Historia de lluvia y amanecer

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—No sé que haces aquí — le digo, no molesta sino resignada —

— Tú qué haces aquí — lo miro mal porque estamos en frente de mi casa y su pregunta suena algo estúpida — me refiero a que es muy tarde y tú estás aquí en la cera. Tus padres dónde creen que estás — pregunta molesto —

— En casa de una amiga — digo sintiéndome estúpida y él ríe —

— Desde cuando tienes amigas querida lluvia — me llama por mi apodo —

— Muy gracioso amanecer — también utilizo su apodo — has venido solo a reírte de mi o quieres algo más.

— He venido a verte lluvia, ¿no puedo hacerlo o está prohibido?.

— Creo que la última vez que hablamos te dejé claro que no quería volverte a ver, nunca podré darte lo que tú necesitas — digo harta de él —

Temo que logre convencerme de adentrarnos en esta locura que sé que saldrá muy mal.

— Yo te dije que nunca podría olvidarte y tampoco quiero, te necesito y tú también a mí — dice rogando en cuclillas delante de mí —

— Es raro que un amanecer necesite a la lluvia — digo cediendo un poco —

—Recuerdas lo que te dije el día que nos conocimos.

Cómo podría olvidarlo, ese día estaba muy triste y conocerlo me cambio mucho para bien. Él era lo que siempre había buscado pero lamentablemente yo no soy lo que él necesita a su lado.

— « Tú eres como la lluvia, fría y triste pero muy amada por algunos; yo soy más como un amanecer, que representa el inicio del día, siempre alegre e incierto, pero también es la promesa de que cosas mejores vendrán. ¿Que pasaría si ellos dos se juntan? » — recito de memoria, es algo que no he podido olvidar —

— ¿Ya tienes una respuesta para esa pregunta? — dice él algo triste al ver a mi semblante decaído —

— Si , saldría muy mal. Ambos somos muy diferentes y temo que mi amargura acabará algún día con esa hermosa sonrisa que tienes — digo y él sonríe —

— Quiero tomar ese riesgo porque estoy seguro que si eso llegara a pasar es porque pude devolverte la tuya . Yo podría hacerte feliz y ayudar a alivianar tus pesadas cargas. ¿Entonces, lo intentamos? — yo sonrio y él lo toma como un si —

— ¿Por qué lluvia? — digo mientras él se sienta a mi lado y me abraza —

Ya me lo ha contado millones de veces pero nunca me canso de escucharlo, él es lo único que me ha dado calma en mucho tiempo.

— Ese día que te vi en el parque te veías muy distante y estabas notoriamente triste a punto de echar a llorar. Noté que no estabas muy bien y decidí acercarme, y hoy no me arrepiento porque es la mejor decisión que pude haber tomado en mi vida. — dice con una gran sonrisa —

« Perspectiva de él »

... Recuerdo de ese día ....

Estaba muy feliz porque había obtenido una muy buena calificación en unos de mis últimos exámenes y fui a sentarme en el parque por un poco de tranquilidad. Decidí sentarme en un banco algo apartado pero en frente de una chica muy bonita, no podía parar de mirarla, pero mientras más la miraba más notaba la tristeza en su mirada. Se veía perdida y desolada; como la lluvia, muy hermosa pero sola y melancólica, y para su suerte yo amo la lluvia. Me da serenidad, justo como la que siento ahora al mirarla.

Solo quiero acercarme y convertirme en su compañía al menos por hoy, me decido y un arranque de valentía viene a mi súbitamente. Me dirijo hacia ella, me planto delante y mira hacia arriba tímidamente. Se seca las lágrimas disimuladamente y me sonríe.

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