Siento que he despertado luego de un largo sueño porque aún sigo confundida y atontada. Lo más extraño no es la blanca habitación completamente cerrada delante de mí, lo más raro es que no recuerdo absolutamente nada sobre mi. No recuerdo, quien soy , como me llamo y lo más importante ¿que hago aquí?
Me levanto lentamente para inspeccionar la habitación, aunque no tardo mucho en darme cuenta que todo es completamente blanco, no hay muebles ni posibles salidas. Resignada me vuelvo a tumbar en el suelo y me fuerzo a recordar algo que me de al menos una pista sobre que hacer.
Por más que lo intento no logró pensar en nada del pasado, solo viene a mí el rostro de una bella chica jóven, rubia y de ojos café. Pienso por un momento que esa chica podría ser yo, por lo que estudio mi cara con mis dedos y miro mi cabello. Efectivamente debo ser esa chica, aunque aún no hay nada que lo pruebe pero mis rasgos palpables coinciden con los de la chica.
Me comienza a doler de forma insoportable la cabeza, llevo mis manos a mis sienes y los masajeo buscando alivio a ese horrible dolor. El dolor parece ser porque me estoy forzando a recuperar mis recuerdos y al fin lo logro, en mí mente se dibuja un pequeño recuerdo.
- Paloma cariño, llegarás tarde a tu primer día de secundaria - me dice una mujer rubia , de ojos café con rasgos similares a los míos pero más envejecidos-
- Ya voy mamá - dice emocionada una pequeña niña rubia de cabello alborotado, esa debe ser yo hace unos años -
El recuerdo se desvanece y una tristeza inmensa arrasa con mi alma, no entiendo porque si la chica del recuerdo se veía muy feliz y entusiasmada. Pude observar solo la cama de la habitación y era muy colorida, con pegatinas colocadas despreocupadamente en la madera. Ver ese momento de mi vida me hizo sentir paz, nada que ver con la angustia que siento luego de evocar ese recuerdo.
Pronto otro momento de mí vida pasa delante de mis ojos.
El día estaba algo nublado, aún no llovía pero mis mejillas ya estaban empapadas. Lo entendí todo cuando miré al frente, ahí en medio de todas esas personas desconocidas para mí , había un ataúd cerrado listo para ser enterrado. La lápida decía " Layla Díaz Delgado" reconocí ese nombre al instante, era el nombre de mí madre. Vi como una niña rubia era detenida por su padre , ya que esta quería correr hacia su madre, esa niña era yo y aunque era más jóven que ahora se veía unos más grande que en el último recuerdo.
Ella lloraba desconsoladamente y yo solo podía observar a lo lejos la triste escena, como un fantasma irrumpiendo en el lugar. Todos comenzaron a irse, pero Paloma o bueno yo, seguía ahí , ya no en los brazos de su padre sino en la tierra húmeda donde fue enterrado el cuerpo de su madre. Su padre al ver que la lluvia se hacía cada vez más fuerte no tuvo más opción que llevarla en brazos hasta el auto.
Luego de revivir ese triste recuerdo siento mis mejillas húmedas, paso mis dedos por estas y sé que estoy llorando. Ahora sé que me llamo Paloma, soy joven, mi madre murió y mi padre - debe - está bien. Aún estoy confusa y recordar solo hizo que una intranquilidad se apoderara de mí. Mis manos temblaban y no podía detener mi llanto, pronto en la habitación se podía escuchar unos sollozos ahogados provenientes de mí.
La tristeza de haber perdido a mí madre - aunque no se nada de ella - y el estar tan confundida me marean. Siento náuseas repentinas, pero estas pasan cuando una nueva imagen se abre en mí mente en blanco.
- Hola cariño ¿ Cómo está mi pequeña niña? - dice un hombre rubio de unos cuarenta años, debe ser mi padre-
- Ya no soy una niña pequeña papá - dice la chica frustrada -
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Relatos
RandomRelatos e historias cortas de todo tipo. Mi rara imaginación crea diversos escenarios que me he dedicado a escribir como historias cortas. Espero sean de su agrado