetros que quería follar con él. Trago gordo.


-Ohh, Jongin . Entonces solo llámame Allison –el asintió.


-Ok, Allison. ¿Cuánto empezaremos? –ella sonrió de nuevo.


-Para que tomarlo con prisa –a él estaba empezando a incomodarle aquella actitud- mejor vamos a almorzar y mañana comenzamos –él solo asintió. Ya que debía de dar una buena impresión y no defraudar a su padre. Debían de culminar aquel trato que según Jeremy tenían desde hace varios años atrás.


No lo había pasado tan mal, aunque si estaba incomodo con las insinuaciones que le hacía aquella pelirroja. En otro momento quizás la había usado para un buen polvo. Pero ahora no le apetecía el sexo insulso y sin amor. Quería hacer el amor con la mujer de su vida. No quería solo follar. Por suerte Allison había cesado al transcurrir unos minutos aquella manía suya de mirarlo como si fuese una hamburguesa. ¡Joder!  Y pensar que antes miraba de aquella manera a su hermana. Bueno, ese antes no era muy lejano. Aun la deseaba con cada fibra de su ser.


Al llegar a su departamento se tiro a pensar en todo. En su vida. En el amor. En sus padres. Porque no podría enamorarse de alguien que sea como Allison quizás, que no sea imposible. ¿Por qué tuvo que enamorarse de su hermana?  Pero todo pasa por algo. Quizás el estar en china significaba algo ¿No?

***


Aquel día era noche buena. Allison lo había invitado a pasar en su departamento, se había resistido infinidades de veces. Pero después de todo había aceptado ya que no tenía nada más que hacer. Se había enterado que ___ estaba en Seoul. Ryan le había dicho tras haberlo llamado el día anterior. Al parecer sus padres no le habían comentado de su viaje a china desde que ella había pisado Seúl y no lo había visto.


Deseaba con el alma estar junto a ella, pero era mejor mantenerse alejados. El había prometido eso, y eso era lo que haría. Desde ahora cumpliría sus promesas. A quien engañaba, no quería cumplirlas, no deseaba aquello. Ni siquiera sabía si podría. Pero al menos lo intentaría.


Jongin llego al departamento de Allison tras haber pensado mil veces en ir o no. Sabía que era un error el estar en aquel lugar. Pero qué más daba, ya estaba ahí. Ya era demasiado tarde para retractarse. Toco el timbre y tras escuchar unos tacones la puerta se abrió dando lugar a una Allison más despampanante que nunca. ¡Joder! El sabía lo que ella pretendía.


-Hola guapo –dijo ella acercándose a él. Le dio un beso en la comisura de los labios. Se estremeció de nerviosismo. Ella tomo aquello de buena manera, pero el solo quería desaparecer de aquel lugar.


-Hola Allison –respondió tímido.


La pelirroja le sirvió una copa de vino mientras se sentaban a hablar de muchas cosas, entre ellas la empresa de su padre. Al parecer estaba muy interesada en aceptar por fin aquello. Hasta le mostró los papeles que indicaban que solo tenía que firmarlos para que eso sea realidad. El estaba feliz ya que aquello acortaría su viaje, y ya no tendría que aguantar las insinuaciones de aquella mujer. Esbozo una gran sonrisa, pero la firma de aquellos papeles traía consigo una condición. Nunca se pudo haber imaginado que aquello sería la condición. Trago gordo. ¡Mierda!

• El poder del Amor ||Jongin||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora